
Me lo he preguntado varias veces, al igual que muchas otras personas. El petróleo cuesta casi 100 dólares por barril y, en cambio, no hay una sensación de desastre como la que se experimentó a finales de los 80.
En primer lugar, en esa época los países industrializados --con un sector secundario con mayor peso que el actual-- empleaban una mayor cantidad de crudo por cada unidad de producto. Hoy esa variable es más baja. Por eso afecta la demanda de petróleo procedente de países emergentes, como China, que hacen en la actualidad el papel de fábricas del mundo.
Además, el euro flirtea con el nivel de los 1,50 dólares. Cuanto más fuerte está nuestra moneda con respecto a la de EEUU, más barato relativamente nos resulta el petróleo, que se paga en dólares.
Pero ¿hay límites? Seguro que sí. Uno de ellos será el debilitamiento de la propia demanda, en especial de los EEUU --el primer consumidor mundial de crudo--, que podrá alcanzarse cuando el precio del barril supere los 100 dólares e iguale el alcanzado en 1980, una vez ajustada la inflación. Al menos eso sería lo más lógico. Si hay conflictos geopolíticos, como una escalada de tensión con Irán, el escenario sería ya mucho más difícil de prever.