viernes, 3 de diciembre de 2010

Perder el control

Al margen de si tienen o no razón en sus reivindicaciones y quejas, al margen de si el Gobierno ha gestionado o no bien el conflicto e incluso aceptando que este pudiera tener parte de responsabilidad, los controladores han perdido el control o tal vez el conocimiento y también, como no, toda la razón . No se puede paralizar todo un país y dinamitar las vacaciones e ilusiones de cientos de miles de ciudadanos que carecen de capacidad para hacer oír sus demandas por unas reivindicaciones sectoriales e intereses que, por muy legítimos que sean, pierden tal condición por su impacto social y l daño que propinan a miles de personas inocentes. No olvidemos que la libertad de unos acaba donde empieza la de los otros. Es la esencial de una sociedad democrática. Todas las protestas y reivindicaciones tienen cabida, peor por los canales adecuados. La huelga salvaje de los controladores no es solo eso, también es un ataque frontal a toda la economía de un país que atraviesa momentos difíciles y que trata, pese a un Gobierno algo dubitativo y a veces desorientado y una oposición con poca imagen de ser una alternativa real, de salir adelante. Poco ayudará este colectivo a aliviar la situación con sus protestas y más si estas son de una naturaleza tan incomprensible e inaudita. Solo se me ocurre una razón por la que pueden haber hecho esto: aunque parezca mentira al ser lo que son, han perdido complemente el control, si no, la cabeza.