Llegado el momento de la verdad cabe preguntarse ¿Qué será de Catalunya? Como he oído por ahí, no existe la independencia 'low cost'. Siempre tiene costes. Y muchos si se opta por la ruptura unilateral. Las cosas son así en la economía de mercado. A no ser que se aspire a otros modelos económicos y no se nos haya dicho ¿Acaso no lo sabían los promotores de la secesión a todo gas, como el 'president' Carles Puigdemont?
O el 'vicepresident' y 'conseller' de Economia, Oriol Junqueras, que pareció algo desorientado ante las primeras fugas de domicilios sociales... ¿Saldo? De una comunidad que tuvo 10 cajas y al menos un gran banco a cero. Y de siete compañías del Ibex, a solo una: Grífols que, en realidad ya tiene buena parte de su domicilio real en Irlanda y que además podría acabar emulando a las demás que lo han hecho.
Las grandes compañías que cotizan en la bolsa no están para inestabilidades e incertidumbres. De lo contrario lo pagan con caídas de su valor ya que los inversores internacionales les dan la espalda (el dinero es miedoso).
Y las que no fluctúan en el 'parquet' `pueden ser pasto de boicots y venganzas de clientes del resto de España. Es lo que tiene fomentar rupturas unilaterales: crecen las antipatías. Es injusto, pero así funcionan las cosas. Al igual que cuando un Gobierno opta por facilitar que las empresas puedan cambiar de domicilio social como de camiseta. Es lo que tiene echar pulsos al Estado en un país en el que la línea entre lo público y lo privado muchas veces es muy fina.
Aunque es cierto que en muchos de estos movimientos de empresas hay una componente de presión política, en otros tiene su lógica. Por ejemplo, en los bancos, como CaixaBank o el Banc Sabadell, que no pueden permitirse seguir mucho tiempo en un territorio que corre el riesgo (real o ficticio) de quedar fuera de la zona euro y del manto protector del Banco Central Europeo (BCE), aunque fuese por unas horas o días.
En todo caso, las compañías requieren estabilidad y seguridad jurídica y, en el escenario actual, aunque todavía no se ha consumado una posible declaración unilateral de independencia (DUI), prima la incertidumbre. También es lo que tiene que el poder económico se concentre en pocas manos. Un claro ejemplo es el toque a arrebato de todo el 'universo La Caixa', que afecta desde su fundación y obra social a su sociedad de participadas (Criteria), sus participadas directa o indirectamente con domicilio social en Catalunya (Gas Natural, Abertis, Cellnex, VidaCaixa ...
Lo cierto es que los promotores de pisar el acelerador de la secesión en ningún caso advirtieron a sus seguidores de que una actuación de este tipo conlleva sacrificios y penurias. Cierto es que hay mucho de sentimiento y de emotividad en el movimiento independentista, como lo hay también entre quienes quieren que no haya ruptura, pero hay que ser pragmático.
El paraíso republicano que se promete por parte de los soberanistas puede que lo sea algún día, en el futuro; pero desde luego no a corto plazo con una DUI. Y eso deben asumirlo quienes apuestan por la secesión a las bravas y deberían explicarlo a que quienes les apoyan para que sepan a qué atenerse.
Como dijo el periodista Iñaki Gabilondo: "¡Qué barato nos parece ahora un referéndum pactado"! No es solo un mensaje para Puigdemont, que lo es; sino para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Cordura, sentido común y diálogo en busca de soluciones. La ruptura tajante no traerá más que penurias. Si no, al tiempo.
Por el margen
Blog dedicado al mundo de la economía y de la empresa
lunes, 9 de octubre de 2017
Tocata y fuga ¿Qué será de Catalunya?
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viernes, 23 de junio de 2017
Hacer el ridículo
Dice el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que si el Congreso no ratifica el acuerdo de la Unión Europea (UE) con Canadá, el CETA, España hará el ridículo.
Curioso. Parece ser que solo se hace el ridículo a veces, cuando el responsable es el PSOE, Podemos o los demás que no hacen lo que defiende uno mismo; no cuando es el Gobierno el máximo responsable del desaguisado.
Sin entrar en el caso Gürtel, que llevará al presidente del Gobierno ante los jueces (algo inaudito) o los distintos temas de corrupción que afectan de lleno al PP , me basta y me sobra con el varapalo del Tribunal Constitucional a la amnistía fiscal.
Con ese fallo, los magistrados aprovecharon para propinar un mazazo a la medida en sí, pero sobretodo dinamitaron la anterior legislatura de los populares, basada en los decretos ley y las medidas de urgencia pasando por encima del Congreso de los Diputados.
Hasta el 'Financial Times', el gran referente de los mercados, criticó en su día estas prácticas del PP. Por tanto, es verdad, que la anterior legislatura, en la que se pusieron en marcha cuestiones nada menores como la reforma laboral, fuera prácticamente inconstitucional no es hacer el ridículo.
Tampoco lo es ser el líder en el Ciadi, el organismo de arbitraje del Banco Mundial, en demandas por el recorte a las energías renovables. O que desde Europa nos den un tirón de orejas por regular más en favor de los bancos que de los ciudadanos. O ayudar a la banca y luego dar por perdidos más de 60.000 millones de euros. Todo esto, claro, no es hacer el ridículo.
Curioso. Parece ser que solo se hace el ridículo a veces, cuando el responsable es el PSOE, Podemos o los demás que no hacen lo que defiende uno mismo; no cuando es el Gobierno el máximo responsable del desaguisado.
Sin entrar en el caso Gürtel, que llevará al presidente del Gobierno ante los jueces (algo inaudito) o los distintos temas de corrupción que afectan de lleno al PP , me basta y me sobra con el varapalo del Tribunal Constitucional a la amnistía fiscal.
Con ese fallo, los magistrados aprovecharon para propinar un mazazo a la medida en sí, pero sobretodo dinamitaron la anterior legislatura de los populares, basada en los decretos ley y las medidas de urgencia pasando por encima del Congreso de los Diputados.
Hasta el 'Financial Times', el gran referente de los mercados, criticó en su día estas prácticas del PP. Por tanto, es verdad, que la anterior legislatura, en la que se pusieron en marcha cuestiones nada menores como la reforma laboral, fuera prácticamente inconstitucional no es hacer el ridículo.
Tampoco lo es ser el líder en el Ciadi, el organismo de arbitraje del Banco Mundial, en demandas por el recorte a las energías renovables. O que desde Europa nos den un tirón de orejas por regular más en favor de los bancos que de los ciudadanos. O ayudar a la banca y luego dar por perdidos más de 60.000 millones de euros. Todo esto, claro, no es hacer el ridículo.
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miércoles, 19 de octubre de 2016
Pensiones en el país de los salarios menguantes
¿Será verdad que, de una vez por todas, el Congreso cogerá el toro por los cuernos en materia de pensiones?
¿Nadie se esperaba que la caja de la Seguridad Social registraría el mayor déficit de la historia con un mercado laboral en el que el salario medio de los nuevos contratos es inferior a la pensión media?
La tan cacareada reforma laboral es posible que haya contribuido a generar nuevos empleos. Pero, en general, con salarios bajos, que elevan incluso al mileurista a la categoría de privilegiado, y con elevada precariedad.
Eso, además de nimias perspectivas de futuro y de proyecto de vida, supone a su vez menores cotizaciones sociales y, por tanto, infrafinanciación de la Seguridad Social. Un gran cocktail para solventar los problemas financieras que acucian al sistema.
El otro día me contaban el caso de un joven recién licenciado que ha conseguido un trabajo en una consultora: 12 horas al día y un salario de 500 euros mensuales. No sé si netos o brutos. Tanto da. Otro caso que me contaban es el de una joven que por un mínimo de ocho horas diarias gana 300 euros al mes. Tienen empleo, sí, pero ¿y futuro? He ahí uno de las variables que hace que se esté desangrando la Seguridad Social.
Dado que la pensión media supera los 1.000 euros mensuales (he dicho media, no la más común), para pagar una prestación se requieren entre tres y cuatro nuevos empleos. Casi nada.
Es verdad que existe también un problema demográfico, pero, con la reforma de mercado de trabajo no se palió esta tendencia sino que se aceleraron sus efectos nocivos. Y ahora, con la hucha de las pensiones con efectivo para un máximo de un año, no quedará otra que tomar medidas: o recortar gastos o aumentar impuestos.
Eso dependerá de las fuerzas políticas que impongan sus tesis. Eso si es que alguna se atreve a afrontar el problema. Y dado que existen dudas de que alguna tome medidas racionales y sostenibles por temor a un castigo electoral, lo mejor sería un pacto. Ya veremos.
¿Nadie se esperaba que la caja de la Seguridad Social registraría el mayor déficit de la historia con un mercado laboral en el que el salario medio de los nuevos contratos es inferior a la pensión media?
La tan cacareada reforma laboral es posible que haya contribuido a generar nuevos empleos. Pero, en general, con salarios bajos, que elevan incluso al mileurista a la categoría de privilegiado, y con elevada precariedad.
Eso, además de nimias perspectivas de futuro y de proyecto de vida, supone a su vez menores cotizaciones sociales y, por tanto, infrafinanciación de la Seguridad Social. Un gran cocktail para solventar los problemas financieras que acucian al sistema.
El otro día me contaban el caso de un joven recién licenciado que ha conseguido un trabajo en una consultora: 12 horas al día y un salario de 500 euros mensuales. No sé si netos o brutos. Tanto da. Otro caso que me contaban es el de una joven que por un mínimo de ocho horas diarias gana 300 euros al mes. Tienen empleo, sí, pero ¿y futuro? He ahí uno de las variables que hace que se esté desangrando la Seguridad Social.
Dado que la pensión media supera los 1.000 euros mensuales (he dicho media, no la más común), para pagar una prestación se requieren entre tres y cuatro nuevos empleos. Casi nada.
Es verdad que existe también un problema demográfico, pero, con la reforma de mercado de trabajo no se palió esta tendencia sino que se aceleraron sus efectos nocivos. Y ahora, con la hucha de las pensiones con efectivo para un máximo de un año, no quedará otra que tomar medidas: o recortar gastos o aumentar impuestos.
