viernes, 28 de septiembre de 2012

Sistema agrietado

Recurro al título del libro de Raghuram G. Rajan, Grietas del sistema porque me parece ilustrativo para describir la situación tras el último análisis a la banca española realizado por Oliver Wyman. La cifra de capital requerida daría, a ojo de bien cubero, para saldar casi 400.000 hipotecas de 150.000 euros o el doble si el préstamo fuera por la mitad. Pero otro dato es mucho más revelador: El agujero detectado en Banesto hace casi 20 años ascendía a unos 500.000 millones de pesetas que, en la actualidad, con la inflación acumulada, equivaldría a unos 5.000 millones de euros (más de 800.000 millones de pesetas). Ya parecía una suma gigantesca. Pues bien, no es más que la quinta parte de lo que requiere Bankia o la mitad del alimento que precisa CatalunyaCaixa, por poner los dos ejemplos más costosos; o el 5% de toda la riqueza que genera España en un año o la cuarta parte de la de Catalunya, la primera economía del país. Y otro dato que resulta aún más inquietante: En el caso de Banesto alguien, Mario Conde, acabó en la cárcel. En el caso de Bankia, con una suma que casi multiplica por cinco la requerida por Banesto, el número de personas que han acabado purgando sus culpas o entre rejas es igual a cero (0). Si esto no es un sistema agrietado...

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Administración: más cerebro que músculo

Me ha gustado mucho el símil que ha empleado el profesor de Esade y secretario general de esa institución, Francisco Longo, para referirse a las necesidades de una nueva administración pública. "Más cerebro que músculo", afirmó en una sesión organizada por la fundación de la empresa Aigües de Barcelona (Agbar). Y es que, a su entender, el del sector público español no es un problema de tamaño o dimensión. Es más, incluso hay países que le superan en la ratio empleados públicos por habitante. La clave está en quiénes son, qué hacen y cómo están gestionadas las plantillas públicas, afirma. Longo entiende que hay un exceso de mano de obra poco cualificada y carencia de profesionales de alto nivel, que en el sector público se realizan demasiadas actividades que podrían llevar a cabo otros agentes del mercado y una gestión muy rígida y sujeta a vaivenes políticos. En todo caso, las administraciones solo han emulado un mala práctica del sector privado: los contratados suelen ser sobre los que recae la mayoría del trabajo y también son las primeras víctimas --y últimas-- cuando se quiere recortar. El reto es modificar esta estructura tan rígida y politizada. Ninguna de las medidas que se han tomado hasta ahora se han dirigido hacia esos objetivos. "Ha habido recortes, no reformas", avisa Longo. Porque reducir por reducir no es la cuestión. El tema radica en ser eficiente y eficaz. Las estadísticas, que sitúan a los empleados públicos españoles entre los menos eficientes y entre los que menos horas trabajan a la semana, dice el experto, lo indican. Todas las reformas profundas del sector público se han hecho en otros países en momentos de crisis. Tal vez sea hora de hacer algo al respecto ¿no?

martes, 4 de septiembre de 2012

Seamos austeros con la austeridad

Austeridad equivale a sencillez y moderación, así como rigurosidad en el cumplimiento de las normas, según el diccionario. Hay quien la confunde o identifica con recortar gastos. Evidentemente que la norma no puede ser gastar mucho más de lo que se ingresa. Pero ser extremista en este punto equivale a deprimir aún más una economía que ya está en declive. Y, lo que es peor, genera más paro que, si no estoy mal informado, es uno de los peores problemas con los que nos enfrentamos no solo en España. Lo advierten premios Nobel de Economía como Joseph Stiglitz o Paul Krugman. Ciertamente, son intelectuales que desde la derecha se identifican con postulados más socialdemócratas, pero acaso esos profesores de Harvard con los que el candidato republicano a la presidencia de EEUU, Mitt Rommey, nutre su consejo de asesores económicos, tienen mejores soluciones anticrisis. No olvidemos que muchos de ellos formaron parte activa de la regulación --perdón, desregulación--  financiera que nos han conducido hasta donde estamos. En resumen si un consejo habría que dar a los líderes europeos es que sean austeros con la austeridad. Los extremismos, como cualquier exceso (comer o beber mucho), no suelen ser buenos consejeros. La virtud suele estar más en el medio.