lunes, 12 de abril de 2010

Negocios a la carrera

El inmovilismo es uno de los peores males de una empresa. Lo peor que le puede suceder a un negocio es que se duerma en los laureles, por mucho éxito que haya tenido. El munod está lleno de grandes éxitos convertidos en un triste recuerdo. Con la globalización y las nuevas tecnologías, el mundo de los negocios es una carrera constante que requiere no solo un entrenamiento y preparación constante de los trabajadores, sino de los directivos. De lo contrario, tarde o temprano, se pierde la partida. De nada o de poco serviría una plantilla más preparada que sus jefes. No solo las bases, es decir, los empleados de a pie, tienen que estar dispuestos al cambio constante y el aprendizaje, también las cúpulas. Y estas aún más. En quienes mandan recae el deber y la responsabilidad de gobernar el barco y de, si se requiere, reinventar el modelo de negocio. Incluso puede convertirse algo que parece un defecto o un fallo en una virtud, como afirma uno de los consejos recientes de management de la Universidad de Harvard. Un exceso de mosquitos puede parecer un defecto en un hotel de cinco estrellas pero tal vez no en un alojamiento que se vende como ecológico. En todo caso, como en todas las situaciones, hay que estar dispuesto a asumir riesgos, echarle imaginación e implicar y generar ilusión entre los empleados. Con esos ingredientes al menos se encara el futuro con más fuerza.