miércoles, 30 de enero de 2008

Ojo con la luz


El Financial Times asegura que la francesa EDF y el grupo español de servicios, ACS, liderado por Florentino Pérez, negocian hacerse con Iberdrola. No sería una mala noticia si no fuera porque el propietario de la francesa es el Estado ¿Se volverá a repetir lo de Endesa, que hoy está controlada por la pública italiana Enel? ¿Para eso se privatizaron grandes compañías españolas? Habrá que ver hasta qué punto es cierta la información, pero, en todo, caso no hay que olvidar que ACS, primer accionista de Iberdrola, ha sido ninguneado por el presidente de la eléctrica, Ignacio Galán y, ya se sabe que la venganza es un plato que se come frío ¿No Florentino?

lunes, 28 de enero de 2008

Promesas y regalos

Lo dije hace unos días. Usar los impuestos como gancho electoral es una impostura. Creo que es mejor plantear políticas estables y concretas. La última de Zapatero consistente en prometer 400 euros a todos aquellos que pagan el impuesto sobre la renta está en esa línea. La idea no está mal, es decir, devolver una parte del superávit a los ciudadanos-accionistas que pagan sus impuestos. Pero ¿no sería mejor hacerlo en función de lo que aportan? Espero que den más detalles de la propuesta antes de que el PP prometa que nos pagará una comida mensual o una factura de la luz al año.

viernes, 25 de enero de 2008

Très bien


Très bien mon ami. Eso creo que es lo que deben haber dicho los directivos de Société Générale al empleado que supuestamente les ha ocasionado un agujero de 4.900 millones de euros. Coincide eso, además, con el anuncio de una depreciación de activos por unos 2.000 millones como consecuencia de la crisis de las hipotecas basura en EEUU. Raro, raro, raro. Se me ocurre que, o bien este empleado era un genio o que los sistemas de seguridad del banco, tan ampliamente aclamados, no eran tan buenos. O, una última cosa: Los directivos de Société son peores que algunos de aquellos a los que contratan o, si me apuran, mucho más listos.

martes, 22 de enero de 2008

Tobogán bursátil


Tenía que suceder. Desde agosto pasado, las bolsas viven un estado de angustia permanente por el estallido de la crisis de las hipotecas basura en EEUU. El problema es que, desde entonces, se desconoce el alcance total de esa crisis. La mayoría de los analistas se temen que durarán más y que serán mayores de los vistos hata anora porque los grandes bancos internacionales no han aflorado todavía toda la depreciación de activos que deberían haber sacado a la luz como consecuencia de esos créditos de bajísima solvencia. Tiempo al tiempo. Los indicadores de la economía real no han dado aún síntomas de de estar en una situación de pleigro --como ha sucedido en otras crisis anteriores ne las que la bolsa no ha hehco más que anticiparse a una recesión--. Pero sí que se detecta ese emabiente en los indicadores de la economía financiera, que son más etéreos, pero que, a la larga, afectan al resto. El frenazo en la concesión de créditos tiene muchas implicaciones en la economía real que, en todo caso, ya crece menos que antes. Los ingredientes para una recesión están listos. Falta que las autoridades monetarias estén con los resortes listos --el precio del dinero-- para actuar en el momento adecuado. Si no el tobogán bursátil se alargará hasta quién sabe dónde.

domingo, 13 de enero de 2008

¿Crisis? ¿Qué crisis?

Un álbum del grupo Supertramp tenía este título: ¿Crisis? ¿Qué crisis? Eso es lo que hoy se preguntan muchos. Hablar de crisis es mucho hablar. ¿Hay indicadores que reflejen esa situación? De entrada, lo primero que hay que hacer es taparse los oídos cuando hablan los políticos cuando hay elecciones a la vuelta de la esquina. Los socialistas porque magnificarán el estado de la economía en su beneficio y los populares --ansiosos de recuperar el poder-- solo hablarán de defectos y catástrofes. Hay que centrarse en los datos y estos sí que revelan una cosa: se crece menos, pero mucho más que los países vecinos. No hay que echar las campanas al vuelo, pero tampoco hay que echarse a llorar. En los próximos meses, hacia la primavera, se verá si todo esto va a peor. Lo mejor es esperar y hablar menos porque los malos augurios, en economía, acaban afectando a los ánimos.