lunes, 3 de enero de 2011
La curva de la felicidad
Tranquilos cuarentones y casi cincuentones: La vida comienza a los 46. La ruta vital es como la que dibuja la tubería de un lavamanos. Al inicio va bajando hasta que llega un punto en el que remonta. Así lo constata The Economist. De esta forma, la denominada curva de la felicidad, en lugar de ser solo una protuberancia en la barriga, sería una especie de forma de U, en la que el punto más deprimente se alcanzaría antes de los 45/48 años, según diversos estudios, entre ellos los realizados por el profesor de Economía David Blanchflower, del Dartmouth College, en EEUU. A partir de ahí, volvería a predominar la felicidad. En resumen, a más años, más experiencia acumulada y menos presión por llegar a la meta, porque esta ya se ha alcanzado o porque todo se ve desde un punto de vista más relativo una vez superada una determinada edad. Una visión optimista y que da significado a los esfuerzos anunciados por algunos gobernantes de cara a incluir la felicidad en la medida del progreso económico. Crecer, en definitiva, no sería solo una cuestión de cifras, de macroeconomía. La felicidad es muy importante: alguien feliz está más motivado y es más productivo. Y eso conviene a una sociedad que quiere avanzar. De ahí la importancia que adquiere este estado de ánimo tan positivo y que los gobernantes como el primer ministro británico, David Cameron o el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quieran incluirlo en los sistemas de medida económica. Y aún es más importante cuando vemos que la primacía de las cifras puras y frías, sin contar con los sentimientos y que tras los números hay personas, nos ha conducido hasta la crisis que vivimos en la actualidad. En un contexto en el que la sociedad tiende a peinar cada vez más canas, todas estas son buenas noticias. Pero para extraer todo el potencial que contiene esta sociedad, antes habrá que contar no solo con los más jóvenes porque cobran menos si no con quienes tienen mayor experiencia. Y para ello las empresas tendrán que dejar de retirar por norma del mercado laboral a cualquiera que se encuentre a punto de superar la parte baja de su curva de la felicidad o que ya esté en plena fase ascendente en su trayecto vital.
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