Los precios de disparan. La tasa anual de inflación alcanzó el 4,4% en febrero. En este resultado pesa mucho el encarecimiento general de las materias primas. La implicación se percibe en los carburantes y otros productos básicos como el pan y la leche, afectados por la subida constante de los cereales y también del petróleo. Pero no todo tiene que ver con el auge de las materias primas, que es algo que afecta todo el mundo --basta con ver EEUU, donde la tasa de inflación se reduce a la mitad si se descuenta el impacto de la energía y de los productos alimenticios no elaborados--. Escarbando un poco, uno ve que en España suben, y con fuerza, los precios de los restaurantes y los bares. ¿Qué sucede? ¿Es que hay monopolio o es que compiten a ver quién sube más los precios? En febrero se encarecieron seis décimas, el triple que la media. Es un auténtico atracón para sus propietarios, una borrachera de precios. Es evidente que los dueños de estos establecimientos sufren también el encarecimiento del pan, la leche y otros productos, pero ¿tanto? Habrá que analizarlo en los próximos meses.