Eso dependerá de las fuerzas políticas que impongan sus tesis. Eso si es que alguna se atreve a afrontar el problema. Y dado que existen dudas de que alguna tome medidas racionales y sostenibles por temor a un castigo electoral, lo mejor sería un pacto. Ya veremos.
martes, 24 de mayo de 2016
Supuestos y presupuestos
Los presupuestos, como el nombre indica, son eso: Unas cantidades que se prevén y que no suelen cumplirse. Los gastos suelen superar en mucho lo que se estimò y los ingresos acostumbran a quedarse cortos ¿Resultado? Déficit y deuda.
Y no lo digo por la Generalitat, que ha presentado este martes los suyos para lo que resta de ejercicio y cuyos ingresos están sujetos en gran medida a la discrecionalidad de los cálculos del Estado al determinar las cantidades que anticipará por los impuestos compartidos, como el IRPF o el IVA; si no como apreciación genérica.
Un ejemplo son las cuentas que dejó aprobadas el PP antes de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre. Nadie se las creía. Ni siquiera el propio Gobierno, pero las esgrimió como herramienta de estabilidad, seriedad y credibilidad. Nada más lejos de la realidad, como ya adelantó Bruselas y luego confirmaron los hechos. Los ajustes necesarios ya los llevará a cabo a quien le corresponda formar gabinete tras los comicios del 26 de junio, con cuatro años de legislatura por delante, al menos en teoría. Una forma de actuar muy habitual: patada hacia delante y ya veremos.
Y lo digo porque todo el mundo sabe que los presupuestos son cada vez más fieles a su propio nombre y se alejan, por tanto, a pasos agigantados de la seriedad. Una forma de que las autonomías puedan presentar unas cuentas más creíbles sería reformar el sistema de financiación, caducado desde hace dos años. Pero el Gobierno central ha preferido no abrir ese frente y seguir con una fórmula que todo el mundo sabe que no funciona.
En este contexto o bien se opta por decir que no hay quien cuadre los números, incluir ingresos que no se cree ni quien los redacta o elaborar un proyecto que, al menos sobre el papel, cumpla con los criterios establecidos, por ejemplo un déficit del 0,7% del PIB por parte de las autonomías. Es lo que ha hecho el equipo de Oriol Junqueras, el vicepresidente y 'conseller' de Economia de la Generalitat. Y eso en un contexto de crecimiento, pero con desaceleración con respecto al año pasado y complaciendo además a la CUP, que se autodefine como fuerza radical, de izquierdas y antisistema. Lo dicho, un presupuesto.
Y no lo digo por la Generalitat, que ha presentado este martes los suyos para lo que resta de ejercicio y cuyos ingresos están sujetos en gran medida a la discrecionalidad de los cálculos del Estado al determinar las cantidades que anticipará por los impuestos compartidos, como el IRPF o el IVA; si no como apreciación genérica.
Un ejemplo son las cuentas que dejó aprobadas el PP antes de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre. Nadie se las creía. Ni siquiera el propio Gobierno, pero las esgrimió como herramienta de estabilidad, seriedad y credibilidad. Nada más lejos de la realidad, como ya adelantó Bruselas y luego confirmaron los hechos. Los ajustes necesarios ya los llevará a cabo a quien le corresponda formar gabinete tras los comicios del 26 de junio, con cuatro años de legislatura por delante, al menos en teoría. Una forma de actuar muy habitual: patada hacia delante y ya veremos.
Y lo digo porque todo el mundo sabe que los presupuestos son cada vez más fieles a su propio nombre y se alejan, por tanto, a pasos agigantados de la seriedad. Una forma de que las autonomías puedan presentar unas cuentas más creíbles sería reformar el sistema de financiación, caducado desde hace dos años. Pero el Gobierno central ha preferido no abrir ese frente y seguir con una fórmula que todo el mundo sabe que no funciona.
En este contexto o bien se opta por decir que no hay quien cuadre los números, incluir ingresos que no se cree ni quien los redacta o elaborar un proyecto que, al menos sobre el papel, cumpla con los criterios establecidos, por ejemplo un déficit del 0,7% del PIB por parte de las autonomías. Es lo que ha hecho el equipo de Oriol Junqueras, el vicepresidente y 'conseller' de Economia de la Generalitat. Y eso en un contexto de crecimiento, pero con desaceleración con respecto al año pasado y complaciendo además a la CUP, que se autodefine como fuerza radical, de izquierdas y antisistema. Lo dicho, un presupuesto.
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domingo, 3 de abril de 2016
El déficit y la teoría del convento
Pues resulta que quienes se decían los mayores cumplidores del déficit, el PP, son alumnos poco aplicados o, como mínimo, poco rigurosos. En el 2015, las cuentas públicas registraron un desvío de unos 10.000 millones de euros, el peor desfase de toda la legislatura.
Es una cantidad gigantesca. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo achaca a las autonomías, pero sabe bien que estas era casi imposible que pudieran cumplirlo.
La Administración Central se reservó alrededor del 70% del margen de déficit, como ha hecho en ejercicios anteriores; y dejó a las autonomías, que dedican la mayor parte de sus recursos a la sanidad, educación y gastos sociales; así como a la Seguridad Social y a los ayuntamientos sin apenas capacidad de maniobra.
Así, el Estado, con este sistema, un modelo de financiación autonómica que requiere revisión y que debería haberse reformado en el 2014 e hinchando las previsiones de ingresos a conveniencia, como hizo por ejemplo con las cotizaciones sociales, se garantizaba una buena nota. Y a la vez podía culpar a terceros de los desvíos en las cuentas públicas. "Han sido las autonomías, profesor", podía decir a Bruselas. Aunque sea cierto que las comunidades no pueden considerarse tampoco un modelo de buena gestión, ya conocen el viejo refrán: quién parte y reparte, se lleva la mejor parte.
Pero existe otro elemento destacable: la reducción del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Todo el mundo, incluidas las autoridades de Bruselas, afirmaron que la medida, de carácter meramente electoralista, iba a suponer un desvío con respecto al déficit comprometido y significaba una falta de rigor y disciplina que contrastaba con el discurso oficial y público del Gobierno.
El Ejecutivo del PP lo negó e insistió en que la rebaja, que incluso aceleró con respecto al calendario que había previsto por la proximidad de las elecciones generales, y afirmó que, apenas se notaría porque todo ello estimulaba el crecimiento y la recaudación. Pues bien, se ha notado. Y mucho. Por más que Montoro y el Ejecutivo en funciones lo niegue y se esfuerce en culpar a terceros.
Viendo cómo ha acabado la cosa y que realmente estábamos ante la crónica de una muerte anunciada solo se me ocurren dos cosas que justifiquen la manera de proceder del Ejecutivo: o bien el PP estaba seguro de que iba a ganar las elecciones o de que la rebaja fiscal le iba a permitir ganarlas y, por tanto, dejar posibles ajustes para una nueva legislatura con tres o cuatro años por delante; o bien le importaba poco dejar unas cuentas absolutamente descuadradas y necesitadas de nuevos recortes o subidas de impuestos ante la posibilidad de perder los comicios. En resumen y ya que echamos mano de los refranes, el Gobierno aplicó el viejo lema: "para lo que me queda en el convento....". Malo lo uno, peor lo otro e incalificable si en realidad era una combinación de ambas estrategias.
Es una cantidad gigantesca. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo achaca a las autonomías, pero sabe bien que estas era casi imposible que pudieran cumplirlo.
La Administración Central se reservó alrededor del 70% del margen de déficit, como ha hecho en ejercicios anteriores; y dejó a las autonomías, que dedican la mayor parte de sus recursos a la sanidad, educación y gastos sociales; así como a la Seguridad Social y a los ayuntamientos sin apenas capacidad de maniobra.
Así, el Estado, con este sistema, un modelo de financiación autonómica que requiere revisión y que debería haberse reformado en el 2014 e hinchando las previsiones de ingresos a conveniencia, como hizo por ejemplo con las cotizaciones sociales, se garantizaba una buena nota. Y a la vez podía culpar a terceros de los desvíos en las cuentas públicas. "Han sido las autonomías, profesor", podía decir a Bruselas. Aunque sea cierto que las comunidades no pueden considerarse tampoco un modelo de buena gestión, ya conocen el viejo refrán: quién parte y reparte, se lleva la mejor parte.
Pero existe otro elemento destacable: la reducción del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Todo el mundo, incluidas las autoridades de Bruselas, afirmaron que la medida, de carácter meramente electoralista, iba a suponer un desvío con respecto al déficit comprometido y significaba una falta de rigor y disciplina que contrastaba con el discurso oficial y público del Gobierno.
El Ejecutivo del PP lo negó e insistió en que la rebaja, que incluso aceleró con respecto al calendario que había previsto por la proximidad de las elecciones generales, y afirmó que, apenas se notaría porque todo ello estimulaba el crecimiento y la recaudación. Pues bien, se ha notado. Y mucho. Por más que Montoro y el Ejecutivo en funciones lo niegue y se esfuerce en culpar a terceros.
Viendo cómo ha acabado la cosa y que realmente estábamos ante la crónica de una muerte anunciada solo se me ocurren dos cosas que justifiquen la manera de proceder del Ejecutivo: o bien el PP estaba seguro de que iba a ganar las elecciones o de que la rebaja fiscal le iba a permitir ganarlas y, por tanto, dejar posibles ajustes para una nueva legislatura con tres o cuatro años por delante; o bien le importaba poco dejar unas cuentas absolutamente descuadradas y necesitadas de nuevos recortes o subidas de impuestos ante la posibilidad de perder los comicios. En resumen y ya que echamos mano de los refranes, el Gobierno aplicó el viejo lema: "para lo que me queda en el convento....". Malo lo uno, peor lo otro e incalificable si en realidad era una combinación de ambas estrategias.
domingo, 29 de noviembre de 2015
Fugas empresariales 'ma non troppo'
En las últimas semanas se han producido algunos cambios de domicilios y sedes fiscales de Barcelona a Madrid que han empezado a inquietar. Se ha visto como el inicio de una fuga masiva ante la deriva provocada por el proceso soberanista en Catalunya.
