jueves, 5 de noviembre de 2009

Emprendedor, empresario y directivo

No nos confudamos. Una cosa es un emprendedor, otra un empresario
y otra, un directivo. Últimamente se suelen mezclar los términos. El primero es alguien con capacidad innata o adquirida de ingeniar, de tener ideas que pueden transformarse en productos o servicios comercializables. El segundo, el empresario, puede o no contar con el primer rasgo, pero sí que tiene aguante e interés por mantener su proyecto y, si puede ser, cedérselo a sus descendientes. El tercero, el directivo, es quien gestiona, con un salario de lujo o no, y que actúa, téoricamernte, por cuenta del propietario o los accionistas. No es común tener la suerte de poseer las tres características, aunque hay algunos casos. En la actualidad han cobrado mucho protagonismo los directivos y gestores que, en muchos casos, controlan las empresas como si fueran suyas. Y no lo son. Lo denunció recientemente Carlos March, descendiente de Juan March y una de las grandes fortunas de España. Denunció "el extraño entramado de poder" en las compañías, en las que mandan ejecutivos y directivos al margen del consejo de administración y de unos accionistas con escaso sentido de la propiedad y que, en su día, John Kenneth Galbraith bautizó con el nombre de tecnoestructura. Y es que, no nos engañemos, no suelen ser iguales ni tienen por qué ser coincidentes los intereses de quienes se juegan su dinero --empresarios-- que el de aquellos que, pese a que aparenten estar volcados en su compañía, están especialmente pendientes de los réditos que pueden sacar mediante bonos y primas. Como tampoco es igual el interés de un accionista implicado y con vocación de permanencia que el de uno que no espera más que una fuerte revalorización de sus títulos para hacer caja. No es lo mismo.