jueves, 11 de junio de 2009

La carga del déficit

En algún momento lo tendrá que reconocer algún político. El ingente esfuerzo de estímulos fiscales realizado por los distintos gobiernos ha incrementado los déficits y la deudas públicas. Solo hay dos formas de resolver estas cuestiones: reducir gastos o aumentar ingresos. Lo primero supone pasar las tijeras por algunos servicios, algunos de ellos considerados esenciales, como los de carácter social. Lo segundo significa aumentar los impuestos. Ciertamente, los responsables públicos no tenían mucho más que hacer que lo que han hecho hasta la fecha. No podían asistir pasivos a la debacle financiera y económica mayor de los últimos 80 años. Pero las facturas hay que pagarlas. Eso hay que explicarlo. La carga del déficit no puede incrementarse indefinidamente. Y los políticos lo saben, en especial los de las principales economías del mundo, que ya deben mucho más de lo que sus países producen en un año. Ese es el frente con el que tendrán que lidiar cuando amaine la crisis y cuando los famosos brotes verdes empiecen a tener forma de planta o de otro elemento vivo. Los políticos lo saben muy bien. Otra cosa es que lo digan...