Pero los datos no acaban de corroborarlo. Sin duda, los nombres de cadenas como Derby, cuyo propietario, Jordi Clos es presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, o la de sociedades de Pau Guardans, nieto del político catalanista Francesc Cambó, entre otros, han disparado todas las alarmas. La notoriedad de los protagonistas puede hacer que se magnifique el fenómeno que, en muchas ocasiones, puede tener más una explicación fiscal (pagar menos impuestos) que de pánico ante el proceso independentista iniciado por la variopinta coalición temporal Junts pel Sí y la CUP.
El presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, Josep Lluís Bonet, lo decía este fin de semana en la XX Trobada d'Economia a S'Agaró. "No hay una fuga masiva, pero depende de cómo evolucionen los acontecimientos", afirmaba. Y es que las empresas quieren no tanto estabilidad, que sí, como previsibilidad. Y no parece esa la característica esencial en la política catalana.
La principal voz de alarma surgió del Cercle d'Economia, entidad para la que la actual inestabilidad puede desembocar en fugas de empresas y capitales. Ante esta inquietud, el 'president' en funciones, Artur Mas, convocó el viernes pasado al la cúpula del Cercle, encabezada por su presidente, Antón Costas, y dos de sus vicerpresidentes, Artur Carulla (Agrolimen) y Josep Oliu (Banc Sabadell). No parece que lograra templar del todo los ánimos, pero el movimiento de Mas se ha visto como un intento de recomponer los puentes de diálogo con buena parte del mundo económico catalán.
Ya hay quien asegura que algunas compañías empiezan a dar más peso a filiales que tiene en el resto de España.Y también hay empresas que guardan en la recámara la opción de cambiar de sede social. Un reciente cambio en la ley de sociedades de capital, a través de una modificación de la normativa concursal lo facilita. Ahora no hace falta que el cambio de sede fuera del municipio se tenga que someter a la aprobación de la junta de accionistas o socios, sino que basta con un acuerdo del consejo de administración, siempre que los estatutos sociales lo permitan. La disposición final primera de la Ley 9/2015, de 25 de mayo, de medidas urgentes en materia concursal, es la que que da estas opción.
Hay empresarios que consideran que la declaración soberanista aprobada por el Parlament el pasado 9 de noviembre por parte de Junts pel Sí y la CUP signfició una línea roja que desató todas las alarmas. Por el momento, y a la espera de nuevos acontecimientos y utilizando la terminología musical, las fugas empresariales tienen hoy aún un carácter 'ma non troppo'. Pero si la situación empeora, con más inestabilidad y riesgo de incumplimientos legales y mayores enfrentamientos con el Estado, esto podría convertise en 'molto vivace', lo cual sí que sería, no solo para preocuparse sino para echarse a temblar.
Pero los datos no acaban de corroborarlo. Sin duda, los nombres de cadenas como Derby, cuyo propietario, Jordi Clos es presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, o la de sociedades de Pau Guardans, nieto del político catalanista Francesc Cambó, entre otros, han disparado todas las alarmas. La notoriedad de los protagonistas puede hacer que se magnifique el fenómeno que, en muchas ocasiones, puede tener más una explicación fiscal (pagar menos impuestos) que de pánico ante el proceso independentista iniciado por la variopinta coalición temporal Junts pel Sí y la CUP.
El presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, Josep Lluís Bonet, lo decía este fin de semana en la XX Trobada d'Economia a S'Agaró. "No hay una fuga masiva, pero depende de cómo evolucionen los acontecimientos", afirmaba. Y es que las empresas quieren no tanto estabilidad, que sí, como previsibilidad. Y no parece esa la característica esencial en la política catalana.
La principal voz de alarma surgió del Cercle d'Economia, entidad para la que la actual inestabilidad puede desembocar en fugas de empresas y capitales. Ante esta inquietud, el 'president' en funciones, Artur Mas, convocó el viernes pasado al la cúpula del Cercle, encabezada por su presidente, Antón Costas, y dos de sus vicerpresidentes, Artur Carulla (Agrolimen) y Josep Oliu (Banc Sabadell). No parece que lograra templar del todo los ánimos, pero el movimiento de Mas se ha visto como un intento de recomponer los puentes de diálogo con buena parte del mundo económico catalán.
Ya hay quien asegura que algunas compañías empiezan a dar más peso a filiales que tiene en el resto de España.Y también hay empresas que guardan en la recámara la opción de cambiar de sede social. Un reciente cambio en la ley de sociedades de capital, a través de una modificación de la normativa concursal lo facilita. Ahora no hace falta que el cambio de sede fuera del municipio se tenga que someter a la aprobación de la junta de accionistas o socios, sino que basta con un acuerdo del consejo de administración, siempre que los estatutos sociales lo permitan. La disposición final primera de la Ley 9/2015, de 25 de mayo, de medidas urgentes en materia concursal, es la que que da estas opción.
Hay empresarios que consideran que la declaración soberanista aprobada por el Parlament el pasado 9 de noviembre por parte de Junts pel Sí y la CUP signfició una línea roja que desató todas las alarmas. Por el momento, y a la espera de nuevos acontecimientos y utilizando la terminología musical, las fugas empresariales tienen hoy aún un carácter 'ma non troppo'. Pero si la situación empeora, con más inestabilidad y riesgo de incumplimientos legales y mayores enfrentamientos con el Estado, esto podría convertise en 'molto vivace', lo cual sí que sería, no solo para preocuparse sino para echarse a temblar.
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viernes, 20 de noviembre de 2015
Independencia con dependencia
No hay duda. Catalunya se encuentra inmersa en un proceso hacia la independencia sin herramientas financieras ni oxígeno en forma de liquidez. Es decir, sea por uno otro motivo, es totalmente dependiente del Estado. Curiosa paradoja.
La resolución secesionista aprobada por Junts pel Sí y la CUP no hizo más generar desconcierto. El Cercle d'Economia, un foro de opinión en el que caben múltiples ideologías, lo acaba de constatar: o estabilidad o elecciones, ha reclamado. Incluso ha alertado de que la actual situación retiene la inversión e incluso provoca huídas de sedes empresariales o puede incluso aumentarlas. Uno de los últimos ejemplos, aunque los implicados lo hayan desvinculado del proceso soberanista, es la cadena hotelera Derby, de la familia Clos, cuyo patriarca es, a su vez presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona.
Y en este contexto, el Gobierno central trata de que se visualice aún más la pobre situación financiera de de las arcas de la Generalitat. No solo es propietaria de más del 50% de la deuda catalana sino que esa proporción se encamina ya a cerca de 60 de cada 100 euros de pasivo. Y ahora además impone nuevas condiciones para abrir la espita del oxígeno.
Es evidente que el sistema de financiación autonómica, que en su día llegó a defender incluso la antigua CiU, no es la mejor de las herramientas para disponer de los recursos que se requieren, pero tampoco la gestión del Govern ha sido la mejor.
El primer Ejecutivo de Artur Mas se encontró con una deuda que apenas llegaba a 30.000 millones de euros tras dos legislaturas de tripartito, y en la actualidad, cuando una parte de lo que era CiU se ha integrado en Junts pel Sí y aún no hay un Govern constituído, se acerca a los 70.000 millones después de dos minilegislaturas convergentes ('minis' porque en ninguno de los dos periodos ha llegado a los cuatro años). Y eso después de ser uno de los gobiernos más aplicados en aplicar recortes, especialmente entre el 2010 y el 2012.
El Gobierno central parece poco dispuesto a emprender un camino de diálogo, que claman incluso algunos de los más críticos con el proceso independentista. Y menos a un mes de unas elecciones generales. Como acreedor enseña sus músculos. Pero, tampoco el Ejecutivo catalán en funciones está en disposición de dar lecciones ni de coherencia ni de gestión ¿Resultado? Elecciones el 20-D y, en función del resultado, posiblemente otras en Catalunya poco después.
La resolución secesionista aprobada por Junts pel Sí y la CUP no hizo más generar desconcierto. El Cercle d'Economia, un foro de opinión en el que caben múltiples ideologías, lo acaba de constatar: o estabilidad o elecciones, ha reclamado. Incluso ha alertado de que la actual situación retiene la inversión e incluso provoca huídas de sedes empresariales o puede incluso aumentarlas. Uno de los últimos ejemplos, aunque los implicados lo hayan desvinculado del proceso soberanista, es la cadena hotelera Derby, de la familia Clos, cuyo patriarca es, a su vez presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona.
Y en este contexto, el Gobierno central trata de que se visualice aún más la pobre situación financiera de de las arcas de la Generalitat. No solo es propietaria de más del 50% de la deuda catalana sino que esa proporción se encamina ya a cerca de 60 de cada 100 euros de pasivo. Y ahora además impone nuevas condiciones para abrir la espita del oxígeno.
Es evidente que el sistema de financiación autonómica, que en su día llegó a defender incluso la antigua CiU, no es la mejor de las herramientas para disponer de los recursos que se requieren, pero tampoco la gestión del Govern ha sido la mejor.
El primer Ejecutivo de Artur Mas se encontró con una deuda que apenas llegaba a 30.000 millones de euros tras dos legislaturas de tripartito, y en la actualidad, cuando una parte de lo que era CiU se ha integrado en Junts pel Sí y aún no hay un Govern constituído, se acerca a los 70.000 millones después de dos minilegislaturas convergentes ('minis' porque en ninguno de los dos periodos ha llegado a los cuatro años). Y eso después de ser uno de los gobiernos más aplicados en aplicar recortes, especialmente entre el 2010 y el 2012.
El Gobierno central parece poco dispuesto a emprender un camino de diálogo, que claman incluso algunos de los más críticos con el proceso independentista. Y menos a un mes de unas elecciones generales. Como acreedor enseña sus músculos. Pero, tampoco el Ejecutivo catalán en funciones está en disposición de dar lecciones ni de coherencia ni de gestión ¿Resultado? Elecciones el 20-D y, en función del resultado, posiblemente otras en Catalunya poco después.
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miércoles, 14 de octubre de 2015
La asignatura pendiente de la innovación
Mejoramos, pero no suficiente. En este país hablamos mucho de innovación y de economía del conocimiento, pero no acabamos de arrancar.
El Índice Mundial de Innovación 2015, que elabora la Universidad de Cornell, el Insead y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) con el apoyo de AT Kearney, sitúa a España en el puesto 27. Sube, pero no lo suficiente. En cabeza están Suiza, Reino Unido, Suecia , Holanda y EEUU. Y si queremos llegar hasta el puesto número 10 siguen Finlandia, Singapur, Irlanda, Luxemburgo y Dinamarca. En total se examinan 141 economías sobre la base de 79 indicadores.
