jueves, 24 de diciembre de 2009

De las 'puntocom' a Lehman Brothers

¿No hemos aprendido nada? Un rápido examen a los acontecimientos de la última década, la primera del tercer milenio, refleja que, en materia de crisis, parece que no aprendemos. Casi comenzamos el aún vigente periodo de dos lustros con el estallido de la burbuja de las empresas tecnológicas en marzo del 2001. Muchas desaparecieron, pero quedan algunas, como Yahoo! o Google, que, tras 11 años de vida, es el actual poder dominante. Lo preocupante es que en 1998 habíamos caído y, por suerte, habíamos salido, de la debacle del Long Term Capital Management (LTCM), fondo altamente especulativo del que formaban parte incluso premios Nobel de Economía. Pero es que en el 2008, justo 10 años después de LTCM y siete después que la caída tecnológica, se produjo la que, hasta ahora, se ha calificado como la peor crisis económica de la historia o, si queremos, la única comparable desde el crack de 1929. Entre otros efectos, tras la caída de Lehman Brothers, ha supuesto la desaparición de la otrora superpoderosa banca de inversión. Espero equivocarme, pero nuestra capacidad de tropezar y con piedras cada vez mayores parece no tener límites y la de acabar pagando entre todos una factura por una fiesta de la que solo disfrutaron unos cuantos, también. Como el crecimiento desbocado, las crisis tienen sus ciclos. Y estos cada vez son más cortos, como lo es también la vida de las empresas que dominan: Microsoft, un invento de los años 80, tiene poder, pero lo ha visto reducido por el creciente liderazgo de una empresa, Google, que se fundó hace 11 años. Y hay más ejemplos, como Facebook, etcétera, etcétera. Si las cosas no cambian, nos espera una nueva década en la que a las etapas de bonanza les seguirán momentos de caída que, como no podía ser de otra forma, nos parecerán los peores de la historia. Eso será mientras los padecemos porque después, una vez recuperados del desastre, recobramos fuerzas y perdemos rápidamente la memoria para acabar de nuevo en un desastre. Todo esto forma parte consustancial del capitalismo, uno de los sistemas con más capacidad de regenerarse. Ya lo decía John Kenneth Galbraith: "la memoria financiera no dura más de 20 años". Muchos menos diría yo. Si no, al tiempo.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Más peaje fiscal para el ahorro

Quedan pocos días para aprovechar que la tributación del ahorro es del 18%. A partir del 1 de enero, éste estará gravado con el 19% y el 21% a partir de los 6.001 euros. No es de extrañar, por tanto, que muchas compañías paguen el dividendo a cuenta de los resultados de este año este mismo mes y no en enero, como es habitual. No olvidemos, de todas formas, que, en el caso de los dividendos, los primeros 1.500 euros están exentos y en esa situación se encuentran la gran mayoría de los contribuyentes. Otra cosa son los depósitos y cuentas. Como uno puede determinar el momento y la cuantía de sus plusvalías, los fondos de inversión ganan atractivo a costa de las imposiciones bancarias. En todo caso, no hay que perder de vista ni el horizonte temporal --¿cúando vamos a necesitar el dinero?-- ni la rentabilidad. A lo mejor resulta más a cuenta pagar algo más de impuestos pero obtener un mayor rendimiento. Cada persona es un mundo y cada uno sabe la tolerancia que tiene al riesgo y tienen que hacer sus propios números. O pedir que se los hagan. No lo olviden.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Sol en el techo

A pesar de su intensa potencia, apenas usamos el sol para generar electricidad en todas sus posibilidades. El Gobierno de la Generalitat de Catalunya ha encontrado una vía que puede resultar muy interesante. Ya empezó con las cubiertas de la Fira de Barcelona y ahora, a través de la empresa pública ICF Equipaments, ha adjudicado el concurso para la construcción y mantenimiento de placas fotovoltaicas en los techos de 108 escuelas públicas a AV Soltaica. Se trata de una empresa en la que participan una filial de la constructora Vicsa y la firma especializada en eficiencia energética Aplir, además de una persona gran concoedora de las energías renovables como Jaume Morrón. El proyecto forma parte del pacto por la competitividad firmado por la Generalitat y diversos agentes políticos, sociales y sindicales. Además de emplear espacios que de otra forma estarían ociosos, las instalaciones se encuentran cerca de zonas donde es posible evacuar la energía generada a la red general sin grandes inversiones en infraestructuras. Esa será una vía de fomento de la energía solar con muchas posibilidades. Pnesemos en las cubiertas de grandes naves industriales y otros grandes equipamientos. La Generalitat ya lo ha pensado. No se puede esperar que genere grandes volúmenes porque la energía solar fotovoltaica requiere mucho espacio para generar un solo megawatio (MW), pero sí que puede contribuir a llegar a los objetivos que se han marcado con esta fuente energética y a los que se incluyen en la actualización del plan de la energía de Catalunya, que apuesta sobretodo por el ahorro y la eficiencia energética, es decir, por generar la misma o igual energía para obtener mucha más producción. El proyecto que se pone ahora en marcha, mediante el que AV Soltaica pagará un canon por uso de espacio durante un periodo de entre 20 y 25 años, supone una inversión de unos 10 millones de euros y aportará la electricidad que consumen el equivalente a 1.200 familias. Algo es algo en el camino hacia la producción de energía más limpia y la sostenibilidad en el que el Ejecutivo catalán se había quedado muy rezagado.

viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Y quién juzga a Standard & Poor's?

No seré yo quien juzgue a una agencia de calificación crediticia como Standard % Poor's (S%P), que ha vuelto a dar un toque de atención a España por su déficit ¿Pero no eran estas compañías las que, sin rubor alguno, certificaban como de calidad los activos tóxicos que propiciaron al mayor crisis financiera mundial desde 1929? Como alerta para que el Gobierno se ponga las pilas y establezca compromisos creíbles y comprobables para reducir la sangría que sufren las cuentas públicas no está mal. Pero ¿acaso alguien juzga a S&P? ¿Quién la regula? Podríamos incluso convenir que, quizás, no fue la agencia que más ingresos obtuvo con la certificación de activos que luego resultaron tóxicos, pero relativicemos las cosas. Su palabra no es ley, aunque sí debe servir de advertencia, especialmente para el Gobierno, que ha de ser el garante de la solvencia de la deuda del país. Es cierto que la tendencia de las cuentas públicas no es buena, pero tampoco es menos cierto que la deuda pública en relación al conjunto de la economía, aunque con tendencia a incrementarse, está unos 20 puntos por debajo de la media de la Unión Europea (UE).

lunes, 7 de diciembre de 2009

El clima de Copenhague

No lo esperemos todo de Copenague. Es posible que no se alcancen grandes acuerdos o incluso, siendo extremadamente optimistas, es posible que los haya. En cualquier caso, es preciso que se discuta la cuestión del cambio climático a escala global y que se decidan actuaciones para desacelerar el deterioro del medio ambiente, por vagas que estas sean. Es imprescindible que exista un marco mundial. Ahora bien, eso es necesario, pero no suficiente, como lo demuestra el escaso efecto, en términos de reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, el protocolo de Kyoto de 1992. Los gobiernos no hicieron en casa lo que se comprometieron a hacer fuera de ella. En todo caso, peor hubiera sido que no hubiera existido ese compromiso. Copenague es la ocasión para perfeccionar el marco global, asumiendo que la actuación concreta ha de ser a escala local, que cada estado debe ser lo suficientemente inteligente y a la vez valiente para implementar medidas adecuadas para su país y que paralelamente sean efectivas y eficientes. Lo primero, porque es imprescindible frenar el deterioro del medio ambiente y lo segundo, porque hay que hacer un buen uso del dinero público para que los contribuyentes perciban la importancia de que una parte de sus fondos vayan a estimular modos de hacer más sostenibles y que, por tanto, lo apoyen e incluso lo reclamen. Los gobiernos deben pasar de las declaraciones de intenciones o los estímulos que se acaban convirtiendo en ayudas para la especulación --véase el caso de la energía solar en España-- a los incentivos bien dirigidos. Y no solo en materia de producción de energía verde si no --y en ésto sí que se ha hecho poco-- en el terreno del ahorro y la eficiencia. Si se produce con menos polución y además se precisan menos cantidad de kilovatios para hacer lo mismo o más, se habrá empezado a ganar la batalla. Pero, seamos conscientes, queda mucho camino por recorrer. En todo caso, este se hará mucho más corto si el consenso sobre la necesidad de actuar es verdaderamente global. Si es así, el 1% de coste a escala de la economía mundial que se necesitaría hoy para paliar los efectos del cambio climático serían suficientes ¿Acaso no han corrido todos los gobiernos para salvar a la banca con recursos equivalentes al 5% del producto interior bruto mundial (PIB)? Pues simplemente se trata de que se conciencien en la misma medida que lo están sobre la importancia del sector financiero. Aunque solo se logre eso se podrá decir que con Copenhague ha cambiado el clima. Y para bien, claro.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sostenibilidad por ley

