
Vaya. Ahora es el Fondo Monetario Internacional (FMI), que fue incapaz en su día de prever la crisis, el que nos vaticina que esta será larga e intensa y que la remontada puede ser débil, con un elevado coste, que ya cifra en más de cuatro billones de dólares .
El debate es ahora cuándo se saldrá de ella. En el fondo, es ver si estamos en una L, es decir caída y estancamiento o vamos hacia una U o V--caída y recuperación--. Los pronósticos son lo que son y sirven para lo que sirven. De eso no hay duda. Pero no hay que rechazar ninguna tesis cuando nos movemos en un terreno desconocido como el actual y evitar que las engañosas reanimaciones de la bolsa o de otros indicadores nos hagan ser demasiado optimistas. Esto es tan inapropiado como el exceso de pesimismo. Estemos en el punto que estemos, y nos encaminemos hacia la L, la V o el símbolo de Nike --caída y recuperación paulatina--, la economía española en especial debe acometer las tareas pendientes. Y estas son la mejora de la productividad y la eficiencia, la única fórmula --vía cambios en la educación, en la mejora de la investigación y el desarrollo-- para que la crisis sea una oportunidad, para salir de ella reforzados, y no una etapa de soluciones de emergencia, para salir del paso y luego llegar a la nueva etapa con las mismas debilidades y defectos que ahora han acusado nuestra debilidad.