miércoles, 21 de mayo de 2014

Economía ficción

¿Puede un país que debe tanto como lo que produce en un año y que gasta más de lo que ingresa salir del hoyo de la crisis? Esperemos que sí. Pero seamos realistas y no nos dejemos embaucar por la euforia oficial. No tengo claro que lo que nos venden sea la verdad absoluta. Con un panorama financiero como el indicado es difícil de entender cómo encaja en todo esto la rebaja fiscal que promete el Gobierno ¿Si ingresas menos de lo que gastas cómo vas a rebajar impuestos? Entiendo los recelos de Bruselas. A no ser que el Gobierno guarde un as en la maga: la subida de tributos más 'invisibles', como los que gravan el consumo y los indirectos en general. De alguna manera hay que mantener o incrementar la recaudación. No olvidemos que una de las premisas de la tan cacareada reforma tributaria es que tenga un efecto recaudatorio neutro, es decir, que no reduzca la recaudación y que, como mínimo, la mantenga.Y el déficit público solo se puede reducir con más ingresos, menos gastos o una combinación de ambas actuaciones. El Gobierno, empujado por una atmósfera muy electoral, anuncia bajadas de impuestos y renuncia a recortes. Algo se calla o algo se guarda en la chistera. Y es que la otra vía para cuadrar el círculo que venden es un crecimiento explosivo, pero, con una economía que vive desde hace meses de la exportación a unos socios europeos que pierden fuerza y una demanda interna que a duiras penas logra despegar mientras se mantenga el nivel actual de paro, esta opción se intuye muy lejana. Es verdad que estamos mejor de lo que estábamos. Faltaría más. Pero de ahí a que vayamos como un cohete hay todavía mucha distancia. El optimismo es positivo. Incluso más incentivador y rentable y que el pesimismo. Pero no caigamos en las redes de la economía ficción. Seamos realistas, no ingenuos.