miércoles, 3 de marzo de 2010

No siempre ha de ganar la banca

Siempre que sucede algo hay que hallar responsables. La crisis actual, como cualquier otro problema, y m´s si es de esta envergadura, tiene los suyos. Ni que decir tiene que la banca debe cargar con una buena parte de la culpa. Junto con los constructores y promotores inmobiliarios se embolsaron gigantescos beneficios durante la etapa de expansión. Es evidente que ahora no pueden irse de rositas. Aunque no es comparable al papel desempeñado por entidades de EEUU y otros países, que jugaron aún más que los bancos de aquí con el dinero de los clientes y que han recibido más dinero de los contribuyentes para salvarse, nuestro sistema financiero también debe purgar sus pecados. Lo dicen catedráticos como Guillem López Casasnovas que, por cierto, también es consejero del Banco de España, y otros muchos. La factura de la crisis debe repartirse en función del grado de responsabilidad de cada uno en la misma. Son precisas, por tanto, más que las ayudas para salir a flote, las reestructuraciones y eso signfica que deben haber esencialmente dos perdedores: los ejecutivos que han provocado la situación y los accionistas de las entidades bancarias. "Esa es la naturaleza de la cultura de asumir riesgos que conlleva el capitalismo y, a su vez, la única justificación de los rendimientos por encima de lo normal de los que disfrutaron durante la etapa de boom es el riesgo de incurrir en pérdidas--", recuerda el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz en su último libro Freefall. No se puede tolerar por más tiempo que, con el defendible pretexto de salvar al sistema financiero y, por extensión, de salvarnos a todos, , los banqueros, los ejecutivos y los principales accionistas de las entidades, tan liberales ellos cuando la coyuntura va como un cohete; sigan socializando las pérdidas, pero quedándose con las ganancias. En caso contrario, cualquier queja o protesta por parte de los más débiles, contará con cientos, si no miles de millones de motivos para ser aplaudida.