lunes, 5 de abril de 2010

Oasis de productividad

Si algún problema grave tiene la economía española ese es el de la productividad. En los últimos años, apenas ha crecido a pesar del incremento del producto interior bruto (PIB). Pero hay pequeños oasis, pequeñas islas en la economía que nos hacen ser optimistas. Estación de servicio de la autopista A-68 a la altura de Logroño, dirección Zaragoza. El gentío era enorme el domingo de pascua. Pese a ello, la gestión del self-service hace que ningún cliente se quede sin mesa y que no triunfe el caos. Encomiable. El encargado gestiona el ritmo de pedidos y lo acopla al vaciado constante de mesas para que nadie tenga que esperar una vez que haya realizado y pagado su comida. "Si dejáramos que la gente se cogiera las mesas no se sentarían ni la mitad", contesta convencido el encargado. Y tiene razón. Si la gente retiene mesa a la espera de que un acompañante le traiga los platos, mantiene ocioso un activo, la mesa, que debería utilizarse casi el 100% del tiempo para comer. Una mezcla de profesionalidad y experiencia en la hostelería (un encargado ya con canas), de eficacia en la gestión del servicio y un número ni deficitario ni excedentario de personal obran el milagro. Las mesas siempre están ocupadas con comensales, apenas duran unos segunods vacías y nunca hay más de unos segundos un cliente con una bandeja llena sin lugar donde sentarse a pesar de la muchedumbre. Eso sí que es hacer más con lo mismo o con menos. Hacen falta más oasis de estos para que la economía no solo crezca sino que progrese. Solo la suma de esas pequeñas y grandes actuaciones eficientes y eficaces es la que predomine el progreso, es decir, que los hijos puedan vivir mejor que los padres.