
Hacienda ha enviado a la Fiscalía información sobre fondos depositados en Liechtenstein por parte de 198 ciudadanos que, de esta forma eludían el pago de impuestos. Esperemos que la Justicia actúe con contudencia y que aquellos que disponen de más instrumentos y posibilidades de defraudar se lleven un buen chasco. Esperemos que así sea y que no sea todo una especie de castillo de fuegos artificiales de cada a la galería que, al final, se queda en nada. Reducir el fraude es otra manera de conseguir que entre todos paguemos un poco menos o que, como mínimo, los que contribuímos no tengamos la sensación de ser los tontos de la clase. Perseguir y castigar al defraudador es un buen estímulo y una buena medida disuasoria para quien pensaba eludir al fisco y también, como no, para quien cumple religiosamente con sus obligaciones tributarias. A ver si, con todas estas actuaciones se acaba con la perversa sensación de impunidad de la que parecen disfrutar ciertos colectivos.