viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Qué hace Mas-Colell en el Govern?

Es la gran pregunta ¿Qué hace un académico como Andreu Mas-Colell en el nuevo Govern de la Generalitat? La cuestión no es de respuesta fácil. Los retos a los que se enfrenta no son menores ni, probablemente, forman todos parte de su ideario particular. Debe afrontar un ajuste de unos 4.000 millones de euros y situar el presupuesto catalán en el nivel de hace casi una década ¿Gana algo al seguir como conseller de Economia? Pues no, al menos en lo material. Probablemente sea amante de los retos profesionales y académicos. Los más románticos dirían que tiene voluntad de servicio a su país. Y seguro que algo hay de eso. Y ¿pierde algo? A sus 68 años conserva su prestigio y crédito prácticamente intactos. No tiene mucho más que demostrar. Pocos pueden lucir en su currículo ser autores de una de las obras más utilizadas y consultadas en materia microeconómica y una experiencia académica como la suya. El president Artur Mas está aliviado por contar de nuevo con su apoyo y fidelidad por la imagen de solvencia y credibilidad que proyecta y que mantiene intacta pese a los recortes; Esquerra Republicana (ERC) está encantada y no oculta su satisfacción e incluso el PSC lo ensalza por su prestigio. Todos están contentos. Y no digamos sus colaboradores, que destacan su sabiduría, proximidad y sencillez. Todos están felices. Todos ¿Lo está él también? Conociéndolo lo poco que lo conozco no sé si me atrevería a afirmar que está alegre o contento. En todo caso creo que más bien tiene la conciencia tranquila por no abandonar el barco --por usar el símil marinero que tanto le gusta a Artur Mas-- cuando arrecia la tormenta y más se necesita su experiencia y prestigio.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Lo que pasa y lo que se dice que pasa

No es lo mismo lo que pasa que lo que se dice que pasa. Lo segundo tiene una gran importancia en el escenario global en el que nos movemos y contribuye a edificar realidades paralelas o ficticias desde la distancia. Desde ámbitos empresariales y diplomáticos llegan voces de preocupación por la situación política que se vive en Catalunya. Con este ambiente, que se percibe como extremadamente revuelto (consulta soberanista, nuevos impuestos...), muchas multinacionales han tomado ya una decisión: "Mejor wait and see" a la hora de invertir. O sea, esperar. Mejor ver los toros (perdón elijan ustedes el animal que prefieran) desde la barrera. Y otras compañías autóctonas también muestran su inquietud ¿Nos conviene con el nivel de paro que tenemos un revoltijo como el que ha provocado Artur Mas con las elecciones del 25-N? No me lo pregunto yo. Lo hacen representantes diplomáticos de otros países, que se ven en la tesitura de tener que reportar a sus gobiernos constantemente. "Tranquilos que no es tan grave. La política va por un lado y la economía, por otro, como en Italia", insisten. Desde aquí los políticos hacen bien poco para que cambie la imagen que se proyecta. Y, por tanto, en Washington o Tokio construyen su realidad. Quizás no es lo que pasa, pero sí lo que creen que pasa que, al final, para ellos, es lo que cuenta. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

No hay alternativas ¿seguro?

Ya suena a disco rallado. No hay alternativa a la austeridad. O, mejor dicho: no hay alternativa a los recortes. Repetitiva melodía. No hay más salida. Solo hay un camino. Es una frase que hemos oído en otras ocasiones, hasta la saciedad. En especial cuando quien la pronuncia defiende unos postulados de política económica o de otra índole frente a otros que considera dañinos ¿Solución? No hay alternativa. Me temo que responde más a la incapacidad o a objetivos muy concretos, como por ejemplo privatizar determinadas actividades públicas en beneficio de determinados sectores; que a la realidad inmutable. Es evidente que el rigor es necesario ¿Quién puede negarlo? El problema es que la Unión Europea (UE) con sus recetas de austeridad fanática se toma el equilibrio de las cuentas públicas y el desendeudamiento como una carrera de velocidad, como si se tratara de competir con Usain Bolt. Y lo cierto es que, como he leído que afirma el profesor Antón Costas, estamos ante una maratón, una carrera de fondo, que requiere controlar las fuerzas, combinar velocidad y resistencia. En economía, de hecho, se trataría de compatibilizar recortes de grasa --no de pilares del crecimiento futuro como el I+D, la educación, o del bienestar, como la sanidad-- con recetas para estimular el crecimiento. En cualquier caso, seguro que hay más de un camino. Como, por ejemplo, en vez de subir el IVA o de aprobar una amnistía fiscal, a lo mejor hubiera resultado más rentable invertir en mejores recursos y efectivos para combatir de verdad el fraude fiscal.