martes, 25 de noviembre de 2008

El contagio pasará a las constructoras

Primero fue Martinsa-Fadesa, luego Tremón. Las inmobiliarias sucumben una tras otra víctimas de la crisis y no sería de extrañar que alguna otra lo hiciera en los próximos días o semanas. Pero los efectos no se acaban aquí. Al parecer, las licitaciones de obra pública se han ralentizado de forma importante y eso c onllevará también sus consecuencias. Si no se construyen viviendas y las obras públicas no se aceleran, pronto habrá víctimas de los concursos de acreedores entre las constructoras. Ese es el temor que manifiestan en los últimos días personas muy acreditadas vinculadas al sector del ladrillo y el cemento. Solo un impulso real de las obras públicas por parte de las Adnministraciones sacaría del ahogo a muchas empresas. Y no lo digo solo por Sacyr, dispuesta a vender su 20% de Repsol a la rusa Lukoil, para aliviar la enorme losa en forma de 18.000 millones de euros en forma de deuda que soporta. Lo digo por otras muchas. Tiempo al tiempo...