viernes, 23 de abril de 2010

Eficiencia energética y eficiencia en el empleo

Queremos crear empleo. Tenemos una elevada tasa de paro. Pues disponemos de la eficiencia energética como herramienta para generar puestos de trabajo. Y muchos. El uso de la energía es altamente ineficiente. Solo llega al destinatario final un tercio de la electricidad que se produce en las centrales eléctricas, el resto se pierde en los procesos de generación, transporte, distribución, los cables... Las posibilidades de mejora son muy altas. Un reciente estudio presentado por Schneider Electric, los distribuidores de material eléctrico (Adime) y los instaladores (Fenie) cifra el potencial de ahorro con pequeñas mejoras de eficiencia en más de 8.000 millones anuales, de los que unos 2.000 millones corresponderían a los hogares. Al margen de que son gremios y empresas que aspiran legítimamente a incrementar su volumen de negocio, son elementos que hay que tener en cuenta. El exvicepresidente de EEUU, Al Gore, se hace eco de todo ello también en su blog y recoge un informe según el cual por cada dólar invertido en eficiencia energética se generan 2,25 dólares en actividad económica y empleo. No está nada mal. Es un elemento que el Gobierno debería tener en consideración al hacer planes para estimular la economía y salir de la crisis. La eficiencia no es solo un elemento de actividad que ayuda a hacer lo mismo o más con menos sino una clave para prosperar y encaminarse hacia un desarrollo más sostenible.