IPC: un respiro

El indicador adelantado del índice de precios de consumo (IPC) para abril da un respiro después de varios meses de subidas sin tregua. El 4,2% anual sigue siendo una tasa elevada, pero es inferior, sin duda, al 4,6% de abril. Pero los elementos que influyen más en la evolución de los precios, las alzas de los alimentos no elaborados y de la energía, no parecen todavía contenidos del todo. Por tanto, mejor no echar las campanas al vuelo y esperar a ver si los siguientes indicadores mensuales consolidan una tendencia bajista que la economía ya empieza a necesitar.

Hacienda: préstamos a interés cero

De nuevo nos enfrentamos a la declaración de la renta. Y, otra vez, tres de cada cuatro declaraciones tienen derecho a devolución. Aunque quedan excluidos de tributar unos siete millones de contribuyentes tras la última reforma, lo cierto es que el diferencial entre lo que pagamos en forma de retenciones y lo que nos han de devolver por lo adelantado de más sigue dando como resultado un préstamo al Estado con interés cero. Aunque, en media, nos devuelvan el dinero antes; es tarea del Gobierno esforzarse en reducir ese plazo para que no nos dé la sensación de que seguimos financiando a la Administración sin recibir nada a cambio.

Ahorrar en tiempos difíciles

Se puede decir. Actualmente es evidente que son tiempos difícicles para el ahorro más conservador, es decir, para aquel que apuesta por los depósitos, imposiciones a plazo, la deuda pública y privada y los fondos de inversión de renta fija. La inflación, que se encuentra en el 4,6% y que, como todo parece indicar, seguirá al alza; es el enemigo de los pobres. Eso dicen muchos expertos. Y tienen razón porque los adinerados tienen muchos instrumentos y vías para ganar la batalla a la subida de los precios. Aunque los bancos van locos por captar fondos, cada vez es más difícil obtener una buena rentabilidad para el ahorro. No hay que olvidar que, a la inflación hay que sumarle el tipo de gravamen que nos corresponda por el impuesto de la renta (IRPF). Todo ello resta rentabilidad al ahorro. Hoy por hoy, el ahorrador tiene que mirar y buscar mucho para hallar un producto con atractivo. Lograr una retribución cercana o algo superior al 5% es cada vez un reto más difícil. Y, si las cosas no cambian con rapidez, lo será todavía más. Solo una subida del precio del dinero, lo que no será inminente debido a la evolución alcista de la inflación, permitiría lograr unas rentabilidades con mayor gancho. Habrá que esperar y, mientras, apostar por aquellos que nos den hoy el 5%.

Los 198 de Liechtenstein

Hacienda ha enviado a la Fiscalía información sobre fondos depositados en Liechtenstein por parte de 198 ciudadanos que, de esta forma eludían el pago de impuestos. Esperemos que la Justicia actúe con contudencia y que aquellos que disponen de más instrumentos y posibilidades de defraudar se lleven un buen chasco. Esperemos que así sea y que no sea todo una especie de castillo de fuegos artificiales de cada a la galería que, al final, se queda en nada. Reducir el fraude es otra manera de conseguir que entre todos paguemos un poco menos o que, como mínimo, los que contribuímos no tengamos la sensación de ser los tontos de la clase. Perseguir y castigar al defraudador es un buen estímulo y una buena medida disuasoria para quien pensaba eludir al fisco y también, como no, para quien cumple religiosamente con sus obligaciones tributarias. A ver si, con todas estas actuaciones se acaba con la perversa sensación de impunidad de la que parecen disfrutar ciertos colectivos.

