lunes, 20 de octubre de 2008

ING y la caja fuerte


Los gobiernos en los países democráticos y con un mínimo estado del binestar están para proteger a los ciudadanos en los tiempos difíciles. La inyección holandesa de 10.000 millones de euros en ING es una medida de este tipo. Azotado por las caídas bursátiles, el banco holandés no ha tenido más remedio que recibir apoyo público. Es una decisión que, por extensión, persigue dar tranquilidad a los 85 millones de clientes que tiene en todo el mundo --más de 1,7 millones en España--. Hace tiempo que muchas personas se preguntan si el dinero no estaría más seguro en su casa que en un banco. Lo cierto es que no hay garantías al 100% de que no vaya a suceder nada a una entidad financiera, sea la que sea, pero mientras los gobiernos europeos muestren determinación por salvar bancos --especialmente si estos se lo merecen, como parece ser el caso-- no hay que temer. Desgraciadamente, las retiradas masivas de depósitos son las que destruyen a las entidadades e incluso al sistema. Y si se opta por sacar los ahorros del banco ¿qué hace uno con el dinero? ¿A qué entidad puede dirigirse? Son preguntas que muchos se hacen. La confianza es esencial. Esa es la columna vertebral de todo el sistema financiero. Solo hay un elemento a tener en cuenta: el dinero hay que depositarlo en bancos que nos inspiren confianza, esa variable tan depreciada últimamente. Ya sé que es difícil tenerla cuando ni las propias entidades se fían las unas de las otras, pero es imprescindible. Por una vez, pensemos que el Estado --que somos, en el fondo, todos nosotros-- velará por nuestros intereses y que no dejará que quiebren entidades con millones de clientes. Si no somos capaces de creerlo, si ni si quiera nos creemos que el Estado esté dispuesto a salvar a sus ciudadanos, corramos raudos a comprar una caja fuerte, pero eso --tengámoslo en cuenta-- tampoco garantizará la seguridad del dinero en nuestras casas, ya que siempre puede entrar un ladrón y vaciarnos la caja. Y ese dinero guardado en el hogar, a diferencia del que está depositado en un banco, no hay seguro que lo cubra, también tengámoslo en cuenta.