Como catálogo de buenas intenciones se puede decir que la ley de la economía sostenible es correcta. Pero ¿se puede modificar el modelo económico mediante una norma o un conjunto de ellas? Es tal la tradición burocrática de este país que los gobernantes -- los de ahora y los anteriores-- tienden a pensar que basta con regular para que se produzca un milagro que acabe con la crisis. Bien estará sin algunas de las medidas desperdigadas por el texto propuesto por el Gobierno sirven para aumentar la eficiencia ni que sea de la Administración. Es una propuesta que incluye desde desgravaciones fiscales hasta medidas destinadas al ahorro energético o a reducir la morosidad. Nadie duda de que los incentivos desde bien dirigidos desde el sector público pueden estimular deterimadas actuaciones o actividades y también pueden porovocar lo contrario (¿Qué produjo si no la desgravación por la compra de vivienda?) ¿Quién se puede oponer, de entrada, a algunos de los principios que propone la norma? Tampoco sirve de mucho la demagocia que pueda practicar la oposición. No olvidemos que el modelo basado en la construcción se disparó y afianzó con el PP en el Ejecutivo. En todo caso, lo que es indudable es que los cambios profundos requieren modificaciones de la misma magnitud e incluso más, en el sistema educativo, en las infraestructuras en una mayor potenciación de la innovación... Difícilmente se pueden llevar a cabo mediante grandes declaraciones de intenciones. En fin, requieren de un modelo planificado, bien meditado y madurado, como los buenos vinos. Ah! Y a poder ser, totalmente consensuado. En algunas autonomías lo han logrado. Se han marcado una estrategia pactada para muchos años, al margen de coyunturas electorales ¿Podrá eso ser así a nivel de España?

miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿La presión fiscal?: baja, pero ya subirá...

No salten de alegría porque igual que todo lo que sube acaba bajando, también lo que cae acaba yendo hacia arriba, como si de una pelota de goma se tratara. Eso es lo que sucederá con la presión fiscal, ya que el año que viene subirá el IVA y otros gravámenes, como los que recaen sobre los rendimientos del capital. En España, el año pasado los ingresos tributarios cayeron hasta suponer el 33% de la economía --frente a más del 37% en el 2007--. Y eso no fue porque el Gobierno bajara los impuestos para estimular una economía en crisis, ya que más bien actuó por la vía del gasto; sino por el drástico desplome de la recaudación. También hay que admitir que algo parecido, pero con el aumento de los ingresos, sucedía cuando la economía iba a todo gas. El Estado ingresaba más, pero no porque aumentara los gravámenes --aunque a veces los hacía sigilosamente al no adecuar las tarifas a la inflación--, sino porque una mayor actividad económica generaba más recaudación. En todo caso, en las empresas, cuando caen los ingresos, las estructuras se ajustan al nuevo escenario. Y eso suele acabar afectando a los trabajadores en forma de despidos, prejubilaciones y otras medidas laborales, sean temporales, contatados a media jornada, por horas o incluso fijos ¿Qué pasa con las Administraciones? Pues que a pesar de ingresar mucho menos -- una caída de la facturación en términos de empresa-- mantiene o aumenta sus plantillas y se ajusta poco el cinturón, o esa es la impresión que da ¿Será porque tiene que prestar más servicios? ¿Crece realmente su productividad? Espero que así sea, pero, en todo caso esto es lo suficentemente trascendente como para el comentario completo de otro día.

martes, 17 de noviembre de 2009

Herencias pesadas

Catalunya es una de las comunidades autónomas en las que en la actualidad resulta más costoso recibir una herencia por la elevada carga que supone el impuesto de sucesiones. Esa es una cuestión que los miembros del tripartito --al menos dos, el PSC y ERC-- pretenden mejorar. Un mismo acto paga hoy un máximo del 9% si se recibe en forma de donación --es decir transmisión inter vivos-- y puede llegar a más del 32% si se percibe como un legado, es decir como una transmisión mortis causa. Eso no tiene ni pies ni cabeza, a no ser que se pretenda estimular abiertamente las donaciones en contra de las herencias o si todo el mundo fuera lo suficientemente autónomo y libre para elegir la opción. Y de esa posibilidad solo disfrutan las rentas más altas. En resumen: Hay que acabar con una situación de total injusticia. No se trata de suprimir un gravamen que puede tener una función redistributiva y contra cuya desaparición se han manifestado algunas de las mayores fortunas del mundo, pero sí de convertirlo en un tributo más justo y equitativo. No se trata de que los familiares lejanos o los amigos próximos puedan heredar sin cargas y obtener dinero o patrimonio sin ningún tipo de esfuerzo, pero sí de que lo puedan hacer los parientes más próximos y con los bienes más esenciales. Hoy solo pagan este elevado gravamen las rentas bajas y medias ¿Tiene eso algún sentido?

jueves, 5 de noviembre de 2009

Emprendedor, empresario y directivo

No nos confudamos. Una cosa es un emprendedor, otra un empresario
y otra, un directivo. Últimamente se suelen mezclar los términos. El primero es alguien con capacidad innata o adquirida de ingeniar, de tener ideas que pueden transformarse en productos o servicios comercializables. El segundo, el empresario, puede o no contar con el primer rasgo, pero sí que tiene aguante e interés por mantener su proyecto y, si puede ser, cedérselo a sus descendientes. El tercero, el directivo, es quien gestiona, con un salario de lujo o no, y que actúa, téoricamernte, por cuenta del propietario o los accionistas. No es común tener la suerte de poseer las tres características, aunque hay algunos casos. En la actualidad han cobrado mucho protagonismo los directivos y gestores que, en muchos casos, controlan las empresas como si fueran suyas. Y no lo son. Lo denunció recientemente Carlos March, descendiente de Juan March y una de las grandes fortunas de España. Denunció "el extraño entramado de poder" en las compañías, en las que mandan ejecutivos y directivos al margen del consejo de administración y de unos accionistas con escaso sentido de la propiedad y que, en su día, John Kenneth Galbraith bautizó con el nombre de tecnoestructura. Y es que, no nos engañemos, no suelen ser iguales ni tienen por qué ser coincidentes los intereses de quienes se juegan su dinero --empresarios-- que el de aquellos que, pese a que aparenten estar volcados en su compañía, están especialmente pendientes de los réditos que pueden sacar mediante bonos y primas. Como tampoco es igual el interés de un accionista implicado y con vocación de permanencia que el de uno que no espera más que una fuerte revalorización de sus títulos para hacer caja. No es lo mismo.

lunes, 26 de octubre de 2009

Subir impuestos sin que se note

Lo decía hace unos meses y lo reitero: Llegan épocas de subidas de impuestos. Los estados no tienen otro remedio para cuadrar sus cuentas, mermadas por los efectos de la crisis. Y la mejor herramienta es el IVA y los tributos que gravan el consumo, como constata el último informe global de la consultora KPMG. Son tal vez los impuestos más invisibles. Una vez que se aplica la subida, tras el enojo inicial, ésta es absorbida por el mercado y por los consumidores. En España está prevista un alza de dos puntos en el tipo general del IVA, del 16% al 18%, y de uno en el tipo reducido, del 7% al 8%, a partir de julio. La necesidad de ingresar que tienen los estados deja en un segundo plano el debate ideológico entre los impuestos directos --aquellos que tienen en cuenta la renta del contribuyente-- y los indirectos --aquellos que se pagan independientemente de la renta del afectado--. Es indudable que supone mucho más una subida de dos puntos para alguien que gana 1.000 euros y tiene que gastarlos casi todos para sobrevivir que para alguien con unas renta superiores a 100.000 euros y, por tanto, con capacidad para ahorrar. Pero necesidad obliga. Los gobiernos requieren fondos y, en todo caso, en su mano está, establecer mecanismos para que paguen más quienes más tienen --por ejemplo mediante una lucha contra el fraude mucho más eficaz o evitando que quienes tienen más posibilidades de una buena asesoría se mofen del resto de mortales--. Ese sí que es, todavía, un rasgo ideológico.

