martes, 25 de mayo de 2010

Política económica y Jazz

El Jazz, el más bueno, se fundamenta en el arte y la técnica de la improvisación. A partir de una estructura básica se construye una obra maestra prácticamente sin posibilidad de repetición posterior. Cada nueva actuación es una sorpresa. La política económica debe hacerse con partitura, con poco espacio para la improvisación y mucho orden. En la actualidad, el Gobierno parece haber optado por una mezcla de ambos sistemas, es decir, por la política económica a ritmo de Jazz, a modo de test prueba-error para combatir los efectos de la crisis. Y eso no es bueno. Y menos de cara a los inversores, nacionales y extranjeros, que no atisban un horizonte mínimamente estable ni previsibilidad en las decisiones.Tras la revolución que provocó ayer al concovocar numerosos ayuntamientos y diputaciones plenos extraordinarios a toda prisa para amarrar su financiación, ahora resulta que el Ejecutivo cambia y decide posponer hasta el próximo 1 de enero la medida de que los municipios no puedan endeudarse a largo plazo hasta 2012 tal como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE). Y lo hace a través de una corrección de errores. Eso no es ni siquiera improvisación. No es arte. Es una actuación absolutamente desafinada, un absoluto desastre.