miércoles, 16 de enero de 2013

Datos, percepciones y realidades

Pues mira por donde el mismo día en el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, despliega ciertas dosis de optimismo en una entrevista en el Financial Times, los datos parecen apuntar hacia un récord, el de parados. Con una tasa de desempleo del 26%, se podrían haber superado ya los seis millones de personas desocupadas o estar muy cerca de ese umbral e incluso por encima. No es motivo de jolgorio y lo admite el propio Rajoy al destacar que el paro es el principal problema de la economía española. Con la caída de la prima de riesgo de la deuda española el viernes pasado, algunos ya prácticamente certificaban el final de la crisis. Es cierto que entre los últimos datos negativos y los primeros positivos de una economía suelen discurrir varios meses. Y son aquellos periodos en los que los ricos aún se enriquecen más al adquirir activos en su punto más bajo. Y que en materia de percepciones y valoraciones no hay fórmulas mágicas. Y que los finales de las crisis llegan despacito, pero con muchos dato previos que avalan el optimismo. Pero parece un poco precipitado echar las campanas al vuelo. Hay muchas debilidades, muchas cuestiones que penden de un hilo y que dependen más de fuera que de nosotros mismos (el resultado de las elecciones italianas, por ejemplo) y los políticos parecen más interesados en la actualidad en crear problemas para tapar realidades que en trabajar para solventarlos. Los mercados suelen sobrerreaccionar, para lo bueno y para lo malo y, en especial en situaciones tan frágiles como la actual. No hay que ser pesimista, sino cauto. Nada es más frustrante que torpedear las expectativas.