domingo, 29 de marzo de 2009

El error de los despidos

Es la solución fácil, la más rápida. Pero ¿seguro que la única forma de salvar una empresa es deshacerse de una parte de sus activos, es decir, de sus trabajadores? Seguro que, en algunos casos, no hay otra solución, pero, en otros muchos, prescindir de plantillas puede resultar un arrreglo temporal en un momento de crisis, pero es una gigantesco error a largo plazo. ¿Cómo podrá captar talento una empresa que se ha hecho famosa por despedir cuando tiene que cuadrar las cifras? Deshacerse de empleados en los malos tiempos para luego tener que contratar y formar en los buenos no es solo más caro si no una pérdida de tiempo. Se pueden explotar figuras menos drásticas: recortes de horarios, de días de trabajo, propuestas de rebaja temporal de salario, cambios de funciones... Todo antes que despedir que, además, resulta mucho más caro de lo que aparenta, e incluso puede ser más costoso que mantener la plantilla. Pero ¿qué se puede pedir de unos directivos que solo ven en las rescisiones de contratos una vía de salvación de su propio puesto de trabajo?

jueves, 19 de marzo de 2009

Todos contra los paraísos... fiscales

Y ahora descubrimos que muchas quiebras y descalabros son responsabilidad de ejecutivos sin escrúpulos y que una buena parte del dinero de los países ricos --y del de los acaudalados de los países pobres-- recala en territorios de tributación baja o nula, o sea, en paraísos fiscales. Bienvenidos al mundo real. Pero ¿no estaremos solo ante una declaración de buenas intenciones? ¿Acaso desconocían los gobernantes la existencia de estos territorios a los que, en muchos casos, han dado incluso amparo? ¿No se han beneficiado algunos de los que ahora son tran críticos y muchas de sus empresas señeras de la benevolencia tributaria de los paraísos fiscales? La intensidad con la que los países ricos presionen a estos países convertidos en plazas financieras internacionales será directamente proporcional a la duración de la crisis. A mayor duración, más acoso y ofensiva; a menor duración, menos e incluso olvido. El tiempo dirá.

lunes, 9 de marzo de 2009

La crisis de la crisis

No me he vuelto loco. Realmente la crisis está en crisis ¿Por qué? Me temo que incluso el concepto lo está. Estamos frente a la mayor debable de los últimos 80 años. La impresión es que no tocamos suelo y que este se encuentra aún alejado. Vivimos una crisis generalizada, una crisis de modelo. Un sistema, el capitalismo que, hasta la fecha, ha dado muestras de saberse regenerar, en esta ocasión parece que encuentra dificultades para hacerlo. El afán de lucro, la especulación, la desmesura... han sembrado las semillas de la propia destrucción del modelo. Tanto, que la fiesta que parecía no tener final, acabó con un parón abrupto, seco, con una resaca de la que ninguna de las recetas tradicionales nos está logrando sacar. No parece que ningún gobierno dé con la medicina apropiada. Y es que quien quería cambiarse de ropa, prefiere esperar; igual que quien quería comprar un coche nuevo o hacer unas pequeñas refiormas en la casa. Llevamos muchos años de consumismo, de compras compulsivas y de acopio como consecuencia de una falsa apariencia de riqueza edificada en una narcotizante montaña de deuda ¿Cómo salir de eso? ¿Cambiando el capitalismo por otro sistema? ¿Cuál? ¿Está todavía por inventar? No nos precipitemos. El capitalismo no ha muerto aún, aunque sí una parte del mismo, como el dominado por el sector financiero. Y, si no está muerto, está mal herido, realmente muy grave. La verdad es que de esta saldremos, seguro, como lo hemos hecho en otras ocaisones; pero con un nuevo capitalismo, probablemente más marcado por lo real, por la producción que por lo etéreo. Esa será la característica hasta que dejemos atrás los negros episodios actuales. No olvidemos que la memoria económica es muy frágil y lo demuestra el encadenamiento de crisis de los últimos años (sudeste asiático y Long-Term Capital Management en 1998; las puntocom en 2000...). Tanto es así que podemos tropezar más de una vez en una misma piedra o parecida. A los hechos me remito.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Innovación para encontrar trabajo

Ligamos la innovación solo con la empresa. Ciertamente tienen que ser elementos estrechamente vinculados para conseguir el éxito. Pero ¿por qué no utilizar la idea, el concepto que hay destrás de la innovación, también para buscar trabajo? Es lo que ha hecho un exdirectivo en paro: colgar su currículum en Ebay para que lo fiche el mejor postor. En el fondo, y lo admiten los responsables de recursos humanos, se trata de diferenciarse del resto, como hacen los buenos responsables de márketing y promoción de los productos y servicios. Y ¿qué mejor que ser innovador? Lo peor que puede suceder es que se gane notoriedad. Si de lo que se trata es de encontrar trabajo, pienso que cualquier canal es bueno para intentarlo. Viva la innovación, la creatividad y las nuevas ideas especialmente en los momentos de crisis, aunque, muchas veces, solo sirvan para conquistar una fama efímera. Pero, por probarlo...

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Dónde está la salida... de la crisis?

Marzo empieza con un descalabro bursátil. Nada parece haber cambiado. La crisis avanza a marchas forzadas y el sistema financiero internacional no da más que disgustos. Uno se pregunta ¿tiene salida esta crisis? Las anteriores la han tenido. En algunos casos --recordemos los años 30-- la bonanza tardó y llegó tras un intenso y severo ajuste. Si algo nos enseña la situación actual es que el crecimiento tenía un techo, muy elevado, pero techo; mientras que la caída parece no haber encontrado todavía su suelo, que puede estar muy muy abajo ¿Hasta niveles de qué año debemos retroceder, hasta el 2000, hasta principios de los 90...? Veremos. Es labor del Gobierno, con todos sus instrumentos como el gasto público y las inversiones en obras e infraestructuras, evitar que el derrumbe sea histórico. En este sentido, mejor retroceder hasta principios de la década de 2000 que a principios de la de los 90. Un cierto retroceso es necesario para purgar excesos. Sindicatos y patronales deben contribuir a limitar el alcance de la debacle. Los empresarios deben entender que no todo se arregla con despidos. Eso es una solución a muy corto plazo, pero no a largo. También hay que retener talento para cuando las cosas mejoren. Y los representantes de los trabajadores deben de admitir cierta flexibilidad, sea de funciones, sea de horarios. La imaginación y los esfuerzos por ingeniar son fundamentales en este contexto. De lo contrario, la crisis, con el constante aumento del desempleo y la consiguiente caída del consumo y de la exportación, puede no tener salida como la han tenido otras anteriores o tenerla muy muy muy lejos.