Bienvenido a la crisis

Una vez ganadas las elecciones, investido el presidente y nombrado el nuevo Gobierno ya se puede hablar claro. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, lo ha hecho al insinuar que podría rebajar la previsión de crecimiento para este año del 3,1% previsto inicialmente al entorno del 2,4%. Hay quien considera ese pronóstico demasiado optimista. Pero sucede como antes de las elecciones. Por aquel entonces las previsiones internacionales para España no eran tan negras. No se podía pedir, por tanto, a un candidato que fuera más pesimista que nadie. Ahora, con nuevos datos y sin interferencias electorales, se puede hablar con mayor claridad y consagrar algo que es totalmente objetivo: el crecimiento marca una tendencia fuertemente bajista. Tal vez no será una crisis, pero bajar siete décimas de crecimiento --que pueden ser más-- es un auténtico frenazo, no un aterrizaje suave. Son al menos 70.000 millones de euros que la economía dejará de generar y que, por fuerza, se tendrán que notar en forma de paro y situaciones complejas para las empresas, que venderán menos y que, por tanto, tendrán que producir menos. Y tendrán que notarse asimismo en las cuentas públicas, sea por la vía de aumentar impuestos --poco probable, a no ser que se haga con el IVA u otros impuestos indirectos que pasan por ser más invisibles -- o por ajustar los gastos. Habrá que estar atentos. En todo caso, damos la bienvenida a Pedro Solbes que, tazita a tazita, ha ido asumiendo un escenario económico más incierto. ¿De qué si no un paquete de medidas para inyectar actividad en la economía? Se podrá discutir o no el contenido, peor al menos supone asumir una nueva situación. Tampoco es que haya que ser catastrofistas, pero sí mantener alta la guardia ante un contexto cada vez más envuelto en dudas. Seguro que en unos días o semanas habrá más noticias.

Un paquete con sorpresas

El Gobierno ha desvelado el paquete de medidas para estimular la economía. Hay alguna sorpresa, como los estímulos a la rehabilitación de viviendas, además de las esperadas facilidades para alargar el plazo de amortización de las hipotecas sin coste. Pero lo menos previsto es la supresión del impuesto de patrimonio con efecto retroactivo desde el pasado 1 de enero. Seguro que lo aplaudirán las personas más acaudaladas, aunque también muchas rentas medias y medias-altas. El efecto en el conjunto de la economía será más bien nulo. No así, en cambio, el que pueden tener los famosos 400 euros para que haya más consumo o los fondos para financiación de las empresas. El cerrojazo crediticio es uno de los mayores problemas en la actualidad.

Todo sube

Es tiempo de récords. Y no en positivo. Realmente todo sube. Los precios, los primeros. Y, lo que es peor, la economía baja. Mala cosa. La inflación anual alcanzó en marzo una cota del 3,6% sin precedentes en la zona del euro. En España, el indicador armonizado llegó al 4,6% ¡Pobres ahorros, con los depósitos que no llegan ni al 5%! Vienen tiempos difíciles ya que los alimentos y el petróleo, que viaja ya por encima de los 115 dólares, dan pocos síntomas de calmarse. Ahora seguramente no --porque aún se inflamarían más los precios--, pero no tardaremos en ver una bajada del precio del dinero en Europa. Una de las pocas recetas consiste ahora en ser más productivos. Fácil de decir pero difícil de implementar en una época en la que el dinero pierde valor sin sacarlo del banco. Pero, créanme: Aumentar la productividad es una de las pocas fórmulas que existen para prosperar en los tiempos que corren. Los alemanes lo hicieron al comenzar la actual década y hoy respiran más aliviados que nosotros. Hoy todo sube. Tendrá que hacerlo también la productividad y no los salarios, lo que seguro que provocará una subida también de la tensión sindical. En los tiempos que corren hacen falta líderes con mano izquierda, patronos imaginativos y sindicatos realistas para llegar a acuerdos que impulsen la economía ¡Menuda combinación!

¿Desaceleración?

¿Desaceleración? El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado en su último informe, además de un escenario global negativo, que la economía española crecerá este año apenas el 1,8%, menos de la mitad del 3,8% del año pasado. Eso empieza ya a parecerse más a un frenazo propiciado por el entorno internacional de cerrojazo crediticio y caída inmobiliaria que a una desaceleración. Todo ello se traducirá en desempleo, el peor azote para una economía. El futuro Gobierno tiene que empezar a ponerse las pilas con medidas destinadas a contener un desplome que puede ser muy doloroso en términos de empleo, gasto público y demás, si quiere evitar que la tendencia se traduzca en depresión o crisis. No sé si era el mejor momento para repartir 400 euros por contribuyente porque el superávit será muy necesario para poner el motor de la economía a punto. Por ello, José Luis Rodríguez Zapatero dijo que llamará a los sindicatos y la patronal. Tiene que hacerlo el mismo día que sea confirmado en el cargo de presidente del Gobierno. Es prioritario que se actúe y con el mayor consenso. Ya no hay metas electorales a corto plazo que puedan distorsionar tanto el pronóstico como las terapias. Ánimo.

