lunes, 24 de enero de 2011

Las cajas de los bancos

Ciertamente, los gestores de muchas cajas han dirigido de forma desastrosa estas entidades. No se puede negar: ahí están los resultados que lo demuestran. Nadie les ha exigido responsabilidades y muchos de ellos se ha ido o irán a casa con sustanciosas indemnizaciones y pensiones. Ni siquiera el Banco de España, que ahora es tan beligerante con este tipo de entidades, extremaba la vigilancia cuando debería haberlo hecho ¿Por qué hay que cuestionarse ahora el modelo? ¿Porque ha habido malos gestores? ¿Tan malo, fatal y perverso es como para plantear una regulación que empuja a las cajas a su práctica desaparición? ¿Cubrirán los bancos las funciones de obra social y demás que, en principio, debían llevar a cabo estas entidades? ¿No hubiera bastado con imprimir legalmente una mayor transparencia en su gobernanza y facilitarles más las posibilidades de financiarse? En la admirada Alemania existen más de 500 cajas y nadie se cuestiona su existencia. Ni los mercados. Si alguien sale ganando de esta batalla en España son los bancos que, sin apenas despeinarse, lograrán acabar con una de sus pesadillas en el mercado español, cuando no hacerse con algunas de ellas a precio de saldo después de que todos los contribuyentes hayan limpiado los balances con el dinero de sus bolsillos. En algunos casos quizás no eran un competidor de mucha envergadura, pero, en conjunto, suponían más de la mitad del mercado financiero. Pues bien banca: Objetivo logrado. También es una meta lograda por parte de las cajas más grandes, cuyas cúpulas se sentían más como banqueros que como directivos de unas encorsetadas entidades que tenían que destinar por ley una parte de sus excedentes a realizar obras sociales y estar sujetas a supervisión de sus comunidades autónomas. Es verdad que, en algunos casos, ese control territorial fue objeto de una politización que no ha hecho más que hundir entidades (véase el caso de Caja Castilla-La Mancha, por ejemplo). Por cierto, también ha habido bancos que no han dado la talla aunque, por su mayor facilidad para financiarse, han podido adecuar su capital y, además, quién manda en realidad en ellos ¿los accionistas? ¿o más bien quienes tiene la mayoría del capital y utilizan al resto como meras comparsas? Y, pese a todo ello ¿se ha cuestionado alguien su existencia? ¿Cuál será el próximo enemigo de los mercados a batir, las cooperativas, las mutualidades de previsión social?