miércoles, 1 de octubre de 2008

Liberalismo de quita y pon


¡Qué curioso! Parece que hoy apenas hay liberales o que quienesse proclamaban como tales han dejado de serlo. Hasta el más recalcitrante de los defensores de un mercado sin reglas se ha vuelto protector. No pensaban lo mismo cuando ganaban mucho dinero. Hoy, ante la crisis del sistema, prefieren el intervencionismo o, lo que es lo mismo, que con los recursos que aportan todos los contribuyentes se socialicen las pérdidas ocasionadas por la insacible sed de ganancias de unos pocos. Y lo lograrán. En el fondo, más nos vale. Alguien --una persona con un cargo importante, aunque con sensibilidad de izquierdas-- me decía el otro día que en la actual coyuntura es malo actuar, pero también lo es no hacerlo. Por eso, es preferible salvar el sistema que dejarlo caer, porque ese desplome nos arrastraría a todos, especialmente a quienes no contribuyeron al desastre. ¿Saben lo peor de todo? Pues que una vez que se supere el trance, esos liberales que hoy se han puesto el disfraz de intervencionistas, volverán a ponerse la camiseta del libre mercado, del todo vale. Entonces, ante la perspectiva de volver a tener beneficios, se olvidarán del Estado y de socializar. Y es que las ganancias prefieren individualizarlas, es decir, quedárselas ellos. Por todo eso hay que aprovechar las posibles reformas que se introduzcan para limitar sus abusos. El mercado --es decir, ellos-- ya se encargarán de encontrar vías de escape para provocar otra futura hecatombe que habrá que socializar. Siempre lo han hecho. Y entonces, vuelta a empezar.

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