martes, 22 de abril de 2008

Los 198 de Liechtenstein


Hacienda ha enviado a la Fiscalía información sobre fondos depositados en Liechtenstein por parte de 198 ciudadanos que, de esta forma eludían el pago de impuestos. Esperemos que la Justicia actúe con contudencia y que aquellos que disponen de más instrumentos y posibilidades de defraudar se lleven un buen chasco. Esperemos que así sea y que no sea todo una especie de castillo de fuegos artificiales de cada a la galería que, al final, se queda en nada. Reducir el fraude es otra manera de conseguir que entre todos paguemos un poco menos o que, como mínimo, los que contribuímos no tengamos la sensación de ser los tontos de la clase. Perseguir y castigar al defraudador es un buen estímulo y una buena medida disuasoria para quien pensaba eludir al fisco y también, como no, para quien cumple religiosamente con sus obligaciones tributarias. A ver si, con todas estas actuaciones se acaba con la perversa sensación de impunidad de la que parecen disfrutar ciertos colectivos.

Bienvenido a la crisis


Una vez ganadas las elecciones, investido el presidente y nombrado el nuevo Gobierno ya se puede hablar claro. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, lo ha hecho al insinuar que podría rebajar la previsión de crecimiento para este año del 3,1% previsto inicialmente al entorno del 2,4%. Hay quien considera ese pronóstico demasiado optimista. Pero sucede como antes de las elecciones. Por aquel entonces las previsiones internacionales para España no eran tan negras. No se podía pedir, por tanto, a un candidato que fuera más pesimista que nadie. Ahora, con nuevos datos y sin interferencias electorales, se puede hablar con mayor claridad y consagrar algo que es totalmente objetivo: el crecimiento marca una tendencia fuertemente bajista. Tal vez no será una crisis, pero bajar siete décimas de crecimiento --que pueden ser más-- es un auténtico frenazo, no un aterrizaje suave. Son al menos 70.000 millones de euros que la economía dejará de generar y que, por fuerza, se tendrán que notar en forma de paro y situaciones complejas para las empresas, que venderán menos y que, por tanto, tendrán que producir menos. Y tendrán que notarse asimismo en las cuentas públicas, sea por la vía de aumentar impuestos --poco probable, a no ser que se haga con el IVA u otros impuestos indirectos que pasan por ser más invisibles -- o por ajustar los gastos. Habrá que estar atentos. En todo caso, damos la bienvenida a Pedro Solbes que, tazita a tazita, ha ido asumiendo un escenario económico más incierto. ¿De qué si no un paquete de medidas para inyectar actividad en la economía? Se podrá discutir o no el contenido, peor al menos supone asumir una nueva situación. Tampoco es que haya que ser catastrofistas, pero sí mantener alta la guardia ante un contexto cada vez más envuelto en dudas. Seguro que en unos días o semanas habrá más noticias.