miércoles, 4 de agosto de 2010

Conflicto de privilegiados

No quiero ser demagogo ni nublar mi comentario por los posibles inconvenientes que puede causar una huelga en mis vacaciones. Pero es que los controladores aéreos son unos privilegiados. En un contexto de crisis, con miles de personas en el paro y otras tantas con sueldos que apenas alcanzan los 1.000 euros al mes, surge el conflicto de un colectivo que supera con creces esas medias y que, con un ligero movimiento de protesta, como una huelga prevista entre el 18 y 20 de agosto, puede poner patas arriba la economía de un país que vive en gran medida del turismo. Y no digamos las vacaciones de miles de personas que llevan un año esperándolas. Gracias, señores. Se me ocurre que una de las pocas soluciones será abrir el mercado de los controladores, es decir, permitir que haya más profesionales y acabar con los vetos que imponen los ya existentes y que les han permitido vivir como potentados a lo largo de los últimos años. Entiendo que es una profesión importante, con grandes responsabilidades, como lo es también la de piloto de avión, la de médico, la de policía o la de bombero ¿Se les ha ocurrido a estos colectivos revinvidicar privilegios o ventajas, pese a disfrutar menos de ellas y, en cambio tener también, o incluso en mayor medida, en sus manos la vida de otros? No. O muy pocas veces. Pues ¿por qué tienen que hacerlo los controladores? Deberían explicarse mejor y poner todas las cartas sobre la mesa. De lo contrario jamás dejarán de ser vistos como un colectivo de privilegiados y se confirmarán los peores augurios: Que son unos señoritos, como afirma hoy algún colega en la prensa.