jueves, 14 de febrero de 2008

Que no cunda el pánico


La economía española se desaceleró el año pasado. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas revelan que el producto interior bruto (PIB) aumentó el 3,8%, lo que significa una décima menos en en el 2006. Y se debió a la ralentización hasta el 3,5% en el cuarto trimestre. De alguna manera se tenía que reflejar un menor ritmo de crecimiento que, igualmente se notará en el primer trimestre del 2008. Pero eso, en sí, no es una catástrofe. No siempre se puede correr a la misma velocidad. Lo que sería preocupante es que el crecimiento se parara o aumentara muy por debajo de los niveles actuales durante muchos trimestres. Entonces sí que habría motivos para empezar a temblar. El paro también reveló esta fase de desaceleración en la que, sin duda, nos encontramos. Pero, que no cunda el pánico, el cual es un elemento que suele contribuir empeorar situaciones. La economía también tiene una vertiente psicológica. Si se impone el pesimismo, eso se refleja también en el resultado final por la vía de un menor consumo y, por tanto de una menor producción y menos empleo. Por tanto, calma y a esperar y ver si el frenazo de la construcción se ve compensado por un mayor dinamismo de otros sectores. Que no cunda el pánico. Aún no es necesario.