martes, 20 de octubre de 2009

Millet y el buen abogado

Que se lo digan al expresidente del Palau de la Música, Fèlix Millet: Donde esté un buen abogado... La estrategia de su defensa, diseñada por Pau Molins, ha sido esencial para librarse de la cárcel, al menos por ahora, después de declarar y tras haber admitido que se había apropiado de dinero ajeno. Básico. Distraigo unos euros por aquí, otros por allí o los tomo prestados sin fecha de devolución y luego, con una parte de eso, me pago un buen abogado que me librará de las penurias que pasaría un delincuente de poca monta. El sistema no acaba de funcionar. Nadie entiende que alguien que ha aceptado por escrito que se metió en el bolsillo unos fondos importantes de la institución que presidía campe por la calle a sus anchas. Seguro que si hubiera robado un bolso las cosas serías distintas. Como ya he dicho en alguna ocasión, Millet, como el monumental estafador Bernard Madoff, es un síntoma de que las cosas no funcionan como debieran en esta economía de mercado que tantos disgustos nos está dando desde hace más de un año. Y lo que ha sucedido después de su primera declaración casi tres meses después de que los Mossos d'Esquadra entraran a registrar el Palau --es decir, nada--, también lo es.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El sueldo de los consejeros, otro mal síntoma

El año pasado, los consejeros de la banca percibieron el 52% más que en el ejercicio anterior. Ni más ni menos que una media de 5,49 millones de euros, frente a los 3,6 millones del ejercicio precedente, según el último boletín de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). De esta forma superaron la retribución de los vocales de consejos de empresas de energía y agua, que solían ser los que más emolumentos percibían. No deja de ser chocante que los reponsables de los órganos de gobierno de, precisamente, entidades financieras fueran los que más ganaron, justo el año en el que la economía se desplomó a causa de los desmanes de las hipotecas basura y demás inventos de este sector. Si eso no es un síntoma de que las cosas no van bien... Yo tenía entendido que estos personajes eran los que defendían ligar la retribución a los resultados. Si eso es así, en 2009 deberán ganar muchísmo menos que en 2008 porque las cuentas de las entidades que gobiernan están mucho más deterioradas. Me temo que el dinero que se embolsarán no bajará tanto como lo harán los resultados. Y si finalmetne optan por dar una imagen de austeridad, siempre les quedará la solución de compensar el desajuste para sus bolsillos autoadjudicándose prejubilaciones y pensiones multimillonarias a cuenta del dinero de los accionistas que, no lo olvidemos, son los auténticos dueños de las empresas, aunque, viendo cómo se dirigen las compañías, no lo parezca.

domingo, 4 de octubre de 2009

Madoff, Millet y otros síntomas


No sé muy bien cómo definirlos. Bueno, evidentemente al margen de las calificaciones penales que merecen, claro. Bernard Madoff, protagonista de la mayor estafa de la historia de EEUU; y Fèlix Millet, el expresidente del Orfeó Català y la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música que, en breve, será citado a declarar por el juez a propósito de la supuesta red de desvío de fondos que montó, son, ante todo, síntomas. Son síntomas de una enfermedad, de un deterioro del capitalismo que requiere reflexión. Tal vez como el que analizaba John Kenneth Galbraith en su ensayo La economía del fraude inocente. Una sociedad en la que el fraude, a gran escala y de guante blanco, claro; pasa a ser percibido más como una habilidad que un delito. Pues bien, no hay fraude ni engaño inocente, o al menos no debería haberlo. Ni Madoff ni Millet son, en el fondo, algo inédito, pero sí una advertencia de que los excesos de las etapas de vacas gordas conducen a abusos y a una cultura del todo vale y de la impunidad de unos pocos frente al estupor de unos muchos. Y, rebobinemos, volvamos al principio: No todo vale, por mucho apellido que tenga uno. No hay engaño inocente ni timo benevolente. Solo hay fraude, engaño y timo. Pero, como decía, tras una época de excesos y bonanza extrema con personajes de este tipo hay que preguntarse también si son solo ellos los culpables ¿Nadie más sabía nada de lo que estaban haciendo ni lo intuía? ¿Ni el supervisor bursátil en EEUU? ¿Ni las Administraciones, socias del Palau a través de un consorcio, ni tampoco algunos de los amigos de Millet, ni conocidos y allegados de la alta burguesía? ¿Nadie en absoluto? ¡Pues que buenos controles que tenemos! Sabemos o empezamos a saber quiénes son los culpables directos de las fechorías, pero también deberíamos llegar a saber quiénes fueron encubridores, cómplices por acción u omisión e incluso si hubo otros beneficiarios del desvío de fondos en el caso del Palau, sean personas físicas o jurídicas, partidos por ejemplo. Ese sería el primer paso, si no para erradicar totalmente esta enfermedad del capitalismo, sí para reducir o acotar su expansión. Pero, no sé, no sé...

sábado, 26 de septiembre de 2009

Mordisco al ahorro, IVA y 400 euros de ida y vuelta


Del 18% al 19%. Así tributará el ahorro de la mayoría con la subida fiscal prevista por el Gobierno porque el tope de 6.000 euros establecido engloba a la mayoría de los contribuyentes. Por encima de esa suma, el tipo será del 21%, un auténtico mordisco fiscal al ahorro inidividual, con costes de imagen y que, sin embargo, no tendrá un impacto global muy importante en las arcas del Estado. No olvidemos que rentas del capital no son solo los dividendos sino los intereses por las cuentas corrientes ¿Quién no las tiene? Como también sube el IVA general, del 16% al 18%, también seremos la mayoría los que pagaremos. Al menos se ha tenido en cuenta la progresividad en la tributación del ahorro. Algo es algo. Pero el grueso de la recaudación adicional, por el IVA, y la retirada de los 400 euros --esa suma que pensábamos que nos daban y que ahora resulta que no era más que un préstamo o, mejor dicho, un parche a corto plazo que, en cambio, propinó un mordisco inútil de 6.000 millones de euros en las cuentas públicas,--afectará a las clases medias, las grandes paganas. Veremos si las medidas sirven de algo. Al retrasar el alza del IVA hasta el 1 de julio del año que viene, a lo mejor lo que el Ejecutivo busca es estimular el consumo, es decir, que la gente se anime a comprar bienes y servicios antes de esa fecha porque después les costará al menos dos puntos más. Y además, seguro que el Gobierno espera que a partir del próximo verano la economía ya habrá empezado a remontar --en parte gracias a ese supuesto empuje que provendrá del consumo--, por lo que un IVA del 18% en vez del 16% no significará mucho. Si el Ejecutivo falla en sus cálculos, la crisis podría prolongarse. Esperemos que no fallen en sus cálculos. En todo caso, creo que hubiera sido mejor dar ejemplo primero con un buen recorte de gastos corrientes y suntuarios por parte de la Administración --¿por qué no una reducción simbólica de ministerios? Nadie pide que se reduzca el gasto social --. Con ello hubieran legitimado futuras propuestas de subidas de impuestos. ¿Acaso las empresas no ajustan primero sus costes antes de apelar al bolsillo de sus accionistas?

miércoles, 23 de septiembre de 2009

G-20: no salven el capitalismo, dómenlo

Un mensaje para los líderes que se reúnen en Pittsburgh (EEUU) a partir del día 24: No salven el capitalismo. Él mismo, o aquellos apóstoles que defienden su vertiente más liberal --solo cuando las cosas van bien, claro, y se pueden beneficiar de las ganancias-- ya se ocupan de ello. Lo que deberían hacer los mandatarios en la cumbre del G-20 es tratar de domarlo. Me explico. Si algo nos ha enseñado la crisis de 2008 es que la desregulación total acaba en debacle absoluta, en caos. El afán y las posibilidades de obtener beneficios enormes y rápidos, con la sensación de que no hay límites, puede con cualquier mente, por privilegiada que esta sea. Baste con recordar desastres como el del Long Term Capital Management (LTCM) en 1998, en el que participaron dos eminentes premios Nobel de Economía, Robert Merton y Myron Scholes. El desaguisado se solventó con el apoyo de los bancos que se beneficiaron de unas ganancias excpecionales e inexplicables sin mirar mucho el detalle ni hacerse ni hacer demasiadas preguntas. Al no haber resulto el tema con contundencia, 10 años más tarde, el globo se hizo mayor. Y, por tanto, al pinchar la euforia, no era suficiente con poner un parche como en 1998. Todos los gobiernos tuvieron que rascarse los bolsillos, evidentemente con los impuestos de todos los ciudadanos --aquellos que ven cómo se colectivizan las pérdidas, pero que las ganancias, cuando las hay, se privatizan--. Había que evitar que el barco se hundiera y ahogara a los menos culpables de la película.
Un vez más controladas las vías de agua, hacen falta unas normas. Y esas son las que deberían comenzar a perfilarse en Pittsburgh. Pero, mucho me temo que los brotes verdes que han surgido en algunas de las economías más poderosas han enfriado los anhelos de cambio --cualquier cambio es engorroso-- y ya vuelven a levantar la voz quienes se proclaman estandartes del liberalismo y defienden un mercado sin apenas normas para embolsarse unas ganancias que comienzan a aparecer o que lo harán en breve. Todo ello sin contar con que, de no haber sido por el apoyo prestado por el resto de los ciudadanos, los beneficios tardarían mucho más o no serían posibles. Señores del G-20, tengalo en cuenta. No hace falta que entierren el capitalismo, él ya tiene quien lo defiende y ha dado pruebas suficientes de saber regenerarse y adaptarse a los entornos cambiantes y, además, tiene cosas positivas. Aprendan de los errores pasados y mejor traten de domarlo un poco, mediante normas que dificulten los desmanes y los excesos como las primas astronómicas de los directivos o los paraísos fiscales para unos pocos. Más que nada para que la próxima crisis, que más tarde o más tempran volverá, no salga tan cara a quienes solo tienen reservado un papel protagonista cuando hay que colectivizar las pérdidas.

