domingo, 24 de agosto de 2008

Energía como alternativa


En tiempos convulsos como los que corren es preciso buscar alternativas para la inversión. Y una de ellas es la energía, pero no la tradicional, sino las alternativas. Pero, coomo sucede con todos los sectores emergentes, los precios alcanzados por estas compañías huelen en muchos casos algo a burbuja. No es que se puedan comparar con la construcción, pero sí que hay mucho de suflé mucho aire entre el precio actual y el que tendrían que tener. Por lo tanto, ojito porque no es oro todo lo que, en apariencia, reluce. Pero cuando infinidad de compañías, incluida la todopoderosa Google, se han volcado en investigar, invertir y apostar por las fuentes alternativas al petróleo, desde la eólica hasta el hidrógeno, es que algo hay. Lo que pasa es que muchas de ellas están en sus inicios. Por ejemplo, la solar fotovoltaica: Para generar un megavatio de esta energía se precisan hasta tres hectáreas de terreno, cuando con un único aerogenerador se puede alcanzar una potencia de más del triple. Hay que estar atentos a las posiblidades de cada energía. Peo, en todo caso, aunque seguramente la acciones de muchas de estas compañís protagonizarán algún nuevo susto en los mercados --es ley de vida bursátil, las modas generan euforias y estas povocan posteriores depresiones-- estamos ante un sector con un gran futuro. Hay que seguir este tipo de compañías y hacer apuestas tras haberles hecho un seguimiento serio para distinguir,como en todos los sectores, el grano de la paja. Y seguro que hay mucha paja, pero también grano. Suerte.

viernes, 8 de agosto de 2008

¿Funcionarios o servidores públicos?


Criticados, vilipendiados y denostados. Los funcionarios suelen ser objetivo de animadversión por parte de todo el mundo. Pero, no es de extrañar. Son el único colectivo que tiene garantizado el empleo de por vida. Es cierto que suelen cobrar menos que la media, pero la contrapartida de la que disfrutan es la estabilidad. Son, también, quienes mejor pueden beneficiarse de las políticas de conciliación de la vida laboral y familiar; a quienes más protegen los sindicatos por su capacidad de movilización, , quienes pueden escoger enter prestaciones sanitarias públicas o privadas o planes de pensiones complementarios sin apenas esfuerzo o quienes más carecen de incentivos o estímulos para dar un buen servicio: Por mal que lo hagan tienen garantizado el empleo. No estaría mal caminar hacia un concepto distinto del español. La propia palabra, funcionario, viene a significar algo así como una actividad meramente instrumental, sin planificación ni estrategia. Yo apostaría por la filosofía anglosajona de civil servant, es decir, servidor público o civil. No en vano los funcionarios perciben su sueldo de lo que los demás pagamos a través de los impuestos. Los políticos, muchos de ellos funcionarios, los suelen utilizar, como hacen con los jubilados, para ganar elecciones, es decir, como meros instrumentos. Igual que cuando les congelan el sueldo para demostrar que aplican la austeridad en el gasto. Temen, a la vez, tocar cualquier privilegio del colectivo, mientras que amplían la nómina pública con cargos de confianza, asesores, amigos y consejeros que, en muchos casos empiezan como temporales y que a veces acaban convertidos en nuevos contratos indefinidos, y, por tanto, intocables. Eso demuestra o que el sector público supone un buen cobijo para los amigos de quienes tienen el poder o que, a pesar de los millones de funcionarios existentes, los políticos no se fían y prefieren practicar el amiguismo o fichar a personajes de prestigio. A nadi se le escapa que la palabra funcionario irradia muchas connotaciones negativas, pese a que, como en todos los colectivos, hay persona de todo tipo. En todo caso, ya sería hora de que empezara a debatirse sobre la posibilidad de que el estatuto incomparable de estabilidad y ventajas del que disfruta el funcionariado con respecto al resto de los trabajadores fuera modificado. En resumen, no me parecería mal que cobraran más, pero que, como contrapartida, asumieran riesgos como el resto de trabajadores, entre ellos el despido, y que dispusieran de incentivos para dar un buen servicio. Para eso también tiene que cambiar la mentalidad de ese ente amorfo que se denomina Administración y la de sus principales gestores, que a veces parece disponer de vida propia o funcionar por mera inercia. Seguro que así en lugar de funcionarios contaríamos o disfrutaríamos de las ventajas de tener unos auténticos servidores públicos ¿Qué les parece?

martes, 5 de agosto de 2008

La banca gana


Lo que voy a decir tal vez sorprenderá. Y más en los tiempos críticos que corren para el sistema financiero. Pero la banca siempre gana. Habrá algunas entidades que sufrirán --números cantan--, pero lo cierto es que pocas actividades privadas son capaces de transferir los riesgos y fallos propios al resto de la sociedad. Cuando una entidad de cierta dimensión tiene dificultades el banco central del país en cuestión corre raudo a facilitar fondos --que son de todos-- para evitar que el colapso de uno afecfe a todo el sistema. Y eso es lo que está sucediendo y, mucho me temo, que sucederá ¿No fueron los bancos los primeros que acudieron prestos a proporcionar préstamos hipotecarios por encima del 100% del valor de la vivienda? ¿Son esos mismos los que ahora no dejan dinero ni a quien lo tiene y, en cambio, reclaman fondos a todo aquel con el que se tropiezan? Si alguien es responsable de haber dejado a quien no debía es la banca. ¿O acaso es culpable aquel que pedía el dinero y se lo prestaban? Bueno. Lo cierto es que esto es solo una pataleta, porque, tal como funciona todo, es difícil que, en caso de dificultades de una entidad, no tengamos todos que correr para poner dinero. En todo caso, lo que hay que reclamar es una supervisión potente y consistente para evitar, en la medida de lo posible, que se produzcan sorpresas desagradables en forma de aportación pública para salvación privada. He dicho.

lunes, 4 de agosto de 2008

Más paro, menos renta...

Los peores pronósticos se confirman. El paro registrado en julio fue el más alto en 10 años. Menos personas trabajando suponen menor renta disponible de muchas familias. Y ese sí que es un problema para una economía. El crecimiento del consumo no se resiente mientras haya empleo. Sí en cambio que se frena cuando los ingresos periódicos dejan de entraren losa hogares. Nos acercamos a los 2,5 millones de parados registrados en las oficinas de Inem. Está claro que lo peor de la crisis aún no ha llegado. Solo cuando el desempleo empiece a bajar podremos cantar victoria. Y eso está lejos de suceder todavía. El paro es uno de los peores aliados para el crecimiento. Cuantas más personas estén sin trabajo, menores posibilidades de crecer. Y una economía que en términos anuales crece menos del 1% cuando hace un año lo hacía casi el 4%, sigue generando personas sin empleo. Es como un círculo virtuoso, o vicioso, según como se mire. Si los peores augurios si confirman, como así parece, el desempleo, que viene en gran medida de una construcción frenada, pero también se otros sectores que se han visto contagiados, seguirá al alza al menos hasta mediados del año que viene. Mejor será que nos acostumbremos a las malas noticias antes de que lleguen.