jueves, 27 de agosto de 2015

China en el zapato de la economía global

Nerviosismo, sí. Pero con cierto fundamento. El pánico vivido en los mercados tiene su sentido. Las bolsas lo han reflejado. Es lógico que se desaten los temores cuando uno de los cuatro motores de la economía global da síntomas de agotamiento.

En un momento en el los otros tres motores: EEUU, Japón y Europa parecen emerger de la profunda crisis financiera global que estalló en el 2008, el único que soportó el chaparrón da muestras de ralentización.

¿Estamos en la antesala de una nueva recesión mundial? Es prematuro decirlo, pero hacen bien los más expertos en mostrar preocupación. Sabemos que los mercados sobrerreaccionan y que la especulación vive del miedo y la incertidumbre, pero cuidado porque China es la segunda economía mundial y ha tirado del carro en los peores momentos. Si pierde mucha fuerza no está claro que el resto puedan compensar esa carencia.

Como advierte The Economist, hay tres factores que sustentan los miedos: China realmente tiene problemas, los mercados emergentes son muy vulnerables y la carrera alcista en los 'parquets' de los países ricos parece haber llegado a su fin. Al margen de exageraciones, la economía mundial, tiene grandes retos. Ni el cielo ni el camio están del todo despejados.

Aparte de la propia realidad china, el efecto contagio, como sucedió con la crisis del sudeste asiático en los años 1997 y 1998, es posible. En especial en economías emergentes como la brasileña, en plena burbuja.

Aunque los países ricos pueden estar, en conjunto, bastante tranquilos, grandes locomotoras, como Alemania, cuyas exportaciones a China tienen un peso considerable, pueden empezar a preocuparse. Y las herramientas para combatir nuevas recesiones son muy limitadas. Al menos con políticas monetarias, con los tipos de interés prácticamente a cero. No temblemos aún, pero tendremos que estar atentos. El cielo no está del todo despejado. El coloso asiático puede ser más que una china en el zapato de la economía global.