martes, 17 de febrero de 2009

Familia, negocio y crisis

Al margen de consideraciones como la emotividad y los líos entre parientes, la empresa familiar puede verse hoy como un antídoto contra la crisis. En situaciones como la actual, el vínculo de sangre, igual que puede destruir negocios por celos y rencillas, puede servir también para estrechar lazos, incrementar el sentimiento de pertenencia y ser vir como herramienta para superar el bache. Os presento mi último libro: Secretos de familia. Aunque las peleas y disputas, que acaban incluso con la desaparición de empresas se coniverten muchas veces en el erróneo sello distintivo de este tipo de compañias, la verdad es que muchas logran sobrevivir y sortear las múltiples trabas que se encuentran en el camino. Una de ellas, la transición de una generación a otra, es tal vez la más compleja. Por eso hay que dedicarle tiempo y planificarla. A pesar de los múltiplos ejemplos existentes de batallas de poder --en el libro encontrarés varias, desde la trágica historia del clan Gucci hasta la dura batalla entre dos hermanos por el control de la marca de chucherías Churruca--, el vínculo familiar sirve muchas veces precisamente como tabla de salvación, especialmente si quienes heredan el negocio no lo ven como una especie de renta o premio del que pueden disponer para vivir sin dar golpe o trabajando lo mínimo, sino que lo asumen como propio, aunque tengan que cambiar la naturaleza de la actividad originaria o diversificarla. Es verdad que hay muchos herederos con las primeras características, pero, por fortuna, hasta ahora los segundos les han superado. Porque, no lo olvidemos, negocios familiares son el bar y la mercería de la esquina pero también la cadena Zara, Ikea o el Grupo Acciona.