miércoles, 24 de febrero de 2010

El fraude de la economía

Esto ya empieza a parecerse a La economía del fraude inteligente que tan bien describió John Kenneth Galbraith en su día. Eludir impuestos, evitar pagarlos es casi una práctica institucionalizada, al menos para unos pocos, es decir, para aquellos que tienen más posiblidades de ocultar ingresos y rentas. Y no hablo solo de aquellos que llamamos ricos porque ese es un estatus muy discutible en una sociedad en la que predomina la clase media y en la que, en términos generales, se vive bien. En todo caso, no hace falta que las cifras de la economía sumergida en España sean exactamente las que denuncian los técnicos del ministerio de Hacienda para que nos demos cuenta de que tenemos un enorme problema: Unos muchos pagan y otros pocos --o no tanto--, no. Tal vez sea hora de actualizar las herramientas para combatir el fraude y hacerlo con convencimiento, sin prejuicios. Ni los ricos sion malos ni todos los pobres bellísimas personas. Conscientes de que no se pueden poner puertas al campo y castigar más al capital aquí que en otros países, habría que empezar de todos modos a pensar en que hasta los más ricos y aquellos que no están sujetos a una nómina pasen por caja o lo hagan con cierta asiduidad, en potenciar la lucha contra el fraude fiscal. Pero no asfixiando a quien ya cumple, que es lo que suele hacerse porque es lo más fácil y cómodo, sino a quien no lo hace ¿Qué puede haber más democrático, solidario y constitucional que hacer que cada uno contribuya en función de lo que posee? Y más en una situación de crisis como la actual. Pues venga.