jueves, 28 de abril de 2011

Mourinho, el Real Madrid y los mercados

Vamos a ver la economía desde otra óptica. Justo como se plantea el fútbol Jose Mourinho, con todo el apoyo de la directiva del Real Madrid que le contrató como entrenador modélico. Juegues como jueges, es decir, gestiones como gestiones la economía, si el resultado es malo, la culpa siempre es de otros. Entonces, si en el campo especulas y te limitas a esperar que el contrario cometa un error y como gobierno fomentas una burbuja o potencias sectores que son pan para hoy y hambre para mañana sin apuestas valientes para reformar el modelo de crecimiento, no te preocupes, los malos resultados siempre serán achacables a terceros. Para Mourinho, los responsables siempre son los árbitros, con la excepción de si gana, claro; y de una especie de contubernio anti-Madrid que es extiende por todo el planeta. Trasladando el modelo a la política económica, si se cae en una crisis o esta no se supera, los culpables siempre serán el FMI, la UE o los mercados, no los gobiernos. Entrenadores y gobernantes, tranquilos, los fracasos no son propios sino colectivos e incluso ajenos. En cambio, los éxitos son particulares y propios. El modelo de la banca y la especulación financiera extendido a toda la economía.

lunes, 18 de abril de 2011

Proteccionismo, xenofobia y otras enfermedades

La crisis tiene muchas repercusiones e incluso lo que podríamos denominar enfermedades sociales. Una de las más profundas y peligrosas es la tentación de poner barreras, es decir, de volver al proteccionismo. Otra, con connotaciones que van mucho más allá de las económicas, es la xenofobia o el temor u odio a todo lo extraño o extranjero. Finlandia es el último ejemplo de esta oleada de extremismos y lo curioso es que la proporción de población foránea en ese país nórdico es infinitamente baja comparada con otros estados europeos. Pero no es el único país que vive este delirante proceso. Baste con recordar a la hija de Le Pen y su ascenso en Francia. Y además estas ideologías y su asalto al poder tienen repercusiones enormes en el conjunto de Europa porque se imponen las políticas de introspección, de mirar lo propio, y de desdeñar lo ajeno. En resumen: "Quien tenga problemas que se apeñe" o "Nosotros, simplemente por ser nosotros, somos mucho mejores". Ante la falta de soluciones mágicas e inmediatas para el desempleo, la falta de actividad y otros síntomas de crisis calan los discursos e ideas de quienes prefieren culpar a terceros: "La culpa es de los inmigrantes". "Nos quitan el trabajo" "Traen la delincuencia"... Estas expresiones y afirmaciones suelen imponerse, a pesar de que son completamente falsas. O ¿acaso los autóctonos querían empleos que en la etapa de bonanza realizaban quienes venían de otros países y aceptaban trabajos por salarios de miseria? Los políticos hacen mal en dar la espalda a estos fenómenos y en no forjar discursos unitarios en favor de la democracia como mejor camino para salir de la crisis. Y no digamos cuando encima alientan estas posiciones extremistas por acción u omisión con el único objetivo de lograr un puñado de votos. Y también deberían meditar los votantes que tratan de castigar a los políticos y partidos establecidos dando su apoyo a estas fuerzas que luego ni desean ni quieren la democracia. Simplemente se sirven de ella¿Hemos olvidado ya que un auténtico monstruo como Adolf Hitler llegó al poder democráticamente con un discurso proteccionista y xenófobo?

jueves, 7 de abril de 2011

Recortes, rebajas e incoherencias

Es innegable que hacen falta recortes. Y de muchos tipos. Que los presupuestos públicos están hinchados, que el dinero de los demás se gasta alegremente, que las administraciones han crecido sin apenas control en los últimos años... Todo eso es cierto. Y nadie puede cuestionar al president de la Generalitat, Artur Mas, cuando anuncia que tendrá que aplicar las tijeras para racionalizar este endiablado entramado. Otra cosas es cómo dice o insinúa que va a hacerlo. Porque lo que sí que es del todo discutible es que anuncie una reforma del impuesto de sucesiones que beneficia esencialmente a una parte del 6% de los contribuyentes que lo pagaban actualmente tras la reforma aprobada por el tripartito, que eximió al 94%. Y que eso suponga renunciar a unos 100 millones de euros, que equivalen a la décima parte del recorte previsto en sanidad. Por un lado se reclaman sacrificios a la mayoría que, incluso podrían respaldarlos en caso de mantenerse un discurso más sólido; y por el otro, se premia a una minoría. Eso no es que sea solo discutible, pues la rebaja fiscal se podría llevar a cabo en un momento de menores penurias económicas, sino que es esencialmente incoherente.