martes, 15 de septiembre de 2009

Lehman: Y un año después ¿qué?

Ya hace un año que se desplomó Lehman Brothers. Su quiebra percipitó una crisis global que no se veía desde 1929 y desencadenó una auténtica de pánico que nos llevó a una recesión, inactividad y paro. Las ingentes sumas aportadas por los gobienros y autoridades, es decir, el dinero de los contribuyentes, han salvado muchas entidades financieras. Pero ¿era necesario? La tesis de que algunas instituciones son demasiado grandes para caer por su impacto en el conjunto ha evitado un proceso de selección natural del que deberían salir solo aquellos que se adaptaran a las nuevas circunstancias del mercado, como en el mundo animal. Este se ha producido en otros sectores en forma de despidos masivos y duros ajustes de producción. El presidente de EEUU, Barack Obama, ha anunciado que no tolerará más excesos ni conductas temerarias. Espero que no se quede solo en las palabras. Aunque las primas y los incentivos a los directivos no son más que el síntoma, no la enfermedad en sí, hay que limitarlos o establecer mecanismos que impidan desmanes. Si no se hace eso y se fuerz al sector a acometer un profundo ajuste y, por contra, se accede a las presiones de la banca, en unos meses o tal vez en unos años, volverán a haber Lehmans y rescates con dinero de los contribuyentes. O sea, que todo el esfuerzo y sacificio de los menos culpables no habrá servido absolutamente para nada más que llenar los bolsillos de unos pocos con el dinero de unos muchos.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Señor Zapatero, primero el gasto

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo tiene complicado. Quiere subir los impuestos sin que se note y recortar el gasto sin pisar callos para recuperar los recursos perdidos en un combate contra la crisis que está siendo ciertamente ineficiente hasta la fecha. Se ha buscado más el efectismo que el resultado. Y ahora llegan las facturas, los sobrecostes provocados por una actuación poco meditada y, sobretodo, improvisada. La verdad es que aumentar la fiscalidad en una situación como la actual es poco recomendable. Como lo de quitar los 400 euros que en su día se entregaron frívolamente. Y no digamos si lo que se va a hacer es incrementar la tributación de las cuentas corrientes y los dividendos. Además, con eso no dará ni para cubrir una mínima parte del gigantesco déficit que se ha generado. Lo higiénico y valiente sería recortar de forma drástica el gasto corriente. Sí, sí, ese que, en etapas de bonanza tiende a ser un auténtico desplifarro en todas las Administraciones públicas y que incluye desde los bolígrafos y papeles hasta los distintos fichajes de asesores y cargos de confianza. ¿Por qué no recortar el número de carteras ministeriales? El despilfarro lo han cometido gobernantes de todos los colores. Ahora sería un buen momento de reconocer errores y enmendarlos. Un ajuste considerable de los gastos superfluos sería un buen comienzo y una buena señal y ejemplo para acometer luego futuras medidas con má sposibilidades de éxito. Más adelante, con la credibilidad algo recuperada, si la situación mejora, ya se podrá subir algún tributo --seguramente el IVA o algunos de los que gravan determinados productos, que se sitúan en los niveles más bajos de la Unión Europea (UE)--. Todo lo demás serán anuncios, comentarios, globos-sonda y, lo que es peor, medidas nocivas, ineficientes, improvisadas y a contracorriente.

martes, 4 de agosto de 2009

Sociedad con canas

Debemos afrontarlo. El Financial Times analiza en su edición de hoy martes el envejecimiento de la sociedad japonesa. Supondrá un fenómeno con enormes impactos económicos. En 2050, se calcula, habrá 1,2 activos por cada mayor de 65 años en Japón. Y es una tendencia, esa del caminar hacia una sociedad con canas, propia de economías avanzadas. España no se salva de ello. Una vez que muchos inmigrantes deciden volver a sus países de origen por la caída del empleo, el problema puede volver a resurgir. Y, con este problema estructural, posibles disfunciones en la financiación de la Seguridad Social. El Gobierno debe tenerlo en cuenta y empezar a estudiar medidas para paliar los efectos del envjecimiento. Estos pasan desde retrasar la edad de la jubilación hasta alargar el periodo de cotización para terner derecho a la misma. Es hora de empezar a discutirlo. El reloj corre, el tiempo vuela y, lo que empieza a detectarse como una tendencia de fondo, puede convertirse en un gigantesco problema si no se toman medidas.

viernes, 31 de julio de 2009

¿Se acerca la competencia al sector de las gasolineras?




La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) se ha decidido a imponer una sanción de casi 8 millones de euros a Repsol, Cepsa y BPestaciones de servicio, incluidas las que son titularidad de terceros y que, por tanto, deberían poder establecer sus propias tarifas. Hace tiempo que el sector viene denunciando esta situación. Incluso los servicios jurídicos de la Comisión Nacional de Energía (CNE) se hicieron eco recientemente de las consecuencias de las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea a cerca de la nulidad de la mayoría de los contratos de suministro que mantienen las petroleras con terceros. Ha pasado casi un año desde el último de estos fallos y apenas ha habido avances. Ahora, con la última sanción y el anuncio de un informe de la CNC sobre la competencia en el sector, los días de la poca concurrencia podrían empezar a acabarse. También tendrá mucha importancia lo que determine en septiembre el Tribunal Supremo sobre esta cuestión. El cerco a la escasa competencia parece que se acerca, a la vez que lo hace también un mercado con más diferencia de precios. Esperemos que así sea y que, por una vez, se impongan los intereses de los consumidores y de la sociedad en general, y no solo los de unas pocas compañías. Sería bastante bochornoso que, al final, fuera la Comisión Europea la que, como ha advertido en alguna ocasión, tuviera que tomar cartas en el asunto ¡Qué vergüenza!

miércoles, 29 de julio de 2009

Bolsa, euforias y otros mundos ficticios

No seré yo el que ejerza de aguafiestas. No no me gusta hacer ese papel. Pero creo que, en el mundo económico, hay que ser de vez en cuando realista y tratar de imponer la cordura. Después de dos semanas, la bolsa acumula unas ganancias superiores al 15%. Y algunos ya se frotan las manos esperando una pronta recuperación económica. Lo cierto es que el entorno no parece tan optimista --cierrres, despidos, etc.--, pero los mercados de valores, ya lo sabemos, tienden a sobrerreaccionar, tanto con las buenas noticias, a través de euforias, como con la malas, mediante irreprimibles pánicos. Actualmente, la mayoría de compañías ofrecen datos más positivos de los que se esperaban. Los equilibrios contables también tienen algo que ver en eso. En todo caso, la verdad es que se producen fuerte subidas en las bolsas. Pero --no lo olvidemos--: las bolsas no suelen ser un reflejo absolutamente fiel del mundo real. Algunos analistas lo recuerdan y advierten de que podríamos estar viviendo una especie de espejismo, uno de esos mundos ficticios que surgen de los mercados de renta variable y que, de un día para otro, transforman una etapa de alegrías en una auténtica pesadilla. Esos mismos analistas apuntan que lo peor de la crisis podría aún estar por llegar ¿Recuerdan al economista Santiago Niño y su libro El crash del 2010? Esperemos que el tiempo no le dé la razón y que, tras el verano, la enorme bola del endeudamiento y los déficits públicos --en España supera los 30.000 millonbes de euros-- no dé al traste con todas las esperanzas de recuperación, especialmente en EEUU. No olvidemos que la primera potencia mundial tiene previsto ser la primera en salir del túnel --fue la primera que entró-- y, por tanto, ejercer de locomotora para que el resto lo hagamos unos meses después. O al menos así nos lo han hecho creer.