Hipotecas-trampa

Se dice, se cuenta que el borrador de real decreto de ley hipotecaria prevé la posibilidad de que los bancos puedan reclamar garantías adicionales en caso de que el bien hipotecado reduzca su valor en más del 20%. Sí, sí, esos bancos que, en las escrituras hipotecarias, establecen suelos bastante elevados para las rebajas de interés en los préstamos a tipo variable pero techos casi ilimitados para las subidas. Se protegen de forma casi desmesurada. Pues ahora solo faltaría que se les permitiera enmendar los errores de tasación que cometieron. Cuando tenían mucho interés en prestar no dudaban en valorar las viviendas al precio que les convenía y en otorgar préstamos que superaban el 100% del valor ¡Es que ahora solo los consumidores tendrán que cargar con las culpas de los directivos de los bancos! Un cambio legal de estas caractrísticas sería tramposo, inmoral, impresentable... Se me acaban los adjetivos. Me parece que la banca ya está suficientemente protegida como para querer ahora cambiar las reglas de juego a medio partido y convertir los préstamos para adquisición de vivienda en auténticas trampas. Es cierto que hay que velar por la solvencia de las entidades financieras, pero no a cualquier precio y, menos, exclusivamente a costa de los titulares de préstamos ¿Qué responsabilidad tienen si no las entidades tasadoras o los propios bancos?

Salarios bajo cero

De todas partes llegan peticiones de moderación salarial. Y lo hacen en un país donde los salarios han crecido a lo largo de algunos de los últimos años por debajo de la inflación. Es decir, que han perdido poder adquisitivo. La receta mágica de las autoridades europeas pasa por ese estrechamiento de cinturón. Pero en España, con una tasa de subida de precios que supera en un punto a la media, es difícil reclamar más ajustes a los trabajadores. Es necesario, sin duda, pero antes tal vez habría que actuar con contundencia contra la inflación, en especial contra aquellos elementos sobre los que se puede incidir porque es más bien difícil influenciar sobre el encarecimiento de las materias primas a escala mundial. Más competencia comercial, en determinados sevicios... Eso seguro que, a la larga, dará buenos resultados. Es momento de actuar. El Gobierno central y los autonómicos tienen que ponerse las pilas. De lo contrario podemos acabar en una espiral precios-salarios de consecuencias imprevisibles. Por tanto, primero bájemenme ustedes la inflación. Luego podrán reclamar que se congelen los salarios.

Más vale prevenir...

Lo dice el dicho: Más vale prevenir que curar. Algunos gobiernos han preferido empezar a actuar para que la desaceleración no sea excesiva o para que no acabe en recesión. Uno de ellos es el de la Generalitat. Aún no las ha concretado, pero prepara medidas de estímulo y paliativas. Ustedes se dirán: ¡Tan mal está la situación! Lo cierto es que, tras oír los discursos de los unos y de los otros, empiezo a pensar que sí, aunque no sé si es porque tenía que suceder o porque, entre todos, tanto hablar y predecir, lo hemos provocado. En todo caso vienen tiempos más difíciles que los pasados. Los primeros pronósticos oficiales anticipan un crecimiento económico por encima de un punto inferior al de 2007 e incluso se teme que la tasa puede llegar a ser inferior al 2%. La restricción del crédito y, por tanto, la menor inversión empresarial, acabará desembocando en menos ingresos públicos y más gasto ¿Acabaremos pagando más impuestos? ¿Nos recortarán algunas prestaciones sociales? De alguna forma tendrán los gobiernos que cuadrar sus pervisiones. Como las malas noticias nunca se comunican de golpe e incluso, inicialmente, se desmienten, más vale mentalizarse y adaptar las economías domésticas a una situación más compleja. Ya saben: Más vale prevenir...

Prestar al prestador

Son tiempos difíciles para la banca. Algunas entidades que disponen de una liquidez elevada empiezan a sacar rendimiento de su prudencia anterior y han tropezado con un gra negocio: prestar en el mercado interbancario a aquellas que no fueron tan previsoras. El euríbor a corto plazo está en niveles del 4,7% y, si el que solicita el préstamo es de fiabilidad poco renococida, encima se le puede aplicar un diferencial. He ahí el negocio para las entidades que guardan dinero en la caja, sea para evitar pasarlo mal o para aprovechar el río revuelto para comprar otras entidades. Mientras llega la ocasión, sus fondos reciben una buena retribución en el corto plazo a costa de aquellos bancos que se han quedado secos. Business is business.