domingo, 26 de enero de 2014

La transparencia oscura de Montoro


Dice el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que supondrá una mayor transparencia. El viernes sorprendió durante la convención del PP en Barcelona al anunciar que renunciaba a las balanzas fiscales.A pase del vicesecretario de Acción Política del PP en Catalunya, en Enric Millo, (sus preguntas parecían más cesiones de balón para que el ministro marcara gol que cuestiones), cambió súbitamente las reglas de juego que se daban por aceptadas de forma generalizada por algo nuevo: las cuentas públicas regionalizadas. El ambiente se impregnó de un gran aroma a negación de la soberanía fiscal compartida, pero sin decirlo explícitamente. Los expertos en los que se inspira Montoro, Ángel de la Fuente (CSIC), Ezequiel Uriel (Universidad de Valencia) y Ramón Barberán (Universidad de Zaragoza), son poco defensores de priorizar la territorialización y optan más por la equidad entre individuos, según el extracto de sus tesis.¿Qué hay de lo recibe cada comunidad en relación a lo que aporta? Les parece más secundario que con el método de las balanzas fiscales. Por eso el 'conseller' de Economia de la Generalitat, Andreu Mas-Collell, ha puesto el grito en el cielo. Solo exige los datos para poder calcular las balanzas fiscales --existe un mandato del Parlament para que lo haga un grupo de expertos-- o para que pueda hacerlo cualquier especialista o institución. También se han escandalizado las mayores autoridades en el cálculo de los flujos financieros entre territorios, como el catedrático de Hacienda Pública, Guillem López Casasnovas. Y es que todo parece algo rocambolesco. Por cierto, me hace recordar cómo nació Zara. Y no me he vuelto loco. Amancio Ortega, el fundador, sabía al precio al que quería vender las batas con las que comenzó su negocio. Entonces se trataba de ir para atrás y conseguir que los costes se adecuaran al precio final y no al revés. Pues lo mismo: Al ministro o a sus asesores no les convencen los resultados obtenidos a través del sistema de las balanzas fiscales.Con la premisa manida del PP de que pagan los ciudadanos, no los territorios, se apuesta por otra fórmula y ya está, pensaron. El problema es que lo único conseguirán es alimentar las sospechas de oscurantismo. La transparencia es otra cosa. Requiere cordura y compartir datos. Lo advertía en mayo pasado en este mismo blog. Y no parece que se haya optado por ese camino. Incluso diría que, siguiendo la técnica de Zara, el ministro ya sabe, intuye (no seamos tan perversos) o, para ser más concretos, quiere demostrar SU resultado, busca y finalmente encuentra un análisis que se aproxima a sus premisas. Rara forma de ver la transparencia.