miércoles, 22 de julio de 2009

Economía ficción

Hace unos días que me pregunto qué sucederá cuando se agoten los 8.000 millones de Plan E destinados a obras públicas. Probablemente --y así se ha anunciado-- habrá otro plan similar. Apenas hay rincón de las ciudades y pueblos españoles en el que no haya vallas, aceras levantadas y obras, muchas obras. Es evidente que este plan del Gobierno ha dado empleo a muchas personas que, de no ser por este, estarían en el paro. En momentos de caída de la actividad es obligación de los poderes públicos estimular la actividad para que se pueda salir de la crisis. Pero ¿no la estamos estimulando en exceso? Es decir, ¿no estamos generando una actividad que, en el fondo, es ficticia y que está destinada a enmascarar la realidad por un tiempo? Veremos. Lo lógico es que a esta actividad forzada le releve otra que surja de la iniciativa privada y, para eso, la banca tiene que ponerse las pilas y empezar a abrir el grifo del crédito y a destinar parte del dinero que les confiamos en dar oxígeno a la economía. Eso sí, con todas las prudencias y cautelas de las que se olvidaron cuando otorgaban alegremente hipotecas en la etapa de bonanza. Está muy bien que entre todos, a través de los impeustos que pagamos, insuflemos actividad a la economía mediante la inversión pública. Lo contrario sería un delito de inacción por parte del Gobierno. Pero eso debe ser temporal. Los ciudadanos no somos los banqueros de la economía. A eso ya hay otras instituciones, los bancos y cajas, que se dedican profesionalmente aunque en la actualidad no lo parezca. El próximo frente de batalla debe ser invitarles y, si es necesario, forzarles, a que cumplan con su cometido. Y eso solo lo pueden hacer los gobiernos y los supervisores bancarios. El resto suficiente tenemos con quejarnos.

domingo, 5 de julio de 2009

El dilema entre subir impuestos y bajar gastos

Lo dice la propia palabra: impuestos = imposición. Nadie los paga con gusto. No son voluntarios. En el actual debate que existe sobre la necesidad de reducir los déficits que han generado las medidas antricrisis se vuelve a hablar de subirlos. Cuando las cuentas no cuadran no hay más que dos fórmulas o, si me apuran tres, para volver al equilibrio. Una es subir los ingresos, otra reducir los gastos y una tercera, una combinación de ambas medidas. Incrementar los gravámenes cuando la gente consume menos y se va al paro puede no ser una buena idea. Pero si hacen falta más ingresos, el IVA puede ser una buena fórmula, en especial cuando la inflación es negativa. Pero ¿reducirá eso aún más el consumo? Y existe otra consideración: los impuestos indirectos son los más injustos, porque se pagan independientemente de la renta con la que cuente el afectado. Ya sé que, como me espetó el catedrático Ramón Tamames durante un debate en el programa Àgora del Canal 33 de la televisión pública catalana en el que participé el lunes pasado, eso puede parecer un discurso anticuado. Creo que no es así. En todo caso es un enfoque político. A los gobiernos, en función de su ideología, les corresponde defender subir un tipo de gravámenes u otros. Pero me temo que, el miedo electoral se impone. Por ello, solo veremos guiños, como las recientes alzas en los impuestos de hidrocarburos y el tabaco. El Ejecutivo no solo teme la reacción de los ciudadanos si no la actitud muchas veces irresponsable de la oposición, que ve en cualquier medida antipopular un nicho de posibles votos. Al final, por las fuerza de los hechos, no habrá más remedio que aplicar alguna subida y, seguro que estará más relacionada con los tributos indirectos, en el fondo más "invisibles", que con los directos. Porque esperar una racionalización radical del gasto, cuando se ha descentralizado tanto el Estado y la Administración central no ha reducido su peso en la proporción correpondiente, es mucho esperar. Ahora entiendo tanto interés por ver brotes verdes de recuperación. El Gobierno cree que si vuelve el crecimiento, los ingresos se recuperarán por sí solos y el gasto volverá a sus niveles normales. Pero, dado el perfil que puede tomar la recuperación, con empresas y familias endeudadas hasta las cejas y bancos afectados por un exceso de morosidad y pasivo, me temo que los gestores públicos no tendrán más remedio que coger el toro por los cuernos y, quieran o no, algún impuesto tendrán que subir. Si no, al tiempo...

miércoles, 17 de junio de 2009

Un pacto para repartir la factura de la crisis

Se ha hablado mucho en los últimos tiempos sobre la necesidad de un gran pacto social para salir de la crisis. Cada parte lo ve a su modo: algunos patronos reclaman un despido más barato, los sindicatos, que no recaiga la carga del ajuste solo en los trabajadores y se niegan a tocar los sueldos. Actualmente los expertos hablan de la necesidad de un gran pacto de rentas. Eso no es más que un acuerdo para repartirse los costes de la crisis, es decir, para adaptar el conjunto del país al empobrecimiento que ha sufrido. Y eso no solo significa recortar o moderar salarios, sino también dividendos y otras rentas del capital. Eso es un auténtico reparto. Y eso, sin duda, es lo que habría que hacer para que todo el mundo tenga la impresión de que la factura de la crisis no recaerá solo en una de las partes. Este es un juego del que deben participar los trabajadores, mediante fórmulas de moderación salarial o de vinculación de la retribución a la productividad; los patronos, mediante la congelación o recorte de los beneficios que se reparten y unas políticas laborales con mayor visión a largo plazo y las Administraciones, dando ejemplo de austeridad y, entre otras cosas, de que pagan puntualmente a sus proveedores. Ahí es nada.

jueves, 11 de junio de 2009

La carga del déficit

En algún momento lo tendrá que reconocer algún político. El ingente esfuerzo de estímulos fiscales realizado por los distintos gobiernos ha incrementado los déficits y la deudas públicas. Solo hay dos formas de resolver estas cuestiones: reducir gastos o aumentar ingresos. Lo primero supone pasar las tijeras por algunos servicios, algunos de ellos considerados esenciales, como los de carácter social. Lo segundo significa aumentar los impuestos. Ciertamente, los responsables públicos no tenían mucho más que hacer que lo que han hecho hasta la fecha. No podían asistir pasivos a la debacle financiera y económica mayor de los últimos 80 años. Pero las facturas hay que pagarlas. Eso hay que explicarlo. La carga del déficit no puede incrementarse indefinidamente. Y los políticos lo saben, en especial los de las principales economías del mundo, que ya deben mucho más de lo que sus países producen en un año. Ese es el frente con el que tendrán que lidiar cuando amaine la crisis y cuando los famosos brotes verdes empiecen a tener forma de planta o de otro elemento vivo. Los políticos lo saben muy bien. Otra cosa es que lo digan...

lunes, 8 de junio de 2009

Que se haga la luz sobre la reforma eléctrica

Vaya tensión. Es de esperar que el ministerio de Industria haga algún tipo de campaña en breve para aclarar lo que pasará con la luz a partir del próiximo 1 de julio, día de entrada en vigor de la liberalización total del sector eléctrico. A tenor de las cartas que están mandando las eléctricas --a instancias del ministerio y con un texto propuesto por este mismo-- lo único que reina es el desconcierto. En realidad, los cambios más profundos afectan solo a los clientes con una potencia contratada superior a 10 kilowatios (KW), que deben pasar a contratar la electricidad en el mercado si no quieren que el recibo les suba el 5% cada trimestre. El resto de usuarios, que son la mayoría de los más de 23 millones existentes, no tienen esa presión. Lo que sí es cierto es que es muy difícil decidir si uno prefiere contratar en el mercado o quedar sujeto a la nueva tarifa de último recurso --el nuevo nombre que a partir de julio tendrá la tarifa fijada por el Gobierno-- A día de hoy todavía se desconoce el importe de las unas y las otras. Además de cambiar normas, el trabajo del Gobierno ha de ser también aclararlas, si esta provocan confusión. Esperemos que así lo haga.

domingo, 24 de mayo de 2009

Finanzas, engaño y autoengaño

No solo el engaño es el culpable de que nos tomen el pelo con las inversiones. También lo es el autoengaño, el autoconvencimiento de que serán otros los que quedarán atrapados en la caída ya que nosotros, como somos muy listos, nos libraremos del desastre porque detectaremos unos avisos previos. Lo cierto es que esas señales se dan, pero no suelen percibirse con el tiempo suficiente para tomar decisiones y escapar del desastre.
No solo hay que acusar a los vendedores de la última debacle financiera. Eso sería demagocia, lo más fácil. Es cierto que, al vender, acentuaron únicamente los aspectos positivos del producto que pretendían comercializar. ¿Acaso no es lo que hace también los vendedores de coches o de electrodomésticos? En una época de euforia financiera --como en todas las etapas previas al estallido de una burbuja especulativa--, lo fácil es vender. Hay dinero en cantidad y miles de personas dispuestas a apostar con sus ahorros en un casino. Aun no pudiendo acusar a las entidades financieras de engañar al público, sí que se les puede culpar de no advertir de las posibilidades de pérdidas en las inversiones. Eso es lo mínimo que se puede exigir a alguien que asegura que lo primero son los clientes. Así, no les culpo de engaño, sino de aprovechar la ventaja de la información asimétrica de la que siempre disfruta el vendedor y de no asesorar --como afirman que hacen-- sino de vender, vender a toda costa aprovechando la tendencia humana al autoengaño y a emborracharse con la euforia colectiva y el miedo a ser el único que se pierde la fiesta.

martes, 19 de mayo de 2009

Negocio de familia, ¿negocio?