Aunque en media ocupa el lugar 27, España es la 24 en cuanto a factores de entrada, es decir en todo lo relacionado con la inversión; y el 29 en los de salida, es decir, en todo lo relacionado con el resultado de esa inversión.
Lo más alarmante es que en aspectos como el peso de la educación con repecto al PIB (puesto 59), los beneficios fiscales (60), la facilidad para iniciar un negocio (62) o la estabilidad política (65) no consigue salir del agujero. Existen elemento positivos, como el lugar 12 en investigación académica, pero luego se produce un retroceso en creación de marcas y otros activos intangibles (38) o en la generación de patentes (65). No hay una sola empresa española entre las 100 primeras del mundo en este ámbito. En España se invierte poco en este ámbito, especialmente en el sector privado. Y además no se saca a esa inversión, que ya es inferior a la de los países más desarrollados, el provecho suficiente. Con estos mimbres será difícil ser líder en una de las principales facetas del progreso.
Es cierto que ya hay cada vez más empresas y emprendedores con mentalidad innovadora y con ese pequeño gramo de aventurerismo necesario para avanzar. Pero no basta. Aún son más excepciones que normas. Ni la educación ni la mentalidad están diseñadas para ello. Y poco se avanzará mientras las políticas educativas, uno de los pilares sobre el que hay que edificar la mentalidad innovadora, no se tomen en serio como un factor estratégico y no como una arma política arrojadiza a corto plazo.
sábado, 19 de septiembre de 2015
El voto de la banca
Me soprende que sorprenda. La banca, a través de la patronal AEB y la de las cajas, CECA, han emitido su voto sobre el proceso independentista en Catalunya. Y no están a favor. Como tampoco la gran patronal CEOE y otras instituciones del mundo económico.
¿Acaso esperaba alguien que lo estuvieran? A ninguna entidad, empresa u organización, al 'stablisment' en general, le interesan los cambios bruscos. Y menos uno de este tipo, una secesión. Lo cierto es que, a pesar de que no votan, influyen. Y mucho. Como lo han hecho siempre, por otra parte, aunque sean los ciudadanos, en teoría, quienes deciden a través de las urnas. En cualquier caso deberían hacerlo con datos y el máximo de información.
Y la verdad es que asustarlos o tratar de intimidarlos como hace la banca y quienes se oponen a la independencia no ayuda demasiado. Pero tampoco venderles un mundo feliz, una especie de paraíso perfecto, por parte de quienes en más de 30 años de autonomía se han dedicado a replicar los vicios y defectos de la administración central. No hay superioridad ni moral ni natural por parte de nadie. Se ha visto en estos años. Con estas estrategias, tan poco convincentes resultan los argumentos del 'sí' como los del 'no'. Sí porque sí y no porque no. Todo un portento de razonamiento. No me extraña que el cineasta Fernando Trueba prefiera la palabra "desertor" a "nación".
En cualquier caso a nadie se le escapa que tras el 27-S nada será igual. No podrá quedar todo en una anécdota. Para avanzar no podemos quedarnos quietos porque puede haber un accidente. De eso parece ser consciente hasta el mayor de los inmovilistas, o eso espero.
Una opción sería cambiar las reglas del juego (Constitución) para que Cayalunya encajara bien. Y si se opta mayoritariamente por la independencia (eso no puede zanjarse solo con mayoría de escaños en unas elecciones autonómicas en las que el voto de los pueblos pesa más que el de las ciudades), el camino será duro y difícil. No se puede hacer de la noche a la mañana, como se está viendo. Y solo tendrá legitimidad si se ocnsigue mediante una consulta legal: un hombre o mujer/ un voto.
La pregunta es ¿están dispuestos los ciudadanos a emprender un viaje por un camino tortuoso, polvoriento y sin señalizar en un vehículo conducido por un kamikaze o más bien se decantan por circular por una carretera asfaltada y con señales de tráfico con algunas trampas y desniveles con un chófer que solo para cuando le conviene? Lo que no podrá ser es que el automóvil se quede parado. Eso lo sabe hasta la banca. O se asfalta el camino y se ponen indicadores o se mejora la carretera y se quitan los desniveles. Pero, en cualquier caso, la ruta tendrá que ser con nuevos conductores.
jueves, 27 de agosto de 2015
China en el zapato de la economía global
Nerviosismo, sí. Pero con cierto fundamento. El pánico vivido en los mercados tiene su sentido. Las bolsas lo han reflejado. Es lógico que se desaten los temores cuando uno de los cuatro motores de la economía global da síntomas de agotamiento.
En un momento en el los otros tres motores: EEUU, Japón y Europa parecen emerger de la profunda crisis financiera global que estalló en el 2008, el único que soportó el chaparrón da muestras de ralentización.
¿Estamos en la antesala de una nueva recesión mundial? Es prematuro decirlo, pero hacen bien los más expertos en mostrar preocupación. Sabemos que los mercados sobrerreaccionan y que la especulación vive del miedo y la incertidumbre, pero cuidado porque China es la segunda economía mundial y ha tirado del carro en los peores momentos. Si pierde mucha fuerza no está claro que el resto puedan compensar esa carencia.
Como advierte The Economist, hay tres factores que sustentan los miedos: China realmente tiene problemas, los mercados emergentes son muy vulnerables y la carrera alcista en los 'parquets' de los países ricos parece haber llegado a su fin. Al margen de exageraciones, la economía mundial, tiene grandes retos. Ni el cielo ni el camio están del todo despejados.
Aparte de la propia realidad china, el efecto contagio, como sucedió con la crisis del sudeste asiático en los años 1997 y 1998, es posible. En especial en economías emergentes como la brasileña, en plena burbuja.
Aunque los países ricos pueden estar, en conjunto, bastante tranquilos, grandes locomotoras, como Alemania, cuyas exportaciones a China tienen un peso considerable, pueden empezar a preocuparse. Y las herramientas para combatir nuevas recesiones son muy limitadas. Al menos con políticas monetarias, con los tipos de interés prácticamente a cero. No temblemos aún, pero tendremos que estar atentos. El cielo no está del todo despejado. El coloso asiático puede ser más que una china en el zapato de la economía global.
En un momento en el los otros tres motores: EEUU, Japón y Europa parecen emerger de la profunda crisis financiera global que estalló en el 2008, el único que soportó el chaparrón da muestras de ralentización.
¿Estamos en la antesala de una nueva recesión mundial? Es prematuro decirlo, pero hacen bien los más expertos en mostrar preocupación. Sabemos que los mercados sobrerreaccionan y que la especulación vive del miedo y la incertidumbre, pero cuidado porque China es la segunda economía mundial y ha tirado del carro en los peores momentos. Si pierde mucha fuerza no está claro que el resto puedan compensar esa carencia.
Como advierte The Economist, hay tres factores que sustentan los miedos: China realmente tiene problemas, los mercados emergentes son muy vulnerables y la carrera alcista en los 'parquets' de los países ricos parece haber llegado a su fin. Al margen de exageraciones, la economía mundial, tiene grandes retos. Ni el cielo ni el camio están del todo despejados.
Aparte de la propia realidad china, el efecto contagio, como sucedió con la crisis del sudeste asiático en los años 1997 y 1998, es posible. En especial en economías emergentes como la brasileña, en plena burbuja.
Aunque los países ricos pueden estar, en conjunto, bastante tranquilos, grandes locomotoras, como Alemania, cuyas exportaciones a China tienen un peso considerable, pueden empezar a preocuparse. Y las herramientas para combatir nuevas recesiones son muy limitadas. Al menos con políticas monetarias, con los tipos de interés prácticamente a cero. No temblemos aún, pero tendremos que estar atentos. El cielo no está del todo despejado. El coloso asiático puede ser más que una china en el zapato de la economía global.
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sábado, 25 de julio de 2015
Banca: ¿Ya ha pagado entrada?
En una era de márgenes muy estrechos, con unos tipos de interés prácticamente en cero, la banca busca cómo mejorar sus resultados. Como diría el colega Josep Maria Ureta, van al céntimo. Tras haberles pagado entre todos los desmanes que condujeron a la crisis --a unos con rescate directo y a otros con esquemas de protección de activos, que les blindan pagando entre todos ante la posibilidad de que aparezcan pérdidas en las entidades financieras que han adquirido--, ahora nos lo devuelven. Ahora nos lo agradecen.
Una de las primeras en cobrar en sus cajeros a los clientes que son de otras entidades fue CaixaBank. Le ha seguido el BBVA y también reconoce que los estudia el Banc Sabadell. Y no es lo único: en la mayoría de los casos cobran, aunque menos, por las transferencias que realiza uno mismo por internet con su propio dinero.
En una etapa en la que los bancos compran el dinero casi gratis, nos lo cobran bien y apenas nos retribuyen en nuestras cuentas. Al menos mucho menos que en otros países europeos, donde los bancos compran el dinero al mismo precio. Y las entidades españolas lo compensan aplicando cargos y comisiones a todo tipos de servicios y prestaciones a los clientes. ¿Es que nadie vigila?
Dicen que el Banco de España ha mostrado su disgusto por esta prácticas. Que no se quede ahí, que no mire para otro lado y que actúe. La crisis ha reducido de forma sustancial el número de entidades del mercado y, por tanto, la libre competencia. A ver si resultará que lo que hace uno lo hacen todos y los que salimos perdiendo somos los de siempre. Cualquier día se les ocurrirá cobrar por entrar en sus sucursales. Antes de que eso suceda, el regulador tiene el deber de evitar que nos hagan pagar a los demás los resultados de su ineficiencia ¿o no?
Una de las primeras en cobrar en sus cajeros a los clientes que son de otras entidades fue CaixaBank. Le ha seguido el BBVA y también reconoce que los estudia el Banc Sabadell. Y no es lo único: en la mayoría de los casos cobran, aunque menos, por las transferencias que realiza uno mismo por internet con su propio dinero.
