miércoles, 17 de junio de 2009

Un pacto para repartir la factura de la crisis

Se ha hablado mucho en los últimos tiempos sobre la necesidad de un gran pacto social para salir de la crisis. Cada parte lo ve a su modo: algunos patronos reclaman un despido más barato, los sindicatos, que no recaiga la carga del ajuste solo en los trabajadores y se niegan a tocar los sueldos. Actualmente los expertos hablan de la necesidad de un gran pacto de rentas. Eso no es más que un acuerdo para repartirse los costes de la crisis, es decir, para adaptar el conjunto del país al empobrecimiento que ha sufrido. Y eso no solo significa recortar o moderar salarios, sino también dividendos y otras rentas del capital. Eso es un auténtico reparto. Y eso, sin duda, es lo que habría que hacer para que todo el mundo tenga la impresión de que la factura de la crisis no recaerá solo en una de las partes. Este es un juego del que deben participar los trabajadores, mediante fórmulas de moderación salarial o de vinculación de la retribución a la productividad; los patronos, mediante la congelación o recorte de los beneficios que se reparten y unas políticas laborales con mayor visión a largo plazo y las Administraciones, dando ejemplo de austeridad y, entre otras cosas, de que pagan puntualmente a sus proveedores. Ahí es nada.