lunes, 17 de noviembre de 2008

Crisis ¿hasta cuándo?

Seamos realistas. Ya estamos en crisis --en una intensa recesión para ser exactos--. Japón ha sido la última de las grandes economías en sumarse a esta tendencia. La pregunta es ahora ¿hasta cuándo? Ya no se trata de saber si estamos inmersos en una etapa de reducción del producto interior bruto (PIB) si no de deteterminar cuándo puede acabar este círculo vicioso, esta espiral a la baja. A medida que crece el desempleo se desvanecen las posibilidades de remontar. Cuantas más fábricas cierran, más personas hay en el paro y, por tanto, menos se consume, lo que, a su vez, induce a echar el cerrojo a más plantas y negocios ¿Cómo acabar con este círculo vicioso? Es cuestión de estimular, de reducir impuestos para que los ciudadanos tengan más dinero para gastar y de potenciar las inversiones públicas para que la actividad vuelva a recuperarse. La inflación ya es una cuestión secundaria. Y más cuando el petróleo se desploma por la reducción de la demanda. Las economías emergentes todavía no han entrado en la dinámica negativa de las avanzadas. Y más nos vale que no lo hagan. Alguien tiene que tirar del carro mientras salimos de la crisis. Mientras, en Occidente, además de vigilar que el contagio no se transmita a otras regiones del mundo, hay que incentivar a los ciudadanos a que consuman y a los empresarios a que inviertan. Es, por tanto, necesario dejar de pensar en el déficit público durante una temporada y de emplear los recursos públicos para reanimar a la economía. Esa es una de las recetas de la nueva Obamanomics. Y si eso es bueno para una economía tan liberal como la de EEUU ¿no va a serlo para el resto? De la eficacia de esos movimientos del sector público para estimular la actividad dependerá que el túnel llegue a su final durante la primavera o la segunda mitad del año que viene o que se prolongue hasta 2010 o 2011. Me quedo con 2009. Más nos vale a todos.