En una etapa en la que los bancos compran el dinero casi gratis, nos lo cobran bien y apenas nos retribuyen en nuestras cuentas. Al menos mucho menos que en otros países europeos, donde los bancos compran el dinero al mismo precio. Y las entidades españolas lo compensan aplicando cargos y comisiones a todo tipos de servicios y prestaciones a los clientes. ¿Es que nadie vigila?
Dicen que el Banco de España ha mostrado su disgusto por esta prácticas. Que no se quede ahí, que no mire para otro lado y que actúe. La crisis ha reducido de forma sustancial el número de entidades del mercado y, por tanto, la libre competencia. A ver si resultará que lo que hace uno lo hacen todos y los que salimos perdiendo somos los de siempre. Cualquier día se les ocurrirá cobrar por entrar en sus sucursales. Antes de que eso suceda, el regulador tiene el deber de evitar que nos hagan pagar a los demás los resultados de su ineficiencia ¿o no?
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martes, 19 de mayo de 2015
Si le hablan de sinergias, huya
Si le hablan de sinergias salga corriendo, huya. Es el mundo de los eufemismos. En economía están muy enraizados. Es una forma muy común de despistar y de tapar con tecnicismos cuestiones mucho más simples como, por ejemplo, utilizar la palabra sinergia para no decir recorte y, generalmente, de puestos de trabajo. O el término ajuste para no decir directamente despidos o austeridad para evitar el vocablo recortes.
Todo ello está bien recogido en el libro 'Cómo hablar de dinero' (Anagrama, Barcelona, 2015). El autor, John Lanchester, afirma que sinergia no es más que otra de las muchas "gilipolleces" que circulan por ahí.
Cuando una empresa que factura un millón y gana 100.000 se une con otra que factura lo mismo y tiene un beneficio de 50.000, todo el mundo pensaría que se trata de al menos duplicar todas las cifras. Pero no suele ser así. En realidad se trata de minimizar los costes y multiplicar las ganancias.
En vez de vender el doble, o sea dos millones se pasa a vender 1,5 millones y, en cambio, el beneficio no pasa de 100.000 a 150.000 si no que puede duplicarse o más. Y todo ello gracias, como no, a las sinergias. Con frecuencia se debe a que se reducen empleos con el pretexto de ahorrar y sacar más jugo de la organización para jolgorio de consultores, asesores y demás firmas que facturan en ma medida que se generan transacciones y fusiones muchas veces innecesarias. Pero eso será motivo para otra entrega.
Todo ello está bien recogido en el libro 'Cómo hablar de dinero' (Anagrama, Barcelona, 2015). El autor, John Lanchester, afirma que sinergia no es más que otra de las muchas "gilipolleces" que circulan por ahí.
Cuando una empresa que factura un millón y gana 100.000 se une con otra que factura lo mismo y tiene un beneficio de 50.000, todo el mundo pensaría que se trata de al menos duplicar todas las cifras. Pero no suele ser así. En realidad se trata de minimizar los costes y multiplicar las ganancias.
En vez de vender el doble, o sea dos millones se pasa a vender 1,5 millones y, en cambio, el beneficio no pasa de 100.000 a 150.000 si no que puede duplicarse o más. Y todo ello gracias, como no, a las sinergias. Con frecuencia se debe a que se reducen empleos con el pretexto de ahorrar y sacar más jugo de la organización para jolgorio de consultores, asesores y demás firmas que facturan en ma medida que se generan transacciones y fusiones muchas veces innecesarias. Pero eso será motivo para otra entrega.
jueves, 23 de abril de 2015
El efecto WC
La responsabilidad tiende a diluirse cada vez más en algunas organizaciones. Y en la forma de funcionar de algunas empresas.
Un claro ejemplo son las subcontratas. Al trocearse la cadena de valor y hacerlo también cada una de estas partes lo hace también la responsabilidad. Queda tan repartida que al final no queda quien responda por un fallo o error, para desespero de los clientes. Hay empresas que lo han resuelto de forma positiva y que, de cara al cliente, actúan como una única entidad.
Pero esto es algo que pasa también en muchas organizaciones. Se crean estructruras, y superestructuras que llegan a convertirse en auténticas telas de araña en las que cada uno de los componentes actúa solo para justificar su propia existencia. Tanto les ocupa esa tarea que olvidan su función primordial, que es la de organizar y asumir responsabilidades. El engranaje creado a lo largo de los años no sirve para aumentar la productividad sino para frenarla e incluso reducirla.
Y es que no hay nada mejor para desincentivar al conjunto de la organización que una estructura difusa, compleja y excesivamente burocrática, bien porque solo manda uno y los demás solo están ocupados en complacerle; bien porque se han difuminado tanto las responsabilidades que nadie decide. Es un mal que deteriora las organizaciones y que puede provocar su desaparición. Ante ese riesgo las soluciones han de ser siempre organizaciones más simples y ágiles en las que los papeles y roles de cada miembro están claros de antemano.
Sin esos cambios, los problemas se desploman desde arriba como piedras o como el agua que sale del depósito del inodoro cuando acabamos de hacer nuestras necesidades. Y, claro, siempre cae encima de los de debajo: el grueso de los empleados, en unos casos, y de los clientes, en otros. Y estos pueden acabar ahogándose arrastrados por las cañerías. Es lo que denomino el efecto WC.
Un claro ejemplo son las subcontratas. Al trocearse la cadena de valor y hacerlo también cada una de estas partes lo hace también la responsabilidad. Queda tan repartida que al final no queda quien responda por un fallo o error, para desespero de los clientes. Hay empresas que lo han resuelto de forma positiva y que, de cara al cliente, actúan como una única entidad.
Pero esto es algo que pasa también en muchas organizaciones. Se crean estructruras, y superestructuras que llegan a convertirse en auténticas telas de araña en las que cada uno de los componentes actúa solo para justificar su propia existencia. Tanto les ocupa esa tarea que olvidan su función primordial, que es la de organizar y asumir responsabilidades. El engranaje creado a lo largo de los años no sirve para aumentar la productividad sino para frenarla e incluso reducirla.
Y es que no hay nada mejor para desincentivar al conjunto de la organización que una estructura difusa, compleja y excesivamente burocrática, bien porque solo manda uno y los demás solo están ocupados en complacerle; bien porque se han difuminado tanto las responsabilidades que nadie decide. Es un mal que deteriora las organizaciones y que puede provocar su desaparición. Ante ese riesgo las soluciones han de ser siempre organizaciones más simples y ágiles en las que los papeles y roles de cada miembro están claros de antemano.
Sin esos cambios, los problemas se desploman desde arriba como piedras o como el agua que sale del depósito del inodoro cuando acabamos de hacer nuestras necesidades. Y, claro, siempre cae encima de los de debajo: el grueso de los empleados, en unos casos, y de los clientes, en otros. Y estos pueden acabar ahogándose arrastrados por las cañerías. Es lo que denomino el efecto WC.
viernes, 13 de marzo de 2015
Usted debe 22.104 euros
Malas noticias. Usted debe 22.104 euros. Ni más ni menos que casi un 8% más que un año atrás. Es el resultado de la deuda de las administraciones con la que cargamos en el 2014, según los datos del Banco de España. Si pensaba que con la hipoteca ya tenía suficiente, aquí tiene otra carga con la que no contaba y que, trimestre a trimestre, va 'in crescendo'.
Y otro factor que empeora las cosas: La deuda pública cada vez es mayor, mientras que la población decrece. Un dato: en 2014 éramos 46,7 millones de habitantes, con un pasivo de las administraciones públicas de 1,033 billones, equivalente al 97,7% de toda la riqueza que se genera al año en el país. En resumen, debemos casi todo lo que producimos en un año.
Lo peor de todo es que en diciembre del 2013 éramos 47,1 millones de habitantes, 358.000 más y debíamos 966.170 millones, el 92,1% del PIB o casi 70.000 millones menos. Por tanto, éramos más a repartir una carga que era menor. Ahora la deuda es mucho mayor y la población menor. No es una evolución como para echar las campanas al vuelo.
Una de las claves para soportar las deudas es poder pagarlas. Eso solo se cura con crecimiento que genere recaudación y, por ahora, parece que el dinamismo empieza a llegar. Pero más vale que nos demos prisa porque no sé si bastará. Hace un año debíamos 20.500 euros por cabeza y ahora son 22.104.
Y no digamos en Catalunya. Cada ciudadano de esta comunidad, por el mero hecho de ser catalán, debe 8.574 euros, mientras que un año atrás debía 7.702. Cuanto menor sea la deuda de la autonomía, menor será la proporción de carga que soportorán sus ciudadanos. Por ejemplo, en Madrid, una comunidad con un peso económico muy parecido al de Catalunya y alrededor de un millón de habitantes menos, cada ciudadano debe 3.806 euros, unos 400 más que el año anterior, en el que el pasivo era de 3.402.
Esa es la sustancial diferencia entre tener una cantidad u otra de deuda. Será por un sistema de financiación mal diseñado, por mala gestión del gobierno autonómico o probablemente por una combinación de ambos factores, pero lo cierto es que un catalán, por el mero hecho de serlo, tiene una deuda 2,25 veces mayor que la de un madrileño, que carga con la menor proporción de deuda con respecto a su riqueza que el ciudadano de cualquier otra comunidad ¿Tendrá algo que ver en ello el efecto-capital? Por cierto solo se le aproxima Euskadi, que tiene el concierto económico.