Y surge la duda ¿Es negocio un negocio familiar en los tiempos actuales? La cuestión se planteó ayer durante la presentación de mi último libro, Secretos de familia en Barcelona. La respuesta que dio el profesor Joan M. Amat, experto en la materia y presentador del acto, es que este tipo de empresas tienen futuro siempre que sepan reinventarse. Y yo añado: La prueba es que hay compañías que han superado con nota el difícil momento de la sucesión y que han logrado sobrevivir más allá de la crítica etapa de la tercera generación. En el fondo, es una cuestión de saber adaptarse al entorno. Lo han hecho algunas de ellas de forma exitosa. No es algo invariable que haya que producir y vender el mismo producto durante toda la vida, a no ser que este sea demandado. Las empresas familiares, como el resto, deben estar atentas y ser permeables y flexibles a los cambios. Tampoco es necesario que el primogénito sea indiscutiblemente el que lleve el negocio. Puede que haya otros familiares o profesionales externos mucho mejor preparados. Lo cierto es que no hay verdades absolutas. Cada compañía debe encontrar su propia vía de subsistencia. Eso sí, teniendo en cuenta y mirando de reojo lo que han hecho otros que han prosperado.

Crisis: Nunca aprendemos

Como si fuera algo insólito, inédito. La crisis nos abruma. Como si fuera algo que nunca ha sucedido antes. Pero, nada más lejos de la realidad. Ya lo decía el maestro John Kenneth Galbraith: La memoria financiera no dura más de 20 años. En los últimos tiempos incluso menos ¿Ya nos hemos olvidado acaso de la crisis del Long Term Capital Management (LTCM) en 1998 o de la burbuja de las puntocom en el 2000, de la que no han pasado aún ni 10 años? Es probable que nos encontremos ante la peor de las debacles en los últimos 80 años, pero lo que es seguro, es que no es la primera crisis ni será la última. Cada vez se suceden con más frecuencia como nos recuerda el profesor Niall Ferguson, autor de libros como Dinero y Poder o The Ascent of Money. La historia es una auténtica guía y, al salir de la crisis actual, es probable que estemos cavando los cimientos para la próxima. Así es el capitalismo.

jueves, 30 de abril de 2009

Éxito empresarial: ingredientes, pero no fórmulas

Hay mucha literatura acerca del éxito empresarial. Pero éste carece de recetas o fórmulas mágicas. Sí que cuenta con ingredientes que abundan en los casos de triunfo, mezclados en unas determinadas proporciones --ahí está uno de los secretos--. Muchos de ellos los puedes encontrar en mis libros Sucedió en Wall Street 1 y Sucedió en Wall Street 2. Tras mucho analizar se puede concluir que no hay patrones que seguir --su propia existencia los haría ineficaces porque todo el mundo trataría de aplicarlos y dejarían de ser únicos--. En fin, en el fondo, no hay más que sentido común, capacitación y, como dicen algunos tocados por el éxito, cierta tendencia a la ensoñación, pero sin dejar de tener los pies en el suelo. Y otra cosa: saber remontar tras un error o fracaso. La perserverancia es imprescindible. He aquí algunos de los ingredientes, pero tened en cuenta que no son los únicos y que, además, cada caso de éxito se puede considerar un mundo en sí mismo, ya que se beneficia de circunstancias, entornos, contextos y cierta combinación de ingredientes que lo hacen único. Suerte en la búsqueda.

viernes, 24 de abril de 2009

Algo hay que hacer con el paro

¿Hasta qué nivel de paro habrá que esperar para que no solo el Gobierno, sino el conjunto de los partidos se decidan a hacer algo? Una vez superado el listón de los cuatro millones y una tasa de desempleo del 17%, pienso que es la hora de actuar. ¿Es una huelga general la herramienta, como propugna algún sindicato? Tal vez si ha de servir para despertar conciencias...Pero pienso que lo ideal sería que el tema adquiriera dimensión de cuestión de Estado y que todas la fuerzas políticas se sumaran a la busca de soluciones para que estas no pudieran utulizarse como arma arrojadiza. El modelo que hemos tenido hasta ahora, basado en la temporalidad, no ha proporcionado ni estabilidad ni mejora real del poder adquisitivo de los trabajadores de ni de la productividad. Es evidente que hay que cambiarlo ¿No será que la solución viene por la vía de unos contratos más estables, que supondrían una mayor implicación del trabajador y, por tanto, seguramente un incremento del rendimiento? La contrapartida, como algunos expertos apuntan, deberían ser unos costes algo inferiores, pero sin que despedir fuera gratis o totalmente libre. Lo que está claro es que basarlo todo en los contratos temporales --lo más cercano al despido libre-- nos lleva a donde estamos hoy que, si no me equivoco, es precisamente donde no deseábamos estar.

miércoles, 22 de abril de 2009

Crisis con L, con U, con V...

Vaya. Ahora es el Fondo Monetario Internacional (FMI), que fue incapaz en su día de prever la crisis, el que nos vaticina que esta será larga e intensa y que la remontada puede ser débil, con un elevado coste, que ya cifra en más de cuatro billones de dólares . El debate es ahora cuándo se saldrá de ella. En el fondo, es ver si estamos en una L, es decir caída y estancamiento o vamos hacia una U o V--caída y recuperación--. Los pronósticos son lo que son y sirven para lo que sirven. De eso no hay duda. Pero no hay que rechazar ninguna tesis cuando nos movemos en un terreno desconocido como el actual y evitar que las engañosas reanimaciones de la bolsa o de otros indicadores nos hagan ser demasiado optimistas. Esto es tan inapropiado como el exceso de pesimismo. Estemos en el punto que estemos, y nos encaminemos hacia la L, la V o el símbolo de Nike --caída y recuperación paulatina--, la economía española en especial debe acometer las tareas pendientes. Y estas son la mejora de la productividad y la eficiencia, la única fórmula --vía cambios en la educación, en la mejora de la investigación y el desarrollo-- para que la crisis sea una oportunidad, para salir de ella reforzados, y no una etapa de soluciones de emergencia, para salir del paso y luego llegar a la nueva etapa con las mismas debilidades y defectos que ahora han acusado nuestra debilidad.

domingo, 19 de abril de 2009

Entre el apocalipsis y el paraíso

Lo decía el otro día: Hay quienes ven noticias positivas en medio de los nubarrones de la crisis, empezando por el presidente de EEUU, Barack Obama, y sus rayos de esperanza. Otros, como el catedrático Santiago Niño, advierten de que lo peor está aún por llegar y, por tanto, nos situarían más encaminados hacia el apocalipsis que hacia el paraíso ¿Quién tiene razón? Seguramente que, al 100%, nadie. Pero, lo cierto es que no parece que los datos permitan lanzar las campanas al vuelo. A lo sumo, parece como si la caída se ralentizara, pero eso ya sucedió un año y pico antes de que comenzara la Gran Depresión en los años 30, como recuerda el actual premio Nobel de Economía, Paul Krugman. Seguramente estamos en una especie de encrucijada que nos puede llevar hacia una ligera mejoría, pero también hacia un desplome mayor, como sucede con los enfermos de cáncer. El tiempo pondrá las cosas en su sitio. Lo que es casi incontestable es que ni estamos llegando al final de la crisis ni, seguramente, en la antesala de la peor depresión de todos los tiempos. La realidad, en este caso futura, acostumbra siempre a estar en el medio. Esperemos que así sea.

martes, 14 de abril de 2009

¿Está lo peor aún por llegar?