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miércoles, 28 de enero de 2015
Muchas Grecias
Nunca antes había generado tanta expectativa. Grecia, ese pequeño país que ha provocado más de una tormenta en Europa, es vigilado hoy con lupa. Unos esperan corroborar un estrepitoso fracaso de las otras políticas, esas que se defienden como alternativas al pensamiento único proausteridad o, mejor dicho, austericidio que promueve la troika. Y otros, ratificar que otra forma de enfrentarse a la política económica es posible. Ni el más radical de los defensores del libre mercado es capaz de argumentar de forma sólida que la mejor forma de salvar a un país que se asfixia es quitarle el respirador. Martin Wolf, el prestigioso economista del Financial Times que este martes impartió una conferencia en el IESE, entiende que no queda más salida que proporcionar algo de aire al nuevo Ejecutivo de Syriza, si bien con condiciones. Y recuerda que una buena parte de los ingentes recursos que ha recibido Grecia no han respondido más que a la conversión de deuda privada (de los bancos) en pública (de los contribuyentes), para salvar a las instituciones financieras que prestaron al país sin aplicar las más mínimas reglas de control del riesgo. No se lo han embolsado los griegos, que se han quedado con la deuda y los intereses, sino los bancos. Grecia, agregó, tiene un problema de desarrollo, no de reformas, por lo que requiere tiempo para reconstruir instituciones, leyes, gobernanza y valores. Y eso no se resuelve apretándole las tuercas y exigiendo que pague como sea. Por el momento, Syriza, como mínimo, ha despertado la reflexión y la atención por parte de quienes dudaban de que solo existían un único tipo de recetas para superar estas situaciones. Podría ser el primer paso para una solución. Recordar que nos deben 26.000 millones a los españoles, como hace el Gobierno no es el camino ¿Acaso no nos prestan y nos han prestado a nosotros el resto de socios comunitarios? La vía ha de ser negociar con realismo y flexibilidad. Lo sabe cualquier acreedor. Aunque solo sea por haber abierta una ventana de esperanza, hay que decir: muchas gracias a los griegos porque su decisión puede ser una tabla de salvación para muchas otras 'Grecias'.
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viernes, 26 de diciembre de 2014
Cero interés
Pues muy bien. Tras bajar el Estado al 1% el interés al que presta el dinero a las autonomías sujetas al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) desde octubre pasado, ahora lo ha bajado al 0%. Perfecto. Desde luego mejor es ninguna carga financiera que tener que pagar una, por bajo que sea el interés. Pero ¿por qué se produce esta situación? Supondrá, por supuesto, un ahorro con respecto a la asfixia autonómica actual, pero no olvidemos que el origen de todo, aunque es verdad que también ha habido despilfarro e imitación compulsiva de la elefantiasis de la Administración central, nace de la infrafinanciación de comunidades como Catalunya, Madrid, Valencia o Baleares. En resumen, que aportan mucho más de lo que reciben. Y eso hay que corregirlo. En cualquier circunstancia de la vida normal se haría. Está bien ayudar, pero no llegar incluso a empobrecerse para que el otro mejore. Desde luego no deja de sorprender que el dinero con el que el Estado financia las escaseces de estas autonomías se convierta en préstamos con interés. Lo que hace, en el fondo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es darles a los territorios unos recursos que en buena parte les corresponden, pero como acreedor y en forma de crédito. Como un banco. Chocante. Traten de explicárselo a cualquier analista anglosajón (muy pragmáticos ellos) o a cualquier persona con un poco de sentido común. Entiendo que la condonación de intereses decidida por el Gobierno del PP viene a ser el reconocimiento de una anomalía, pero a medias, con la boca muy pequeña, porque los recursos tendrán que devolverse y no se atisba una solución estable ¿No sería mejor haber acordado de una vez un modelo de financiación más suficiente para las autonomías, con un grado de solidaridad, pero dentro de la lógica y con una mayor vinculación entre lo que se aporta y lo que se recibe, señor Montoro? La solución, como siempre, un parche para salir del paso y vender ante Bruselas el cumplimiento del déficit, pero sin estabilidad y con mucho control y dominio de las comunidades por parte del Estado, convertidas prácticamente en entes administrativos sin capacidad de decisión ni autonomía financiera. Llaménme malpensado, pero a lo mejor es eso lo que busca el Gobierno de Mariano Rajoy. Ah! sí, y cero interés.
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lunes, 15 de diciembre de 2014
El I+D y los casinos
Lo que iba a ser el gran proyecto Barcelona World no se lo que será, pero lo que sí tengo claro es que, como catalán, como ciudadano, acabaré formando parte del mismo, directa o indirectamente, sin que nadie me haya consultado ¿A santo de qué ley metafísica o económica tiene la Generalitat que participar de forma tan activa en la gestión de este suflé, más lleno de aire que de contenido? ¿Para tapar el fracaso? ¿Para endulzar un fiasco? Ponga o no ponga dinero, lo que sí aportará la Administración catalana es tiempo y recursos humanos públicos (de todos) para gestionar algo que, si acaba prosperando, será un negocio privado ¿O acaso los que participan en el mismo redistribuirán los beneficios que obtengan entre el conjunto de los ciudadanos? Hable con el empresario o industrial que hable me dice que no entiende lo que está haciendo la Generalitat y el Govern de Artur Mas, ese que se jactaba de potenciar y apoyar a la economía productiva y del conocimiento ¿Acaso forman parte los casinos de ese modelo, de esa estrategia? ¿Qué tiene que ver un proyecto que desde el inicio aparentaba ser un castillo de naipes con potenciar el I+D y un modelo de crecimiento económico sostenible y de valor añadido? No lo entiendo. Y menos en un gobierno que dice carecer de recursos para pagar a tiempo a los proveedores o para invertir más en el estado del bienestar. No aprenden: Abrazan al primer especulador que vende fórmulas mágicas y endebles alternativas a otro fiasco: el de Eurovegas en Madrid, con las que dárselas de más inteligentes. Así se creyeron más listos que los adversarios políticos del PP. Pues mire usted, no. Al final resulta que hay que tener proyecto, un modelo, una estrategia y apostar por ella para obtener réditos solventes. Lo demás es depender del azar. Son las cosas del juego y de hacer leyes a medida de sus promotores.
sábado, 15 de noviembre de 2014
Viajes de trabajo
Pues miren. A mí lo de los viajes de trabajo no me convence. El presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago,seguro que tenía muchas tareas en Tenerife --no digo de qué tipo-- y, claro, los viajes se los pagábamos entre todos, sin justificación, sin rendición de cuentas, como suele hacerse en este país tan tendente a la opacidad dirigente.Y es que este es el país de la vergüenza transversal de las tarjetas de Caja Madrid y el consiguiente hundimiento de la entidad, al igual que sucedió con la antigua Caixa Catalunya; de la familia Pujol o el caso Palau y en el que una nefasta inversión como el almacén de gas Castor la acabamos financiando los contribuyentes de siempre gracias al tradicional capitalismo de amiguetes y élites extractivas. Para eso estamos, para pagar las facturas propias y ajenas, las de corruptos y vividores, arribistas y amiguetes que camparon a sus anchas en los años de bonanza. Y mientras, recortes y más recortes, especialmente en servicios esenciales como la sanidad o la educación, que se deterioran a marchas forzadas, no por falta de implicación y voluntad de la mayoría de los profesionales sino por la ineptitud de quienes rigen esos servicios, más con criterios políticos (partidistas) que racionales, cuando ambas cosas deberían ser similares. Porque de recortar gastos superfluos, asesores áuricos, mandangas y demás boatos, nada de nada. Eso, para la mayoría de dirigentes, son cuestiones estratégicas e intocables. No diré que Monago sea el único culpable de los ajustes, pero ha ayudado, como otros muchos, a que el dinero que debía revertir en todos los ciudadanos que contribuyen a través de los impuestos, se vaya a los bolsillos de unos pocos que, por cierto, no acostumbran a pagar impuestos o, al menos, a hacerlo en la medida en la que deberían. Que vayan a la cárcel y purguen sus culpas, pero que primero devuelvan el dinero ¡Y luego se extrañan del auge de Podemos!
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lunes, 13 de octubre de 2014
En el país de Torrente y de las tarjetas 'black'
Si es que Santiago Segura se queda corto. En España, la realidad supera a la ficción de Torrente. En un país en el que un presidente autonómico, Jordi Pujol, no encuentra el momento durante 30 años para regularizar su situación fiscal y se permite el lujo de abroncar a los representantes de los ciudadanos en Catalunya; donde el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, manda SMS a un gerente corrupto de su partido y, sin ningún rubor, evita dar explicaciones a periodistas y ciudadanos; donde la corrupción salpica incluso a la Casa Real... Y luego resulta que quieren meter en la cárcel a una madre que encontró una tarjeta y compró 200 euros en comida para sus hijos. Sí, en el mismo país en el que consejeros y directivos de Caja Madrid y de Bankia se fundieron más de 15 millones de euros en viajes y vicios de toda índole mediante las denominadas tarjetas 'black', a la vez que la entidad dejaba en la calle a familias por no pagar una cuota de la hipoteca o colocaba preferentes a ancianos y ancianas desvalidas. Hace falta partir de cero, empezar de nuevo. No veo otra solución. Lo peor no es que al final resulta que los taxistas, a los que siempre se acusa de estar criticando, o los comentarios de bar o de tasca ya lo vaticinaban. Lo peor es que tenían razón e incluso, me temo, puede que se quedaran cortos.
viernes, 29 de agosto de 2014
De añadir a extraer valor
Pues mira por dónde leyendo un artículo de la Harvard Business Review (www.hbr.org) sobre los ejecutivos depredadores, aquellos que piensan más en incrementar sus bonus que en el valor de la compañía para los verdaderos dueños, los accionistas; me ha venido a la mente de nuevo la familia Pujol. Se dice que los directivos que actúan de la forma dicha (más por el interés personal que por el colectivo) lo que hacen no es generar o añadir valor a las empresas que gestionan sino extraerlo ¿Qué hizo Jordi Pujol? Muchos creían que crear valor para Catalunya. Y llegó a parecerlo. E incluso puede que así haya sido. Pero se lo han cobrado bien, tanto él, como su esposa Marta Ferrusola y sus siete hijos, todo el clan. Le han extraído mucho valor a Catalunya. Si entrar en otras actuaciones de su entorno familiar ¿cómo calificar si no la elusión del pago de impuestos, no digo ya de aquellos que recauda el 'maligno' Estado central sino de los que ingresa la administración catalana, aquella a la que Pujol decía servir con pasión? Como mínimo, el de patrimonio. Y al decir esto me embarga una duda: ¿Ha emprendido la administración tributaria catalana alguna investigación o la cosa queda en nada? Tras la confesión del pasado mes de julio, sea esta la verdad, una mentira o una mezcla de ambas cosas; el 'expresident' de la Generalitat debería comparecer a toda prisa en el Parlament para dar todo tipo de explicaciones y detalles, incluso debería obligársele a hacerlo ¿No sería este el procedimiento en cualquier democracia madura? ¿Por qué no? ¿Acaso no se le exigen explicaciones a cualquier ciudadano cuando comete faltas o delitos? Y las argucias legales que emplee servirán para deteriorar más su imagen y la de las instituciones, por más derecho que tenga a defenderse, lo que nadie pone en cuestión. Ante un engaño y una tomadura de pelo a la ciudadanía de tamaña envergadura no hay más salida que la purga y la vergüenza y ¿por qué no? devolver el dinero, por más honorable que se sea o se haya sido.