A tenor de las últimas informaciones procedentes de organismos internacionales parece como si se empezara a detectar algún síntoma de mejora en la economía ¿Será tal vez porque las comparaciones son con respecto a un año que ya fue desastroso? ¿Será porque desde las instancias internacionales se trata de insuflar optimismo? ¿Será porque las bolsas llevan semanas de evolución positiva? Lo cierto es que las cosas no han cambiado mucho: Seguimos igual de endeudados y se sigue vendiendo menos de lo que se produce. Eso no ha variado. Es un mal estructural. Y expertos como el catedrático Santiago Niño Becerrra, que ya anticipó la actual crisis, vaticinan que los tiempos difíciles durarán más. En resumen, que lo peor está por llegar y que el paro se disparará hasta niveles casi insostenibles. En este escenario oscuro y repleto de pesimismo --ninguna crisis profunda se ha superado en menos de una década, recuerda Niño-- solo una espectacular mejora de la productividad y de la eficiencia destacan como notas positivas: Hará falta menos energía para producir, se contaminará menos...pero ¿qué sucederá con el empleo excedente, con los miles de puestos de trabajo innecesarios? Seguro que surgirán nuevas oportunidaes de negocio, nuevas formas de empleo que ahora ni siquierea inaginamos, pero, lo que es cierto es que nos esperan tiempos difíciles, un proceso doloroso de adaptación. En todo caso, no hay por qué ser pesimistas incurables pero tampoco hiperoptimistas e ilusos. La verdad seguro que está jsto en el medio.

domingo, 29 de marzo de 2009

El error de los despidos

Es la solución fácil, la más rápida. Pero ¿seguro que la única forma de salvar una empresa es deshacerse de una parte de sus activos, es decir, de sus trabajadores? Seguro que, en algunos casos, no hay otra solución, pero, en otros muchos, prescindir de plantillas puede resultar un arrreglo temporal en un momento de crisis, pero es una gigantesco error a largo plazo. ¿Cómo podrá captar talento una empresa que se ha hecho famosa por despedir cuando tiene que cuadrar las cifras? Deshacerse de empleados en los malos tiempos para luego tener que contratar y formar en los buenos no es solo más caro si no una pérdida de tiempo. Se pueden explotar figuras menos drásticas: recortes de horarios, de días de trabajo, propuestas de rebaja temporal de salario, cambios de funciones... Todo antes que despedir que, además, resulta mucho más caro de lo que aparenta, e incluso puede ser más costoso que mantener la plantilla. Pero ¿qué se puede pedir de unos directivos que solo ven en las rescisiones de contratos una vía de salvación de su propio puesto de trabajo?

jueves, 19 de marzo de 2009

Todos contra los paraísos... fiscales

Y ahora descubrimos que muchas quiebras y descalabros son responsabilidad de ejecutivos sin escrúpulos y que una buena parte del dinero de los países ricos --y del de los acaudalados de los países pobres-- recala en territorios de tributación baja o nula, o sea, en paraísos fiscales. Bienvenidos al mundo real. Pero ¿no estaremos solo ante una declaración de buenas intenciones? ¿Acaso desconocían los gobernantes la existencia de estos territorios a los que, en muchos casos, han dado incluso amparo? ¿No se han beneficiado algunos de los que ahora son tran críticos y muchas de sus empresas señeras de la benevolencia tributaria de los paraísos fiscales? La intensidad con la que los países ricos presionen a estos países convertidos en plazas financieras internacionales será directamente proporcional a la duración de la crisis. A mayor duración, más acoso y ofensiva; a menor duración, menos e incluso olvido. El tiempo dirá.

lunes, 9 de marzo de 2009

La crisis de la crisis

No me he vuelto loco. Realmente la crisis está en crisis ¿Por qué? Me temo que incluso el concepto lo está. Estamos frente a la mayor debable de los últimos 80 años. La impresión es que no tocamos suelo y que este se encuentra aún alejado. Vivimos una crisis generalizada, una crisis de modelo. Un sistema, el capitalismo que, hasta la fecha, ha dado muestras de saberse regenerar, en esta ocasión parece que encuentra dificultades para hacerlo. El afán de lucro, la especulación, la desmesura... han sembrado las semillas de la propia destrucción del modelo. Tanto, que la fiesta que parecía no tener final, acabó con un parón abrupto, seco, con una resaca de la que ninguna de las recetas tradicionales nos está logrando sacar. No parece que ningún gobierno dé con la medicina apropiada. Y es que quien quería cambiarse de ropa, prefiere esperar; igual que quien quería comprar un coche nuevo o hacer unas pequeñas refiormas en la casa. Llevamos muchos años de consumismo, de compras compulsivas y de acopio como consecuencia de una falsa apariencia de riqueza edificada en una narcotizante montaña de deuda ¿Cómo salir de eso? ¿Cambiando el capitalismo por otro sistema? ¿Cuál? ¿Está todavía por inventar? No nos precipitemos. El capitalismo no ha muerto aún, aunque sí una parte del mismo, como el dominado por el sector financiero. Y, si no está muerto, está mal herido, realmente muy grave. La verdad es que de esta saldremos, seguro, como lo hemos hecho en otras ocaisones; pero con un nuevo capitalismo, probablemente más marcado por lo real, por la producción que por lo etéreo. Esa será la característica hasta que dejemos atrás los negros episodios actuales. No olvidemos que la memoria económica es muy frágil y lo demuestra el encadenamiento de crisis de los últimos años (sudeste asiático y Long-Term Capital Management en 1998; las puntocom en 2000...). Tanto es así que podemos tropezar más de una vez en una misma piedra o parecida. A los hechos me remito.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Innovación para encontrar trabajo

Ligamos la innovación solo con la empresa. Ciertamente tienen que ser elementos estrechamente vinculados para conseguir el éxito. Pero ¿por qué no utilizar la idea, el concepto que hay destrás de la innovación, también para buscar trabajo? Es lo que ha hecho un exdirectivo en paro: colgar su currículum en Ebay para que lo fiche el mejor postor. En el fondo, y lo admiten los responsables de recursos humanos, se trata de diferenciarse del resto, como hacen los buenos responsables de márketing y promoción de los productos y servicios. Y ¿qué mejor que ser innovador? Lo peor que puede suceder es que se gane notoriedad. Si de lo que se trata es de encontrar trabajo, pienso que cualquier canal es bueno para intentarlo. Viva la innovación, la creatividad y las nuevas ideas especialmente en los momentos de crisis, aunque, muchas veces, solo sirvan para conquistar una fama efímera. Pero, por probarlo...

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Dónde está la salida... de la crisis?

Marzo empieza con un descalabro bursátil. Nada parece haber cambiado. La crisis avanza a marchas forzadas y el sistema financiero internacional no da más que disgustos. Uno se pregunta ¿tiene salida esta crisis? Las anteriores la han tenido. En algunos casos --recordemos los años 30-- la bonanza tardó y llegó tras un intenso y severo ajuste. Si algo nos enseña la situación actual es que el crecimiento tenía un techo, muy elevado, pero techo; mientras que la caída parece no haber encontrado todavía su suelo, que puede estar muy muy abajo ¿Hasta niveles de qué año debemos retroceder, hasta el 2000, hasta principios de los 90...? Veremos. Es labor del Gobierno, con todos sus instrumentos como el gasto público y las inversiones en obras e infraestructuras, evitar que el derrumbe sea histórico. En este sentido, mejor retroceder hasta principios de la década de 2000 que a principios de la de los 90. Un cierto retroceso es necesario para purgar excesos. Sindicatos y patronales deben contribuir a limitar el alcance de la debacle. Los empresarios deben entender que no todo se arregla con despidos. Eso es una solución a muy corto plazo, pero no a largo. También hay que retener talento para cuando las cosas mejoren. Y los representantes de los trabajadores deben de admitir cierta flexibilidad, sea de funciones, sea de horarios. La imaginación y los esfuerzos por ingeniar son fundamentales en este contexto. De lo contrario, la crisis, con el constante aumento del desempleo y la consiguiente caída del consumo y de la exportación, puede no tener salida como la han tenido otras anteriores o tenerla muy muy muy lejos.