sábado, 26 de julio de 2014
Soy catalán y tributo
Soy catalán y tributo. No es un contrasentido. Creo que es un buen momento para recordarlo. También hay catalanes que pagan sus impuestos, como manchegos, extremeños o madrileños. Y son la mayoría. Y hay que subrayarlo tras el terremoto provocado por las confesiones del 'expresident' de la Generalitat, Jordi Pujol, un referente de valores para muchos. A ver, dice el 'molt honorable' que no encontró el momento durante 34 años para regularizar (declarar) una herencia recibida de su padre. Ha habido tres amnistías fiscales durante la democracia y una última oportunidad hasta abril del año pasado para informar sobre los bienes que se tienen en el extranjero que, además supuso una inyección de fondos para las arcas de la Generalitat por la vía del impuesto del patrimonio. Ni siquiera por ese sipuesto ardor patriótico que le caracteriza lo hizo. Y ya no era 'president' ¿Qué le impedía hacerlo? ¿Los horarios de la Agencia Tributaria? ¿El qué dirán? Por más disculpas que pida, no tiene perdón. Yo pago y otros muchos también y no tenemos ni cuentas ni bienes ni en Andorra ni en Suiza. Y ni siquiera nos envolvemos en banderas.
jueves, 26 de junio de 2014
Verbena fiscal
En la vigilia de San Juan, rebajas fiscales a todo trapo. Una auténtica verbena fiscal. El Gobierno del PP ha sorprendido a todos con el anuncio, no de una reforma fiscal global como prometió, sino de rebajas y retoques. Porque eso es lo que han hecho pese a haber fichado a un equipo de expertos para elaborar un sesudo estudio con propuestas de reforma tributaria. No ha sido más que un escudo para el Gobierno, como otras veces en los que se ha recurrido a los sabios. Pero lo que sí es destacable es el calendario con el que se aplica la supuesta reforma, que se acompasa con las citas electorales milimétricamente. Antes de ir a votar, desde el 1 de enero próximo, los asalariados notarán una rebaja en la nómina, de una media de unos 20 euros mensuales. A menos salario mayor porcentaje de rebaja, pero menor en términos absolutos. Y con una tarifa que se parecerá casi al 100% a la que había cuando este mismo Gobierno decidió subirla con efectos desde el 2012. Ahora nos la bajan sin contar con la inflación, sea mucha o poca, que se ha acumulado por el camino, no solo en su impacto en la tarifa sino en otros elementos como los mínimos personales y familiares. Sin embargo el efecto-propaganda ya está desatado. No hay quien lo pare. En resumen, antes de las elecciones generales, más dinero líquido en la nómina, aunque sean unos céntimos --mucho más a mayor renta--. Incluso se fuerza a las autonomías a seguir con esta pauta aunque tengan secas sus arcas. Todo en beneficio de la verbena fiscal por más que critique Bruselas o el FMI y que nos recuerden que debemos todo la riqueza que generamos en un año. Una vez transcurridos los comicios, tanto los municipales de primavera como los generales de otoño, si la denominada reforma fiscal tiene efectos secundarios en forma de que la rebaja al final no es tanta al hacer la declaración de la renta o de recortes de gasto para cuadrar las cuentas, los ciudadanos ya habrán votado. Quedarán otros cuatro años por delante para digerir los efectos colaterales. Y ya veremos. En fin, lo habitual....
martes, 10 de junio de 2014
Los que siempre ganan
Estamos en una economía de libre mercado. Bueno, no del todo. Hay sectores que sí que están sujetos a esas reglas de juego. Cuando las cosas van bien pueden incluso ganar dinero. Y mucho. Pero cuando las cosas van mal lo pierden e incluso quiebran. Pero no son unas reglas que funcionen para todos. Me lo decía recientemente un empresario que tuvo que lidiar con la incomprensión del sector financiero para refinanciar su deuda : Hay cuatro sectores o actividades que cuando la economía funciona ganan mucho dinero y cuando no, se les ayuda. En resumen, que pagamos sus facturas entre todos o mejor dicho, son actividades que colectivizan las pérdidas pero privatizan las ganancias. Son la banca, las eléctricas, las grandes constructoras y las grandes distribuidoras. Sobre los bancos ¿qué decir? Ni siquiera cuando gestionan temerariamente se les penaliza. La banca está protegida por el sacrosanto escudo del riesgo sistémico. Si caen, perdemos todos. Si ganan, se lo embolsan. Y no digamos la regulación curiosa al 'crowdfunding' o al 'crowdlending, financiación colaborativa que puede restarles negocio ¿Las eléctricas? Por poner un ejemplo: el famoso déficit de tarifa lo pagamos a plazos en el recibo, sin auditorias ni una estrecha supervisión sobre el mismo; u otro ejemplo, el peaje al autoconsumo, es decir, el pago de una carga por producirse uno mismo la energía... ¿Las grandes constructoras? Podemos recordar el bochornoso episodio del Canal de Panamá. ¿Y la gran distribución? Se financia con los dilatados plazos de pago a los proveedores que, por cierto, sí pueden acabar en quiebra. Este es el libre mercado a la española. Y luego nos extraños de ser líderes en demandas por parte de inversores internacionales por medidas con carácter retroactivo como el recorte a las energías renovables.
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miércoles, 21 de mayo de 2014
Economía ficción
¿Puede un país que debe tanto como lo que produce en un año y que gasta más de lo que ingresa salir del hoyo de la crisis? Esperemos que sí. Pero seamos realistas y no nos dejemos embaucar por la euforia oficial. No tengo claro que lo que nos venden sea la verdad absoluta. Con un panorama financiero como el indicado es difícil de entender cómo encaja en todo esto la rebaja fiscal que promete el Gobierno ¿Si ingresas menos de lo que gastas cómo vas a rebajar impuestos? Entiendo los recelos de Bruselas. A no ser que el Gobierno guarde un as en la maga: la subida de tributos más 'invisibles', como los que gravan el consumo y los indirectos en general. De alguna manera hay que mantener o incrementar la recaudación. No olvidemos que una de las premisas de la tan cacareada reforma tributaria es que tenga un efecto recaudatorio neutro, es decir, que no reduzca la recaudación y que, como mínimo, la mantenga.Y el déficit público solo se puede reducir con más ingresos, menos gastos o una combinación de ambas actuaciones. El Gobierno, empujado por una atmósfera muy electoral, anuncia bajadas de impuestos y renuncia a recortes. Algo se calla o algo se guarda en la chistera. Y es que la otra vía para cuadrar el círculo que venden es un crecimiento explosivo, pero, con una economía que vive desde hace meses de la exportación a unos socios europeos que pierden fuerza y una demanda interna que a duiras penas logra despegar mientras se mantenga el nivel actual de paro, esta opción se intuye muy lejana. Es verdad que estamos mejor de lo que estábamos. Faltaría más. Pero de ahí a que vayamos como un cohete hay todavía mucha distancia. El optimismo es positivo. Incluso más incentivador y rentable y que el pesimismo. Pero no caigamos en las redes de la economía ficción. Seamos realistas, no ingenuos.
miércoles, 23 de abril de 2014
España pierde potencia
No es nada raro. España, o mejor dicho, el sistema eléctrico español, pierde potencia. Por primera vez desde 1990, ejercicio más antiguo del que existen estadísticas fiables, la potencia instalada se reduce con respecto al ejercicio precedente. El año pasado, el total de megawatios (MW) del parque de generación era de 102.308, mientras que al comenzar el presente ejercicio se ha situado en 102.301. Un buen símil de la situación económica de un país que vivió en una burbuja que estalló. Y también un indicador, aunque parezca simbólico, por una parte de que ya hay parques solares fotovoltaicos que paran por falta de rentabilidad o viabilidad y por otra, de que se paralizan otras centrales por falta de demanda. Y eso no es más que el comienzo porque aún veremos más pinchazos de inversiones en energías renovables por los cambios regulatorios del Gobierno y está pendiente la hibernación de ciclos combinados (centrales que queman gas), que apenas superan el 10% de nivel de uso tras un periodo de ingentes inversiones basadas en unas previsiones de demanda con un optimismo excesivo. El ministerio de Industria tiene registradas 69 de este tipo de instalaciones que suponen casi la cuarta parte de toda la potencia instalada. Lo normal es que la potencia instalada crezca de forma gradual y se adapte a las necesidades energéticas del país. Pero es que este no es un país normal. El exceso en la planificación es similar al ocurrido con las autopistas radiales de Madrid, cuya ruina ahora, de un modo u otro, contribuiremos todos a pagar. O con los excesos de la banca o la proliferación de aeropuertos que hoy son monumentos al esperpento. La reducción del parque energético era de prever. No hay demanda para tanta central eléctrica. En los momentos de más consumo no se llega ni a los 41.000 MW, menos de la mitad de todo el parque existente. En el 2007, el año previo al estallido de la crisis, el pico de demanda fue de 45.450 MW y la potencia instalada era de 85.505 MW. Hoy supera los 102.000 MW.¿Es que nadie con dos dedos de frente era capaz de ver que nos estábamos pasando? ¿O es que se seguía invirtiendo en respuesta a intereses muy distintos a la cobertura futura de la demanda energética? Ahora la demanda aún está más alejada del conjunto de la oferta. La paulatina reducción de potencia instalada es consecuencia de un país que se emborrachó con un crecimiento a base de crédito fácil. Y, que conste, que no hemos hecho más que empezar a pagar las facturas de una fiesta en la que no todos participamos, pero cuyos excesos sí que contribuiremos a pagar. Si no, al tiempo. Por el momento, ya pagamos por la potencia contratada hasta un 70% más que un año atrás, la usemos o no...
sábado, 19 de abril de 2014
Con corrupción no hay salida
A ver si lo entendemos. O, algo mucho más importante, que lo comprendan los poderes políticos.