martes, 24 de febrero de 2009

Lo primero, acabar con el paro

La palabra tabú es sobreproducción. Pero eso es lo que sucede. Las fábricas van al ralentí porque apenas se vende. Tienen instalaciones preparadas para unos niveles de ventas que tardarán tiempo en volver. El mercado doméstico está paralizado y el exterior, también ¿Solución? ¿Lo solventarían ayudas públicas? ¿De qué serviría aportar fondos públicos a unas industrias que no producen porque no venden? En todo caso, el apoyo debe repartirse con los compradores, es decir, aquellos que tienen que consumir. Pero existe otro problema: el desempleo. Si la gente no tiene trabajo o teme perderlo, ajusta sus gastos por más que se les estimule a comprar. El paro es, pues, el principal problema. Y no es es fácil de solventar si no es con nuevos sectores y actividades porque muchas de las antiguas están obsoletas. Y para eso hace falta dinero y que los bancos faciliten la inversión. ¡Casi nada cuando no se fían ni de los clientes ni los unos de los otros! ¡Un auténtico reto pero que el Gobierno debe conseguir presionando y advirtiendo a las enitidades! Hay que romper el círculo vicioso a partir de la creación de empleo. Con trabajo se obtiene salario y, por tanto, dinero para vivir y comprar. Por tanto, hay que ponerse manos a la obra, vigilar que las industrias que actúan como motores porque tienen muchos proveedores no se vayan a pique y estimular el nacimiento de nuevas actividades. Es una tarea compleja, a veces oscura y con escaso brillo a corto plazo de cara a la galería pero que que hay que acometer.

viernes, 20 de febrero de 2009

Bancos: El desespero

Desespero, frustración, impotencia... El catálogo de adjetivos se agota cuando se trata de describir la relación actual entre los empresarios y los bancos en la crisis actual. Sí, sí, esas entidades que, hasta hace relativamete poco tiempo, prestaban el dinero sin apenas condiciones. Ahora, afectadas por unos excesos de los que son en buena parte responsables, no tienen más remedio que guardar bajo llave todo euro que entra en sus cajas y no digamos los que ya tenían. Eso se traduce en muy poco crédito, escaso, casi nulo. Y así se están ahogando las empresas. El crédito es como el aire. Si no hay o si el existente está contaminado... mala cosa. El desasosiego empresarial es tal que ya hay patronales que recomiendan a sus afiliados que retiren los fondos de los bancos que les niegan renovaciones de pólizas. Es la única medida de fuerza que se les ocurre. Antes eso que ponerse un pasamontañas y atracar entidades, como ya ha hecho alguno. Pero, como decíamos, la situación es dramática para muchos. No estoy diciendo que se salve a quienes no lo merecen sino que quienes han hecho los deberes y están saneados tengan al menos una oportunidad de salvarse. El banco que entienda eso se ganará el cielo en forma de beneficios futuros. Y el Gobierno debe entenderlo también y presionar a las entidades para que, aun con cautela, faciliten el funcionamiento del sistema empresarial o debe también multiplicar los instrumentos de financiación para empresas. De lo contrario nos vamos todos a pique, tanto los que están en mala situación y que, también en una etapa de bonanza sufrirían, como aquellos que no cometieron excesos y tienen saneadas sus cuentas.

martes, 17 de febrero de 2009

Familia, negocio y crisis

Al margen de consideraciones como la emotividad y los líos entre parientes, la empresa familiar puede verse hoy como un antídoto contra la crisis. En situaciones como la actual, el vínculo de sangre, igual que puede destruir negocios por celos y rencillas, puede servir también para estrechar lazos, incrementar el sentimiento de pertenencia y ser vir como herramienta para superar el bache. Os presento mi último libro: Secretos de familia. Aunque las peleas y disputas, que acaban incluso con la desaparición de empresas se coniverten muchas veces en el erróneo sello distintivo de este tipo de compañias, la verdad es que muchas logran sobrevivir y sortear las múltiples trabas que se encuentran en el camino. Una de ellas, la transición de una generación a otra, es tal vez la más compleja. Por eso hay que dedicarle tiempo y planificarla. A pesar de los múltiplos ejemplos existentes de batallas de poder --en el libro encontrarés varias, desde la trágica historia del clan Gucci hasta la dura batalla entre dos hermanos por el control de la marca de chucherías Churruca--, el vínculo familiar sirve muchas veces precisamente como tabla de salvación, especialmente si quienes heredan el negocio no lo ven como una especie de renta o premio del que pueden disponer para vivir sin dar golpe o trabajando lo mínimo, sino que lo asumen como propio, aunque tengan que cambiar la naturaleza de la actividad originaria o diversificarla. Es verdad que hay muchos herederos con las primeras características, pero, por fortuna, hasta ahora los segundos les han superado. Porque, no lo olvidemos, negocios familiares son el bar y la mercería de la esquina pero también la cadena Zara, Ikea o el Grupo Acciona.

domingo, 15 de febrero de 2009

Nucleares, ¿sí o no?

¿Sí o no ? Vuelve el dilema. A medida que crece la presión del lobby nuclear renacen las dudas sobre la idoneidad de esta fuente energética. Enseguida vienen a la memoria desastres como el de Chernóbyl o despropósitos como la oculatación de información por las fugas de partículas en Ascó. Pero es preciso retomar el debate, con todas las ventajas e incovenientes y sabiendo que las centrales nucleares requieren ingentes inversiones iniciales ¿Está la economia para eso? Lo cierto es que varios países vuelven su interés hacia una fuente energética que consideran limpia y que reduce la necesidad de abastecimiento por parte de terceros. Y España no puede eludir esa discusión. Y menos con un país vecino como Francia, que cuenta con 59 centrales de este tipo --más otras dos en proyecto-- que, en parte nos abastecen de energía. Lo que parece más lógico es alargar la vida de las existentes, siempre que sus medidas de seguridad sean las adecuadas --eso tiene que analizarlo con detenimiento el Consejo de Seguridad Nuclear--. Hay que tener en cuenta que proporcionan en torno a la quinta parte de la energía total. Y mientras se hace eso, hay que potenciar aún más las energías renovables, siendo conscientes de que siempe serán necesarias energías más estables para cubrir los periodos sin viento, sin sol o con escasez de agua. Esas pueden ser las nucleares o los ciclos combinados (a gas). En España parecía que la apuesta era clara por el gas. La presión del entorno puede llevar a que el papel sea compartido con las nucleares. El Gobierno tendrá que dejar clara su postura. y, por ahora, no lo ha hace porque el programa electoral del PSOE es bastante antinuclear. Pero, en un momento u otro, tendrá que coger el toro por los cuernos y decir clarmanete si nuclear sí o no.

sábado, 7 de febrero de 2009

Proteccionismo no equivale a salvación

Sé que es una tentación difícil de resistir para los políticos, ávidos por demostrar que tratan de salvar las economías de sus países. Y más aún para los trabajadores que se encuentran en paro o para qeullos que tienen empleo pero que ven que se acerca el espectro del desempleo. En épocas de crisis, lo fácil es apelar a las barreras, al proteccionismo y al nacionalismo económico. Lo sencillo es reclamar la imposición de fronteras y hacer un llamamiento a la defensa de los productos elaborados en el propio país y a generar los empleos en la propia casa. Es una receta rápida, con efectos a muy corto plazo, pero es una mera cura paliativa que no solventa el problema ¿Nos iba mucho mejor cuando todo funcionaba así, cuando había autarquía? Y ¿vivían mucho mejor los países más pobres cuando era más difícil exportar? Es cierto que la globalización no ha distribuido la riqueza de forma equitativa. Es cierto que el comercio mundial ha generado más prosperidad para unos que para otros. Pero sin esta apertura global de fronteras algunos países que han tenido oportunidades no las hubieran tenido. El comercio provoca especialización. Unos países hacen mejor unas cosas que otras. Es cierto que también hay más competencia y que, por tanto, hay que esforzarse más para no perder mercado, pero, en el fondo, se experimenta un crecimiento general. El presidente de EEUU, Barack Obama, como líder de la primera economía mundial, debe dar ejemplo y evitar cualquier tentación al estilo Buy American --Compre productos y servicios americanos--. Sería una buena muestra de ese multilateralismo que pretende aplicar. Lo contrario no serviría más que para desandar un camino hacia una mayor y mejor prosperidad que se inició hace unos años. Lo que hay que hacer, en todo caso, es repartir mejor la prosperidad, pero no poner trabas y barreras que, al final, acaban perjudicando a los países más pobres, lo más débiles. De hecho, la globalización no es la culpable, sino el uso que se hace de ella. Con la imposición de más fronteras no se mejora la situación económica y, menos aún, se acaba con los riesgos del odio a los países ricos que puede acabar degenerando en terrorismo. En momentos como los actuales, los políticos no deben ser solo listos e inteligentes, sino también responsables y valientes.