Si no se acaba con la corrupción no habrá salida. Y no es que este sea un país más
corrupto que otros. El problema es la falta de prevención y, por supuesto, de penalización
al corrupto, como advierte Luis Garicano, autor de El dilema de España (Península) ¡Cómo se va a poder construir una
economía con bases sólidas si el sistema gira en torno al amiguismo,
el enchufismo y alrededor de la práctica de meterse parte o todo el dinero
común en el bolsillo propio! Si partimos de que somos más lo que se ve, se opina
o se piensa de nosotros que lo que en realidad creemos que somos, poco ayuda a mejorar nuestra imagen que apenas se avence en mejorar la seguridad jurídica y reprimir la corrupción. En todas partes hay
prácticas sociales y económicas reprochables, en muchos países. Incluso entre nuestros socios
comunitarios. Pero lo que no es de recibo es que apenas se persigan y se castiguen, como sucede en España. O esa es la sensación que da, al menos. Eso es lo
que nos diferencia. Y, mientras que no se prevenga y se persiga hasta las
últimas consecuencias al corrupto no tendremos solución. De esta forma, la salida de la crisis será al viejo estilo, sin propósitos de enmienda ni reformas del modelo económico e institucional. Y a la espera de que nos lleve el viento, sin mapa ni estrategia y al albur de la próxima crisis.
domingo, 16 de marzo de 2014
Reforma fiscal y trilerismo
El informe de la comisión de expertos para la reforma fiscal es un catálogo. Aporta 125 ideas de cambios, pero en el fondo, propone cosas que el Gobierno piensa pero no se atreve a decir. Es, por tanto, un escudo protector para el Ejecutivo, que lo vende como una guía llena de verdades absolutas a la que recurrir si llueven las críticas. En esencia se opta por cambiar la estructura tributaria y porque acaben pagando más quienes menos tienen ¿Por qué? Por el aumento del peso en los impuestos indirectos, como el IVA, que se pagan independientemente de la renta o el incremento del IBI. No es lo mismo pagar un 21% cada vez que gasta alguien que gana 1.000 euros al mes que otro que ingresa más de 6.000. Cuestión de proporciones. Los expertos defienden una bajada del IRPF (una medida muy visible a través de unas menores retenciones en las nóminas en el 2015, año de elecciones generales), que es el impuesto teóricamente progresivo (a mayores ingresos, más impuestos, aunque el sistema ya se ha encargado de facilitar que los del extremo alto tengan todo tipo de vías para tributar menos de forma legal). Pero es que, como dicen en el informe, el efecto recaudatorio de la reforma ha de ser neutro porque hay que cumplir con el déficit marcado por Bruselas, es decir, el Estado no puede dejar de ingresar ni un céntimo. Y para ello optan por los impuestos más invisibles a simple vista, como el IVA. La percepción del ciudadano será la de que le meten más dinero en el bolsillo para que pueda gastar más justo cuando tiene que acudir a las urnas (¡gracias presidente Rajoy!). El Gobierno así trata de dar la imagen de que cumple con sus compromisos de bajar impuestos en año de elecciones, aunque sea tarde y después de no haber hecho más que subirlos desde que llegó al poder. Pero no cuenta que la contrapartida será que cuando el ciudadano de a pie al que le han metido unos euros de más en su bolsillo llene el carrito de la compra se los dejara en esa transacción, si no es que además tiene que añadir alguno más. Los ingresos totales se deben mantener estables en torno al 37% o 38% del producto interior bruto (PIB), explican los sabios en el informe. Por eso, una rebaja de unos 3.000 millones en las rentas del capital y otros 7.000 en las del trabajo debe compensarse con una subida de unos 10.000 millones en el IVA y otros gravámenes indirectos. De hecho es una trasvase, auténtico trilerismo del Estado: lo que pierde por un lado, lo gana por el otro. Y ¿quiénes pagan? Pues los de siempre porque, según cuenta el mismo informe, uno de los pilares contra el fraude fiscal es "reducir los tipos de gravamen y la fuerte progresividad de algunas tarifas tributarias, huyendo de los tipos legales altos y de las tarifas fuertemente progresivas". De esta forma, a quienes eluden el pago de impuestos ya no les compensa el riesgo de hacerlo. Pero, y digo yo ¿es que se les persigue? ¿Es que no les seguirá atrayendo más no pagar nada que tributar aunque sea un céntimo?
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jueves, 6 de marzo de 2014
Las balanzas fiscales y las tripas
Era de prever.Utilizar y retorcer los datos para obtener la respuesta que uno busca es demasiado tentador. Cuando parecía existir un cierto consenso en que había unas autonomías que aportaban más de lo que recibían y otras que recibían más que lo que aportaban, el gobierno de Extremadura se ha encargado de introducir un nuevo elemento de confusión al comparar la renta per cápita con lo recibido con el sistema de financiación autonómica, pero añadiendo los recursos ajenos al modelo. Et Voilà: Catalunya es la comunidad mejor financiada. El ejecutivo extremeño suma a los recursos procedentes del modelo de financiación autonómica --un dinero muy inferior al que aportaron los catalanes en forma de impuestos, como sucede también en Madrid, Baleares o la Comunidad Valenciana-- los del fondo de liquidez autonómica (FLA) y los del plan de proveedores. Pero es que resulta que estos son préstamos sujetos a un interés. Es cierto que la vivienda que poseo y que adquirí con una hipoteca forma parte de mi patrimonio, pero aún carga con una deuda. Por eso el gobierno extremeño hace trampas porque además no ha calculado una balanza fiscal, es decir, el resultado de los flujos financieros entre un su territorio y el Estado. Lo que ha hecho es mezclar datos en una coctelera, no para determinar si lo que recibe se ajusta a lo que aporta y viceversa, sino para demostrar supuestos agravios de comunidad pobre frente a otra rica. Y, en esencia ¿no será que Extremadura no ha tenido que endeudarse porque recibe más recursos que los que le corresponden por lo que ha aportado? Creo que ni el más recalcitrante de los nacionalistas niega la necesidad de que hayan transferencias de recursos de unas comunidades a otras. Pero parece que ha llegado al ahora de establecer ciertos límites o reglas, con luces y taquígrafos sin la niebla actual que propicia los juegos de manos dialécticos y actuar con la emoción o las tripas en vez de con la cabeza. El problema es que este partido carece de árbitro, de alguien que centre el debate. Ese es el papel que debería ejercer el Gobierno central, pero parece poco dispuesto a hacerlo. De hecho fue el que provocó el incendio actual al negar inicialmente la publicación de las balanzas fiscales y luego anunciar que crearía un nuevo método basado en el trabajo de un grupo de expertos del que forma parte Ángel de la Fuente, del CSIC. Cabe esperar poca neutralidad de un árbitro que tiende hacia uno de los puntos de vista en liza. Y es que el fondo de la cuestión es mucho más sencillo: ¿Se cree o no en las comunidades como entes con autonomía fiscal? Si el criterio es que las que pagan impuestos son las personas, como afirman los dictados del PP y de su think-tank, la FAES, y no los territorios nos parecemos más a Francia que a Alemania. Pero entonces alguien tendrá que explicar que el objetgivo es ese y que las autonomías deberán tender a ser gestorías más que unidades políticas con capacidad de decisión.
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miércoles, 26 de febrero de 2014
Financiarización y cortoplacismo
Pues efectivamente: vivimos dominados por las finanzas. Como le he oído decir a Albert Sáez en la tertulia en TV-3, las finanzas son a la economía lo que las encuestas a la política. Y no es es que las unas y las otras sean malas. Es que se ha confundido lo que es un instrumento que puede arrojar resultados muy positivos con el fin en sí mismo. Como consecuencia de ello, estamos dominados por el cortoplacismo ¿Y que conlleva eso? El resultado inmediato, sin apenas reflexión. Que ganamos menos, pues se reduce la plantilla (ya se ha encargado del Gobierno del PP de eliminar al máximo las trabas existentes en la normativa laboral). Que no funciona una cosa, pues se busca a un cabeza de turco. Que se quiere vender una idea, pues se lanza un mensaje efectista y se gobierna a golpe de encuestas. Y así en todo. De esta forma hemos financiarizado la actividad política y también la económica, con contables más que estrategas; con jefes de personal más que gestores de recursos humanos, con gerentes más que líderes capaces de atraer con su ejemplo y aglutinar equipos; con estructuras y telarañas burocráticas más ocupadas en justificarse a sí mismas que capaces de adaptarse rápida y ágilmente a un mundo cambiante. Y así nos va.
viernes, 21 de febrero de 2014
David Taguas y la reproducción de los elefantes
No
puedo decir que fuera amigo de David Taguas. Ni mucho menos. Ni siquiera un gran conocido. Pero sí que he de decir que imponía por su seguridad y rotundidad y
que no establecía barreras infranqueables para el diálogo, aunque siempre que
se le dejara espacio para contar su verdad, por supuesto. Asiduo a la Trobada
d'Economia a S'Agaró, las improvisadas tertulias que mantenía con periodistas
hasta bien entrada la madrugada se habían convertido en un clásico. Tanto que
creo que había colegas que acudían al encuentro organizado por la
Fundación Olof Palme de Anna Balletbó y la Cambra de Comerç de Barcelona solo
para participar en esas desinhibidas charlas en las que Taguas empezaba con
su manido: "Y ahora os voy a contar la verdad sobre..." e iba añadiendo datos y conocimientos que dejaban boquiabiertos a los contertulios a medida que avanzaban las horas. Provocador,
podríamos decir incluso que 'macroprovocador', como le calificamos en El Periódico de Catalunya en el perfil
hecho con la colega Rosa María Sánchez, este economista madrileño apenas
filtraba sus pensamientos antes de lanzarlos al vacío. Ni siquiera como
director de la Oficina Económica del presidente del Gobierno José Luis
Rodríguez Zapatero endulzaba sus afirmaciones o, mejor dicho, rotundas
sentencias. Como aquella vez en la que durante su intervención en la citada
Trobada de S'Agaró dijo en referencia al exvicepresidente económico con el PP y
exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI): "Rato sabe de Economía lo que yosobre la reproducción de los elefantes". Ante tamaña sentencia,
después de su intervención, alguno de los asistentes le invitó a que si quería
precisara lo que había afirmado. "He dicho lo que he dicho", agregó
convencido. Así era David Taguas. Le echaremos de menos en S'Agaró.
Descanse en paz.
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