Una vez ganadas las elecciones del pasado 9 de marzo hay que ponerse manos a la obra. Al futuro reelegido presidente José Luis Rodríguez Zapatero le quedan pendientes deberes. Y muchos. Cuando nadie niega la desaceleración, ha llegado el momento de que España, que se había acostumbrado a crecer por encima de sus vecinos europeos, además progrese de verdad. Me explico: Hace falta que aumente el rendimiento general de la economía. en resumen, que produzca por más y mejor valor y con menos coste. Y eso solo se podrá llevar a cabo con la mejora del sistema educativo, la investigación, la innovación y una mayor competitividad de la economía. En resumidas cuentas, con una mayor productividad. El nuevo responsable del Ejecutivo español tendrá que trabajar para que aquello de lo que se habla mucho pase a ser una actuación real. España, una vez asumidas unas ciertas cotas de renta, debe acometer el reto de un mayor progreso. Y para ello necesita un capital humano mejor preparado, más tecnologías propias y una economía en la que funcione realmente la competencia. Solo de esa forma podrá dejar atrás la etapa de crecimiento basado en la construcción y el turismo, que bienvenidos sean, pero que no pueden ser los únicos motores del conjunto del país ¿Por qué Alemania registró en enero un crecimiento imprevisto de sus exportaciones a pesar de la fuerte revalorización del euro, que hace que sus productos pierdan competitividad en EEUU y otras zonas dominadas por el dólar? Uno de los motivos es que diseña y produce maquinaria y tecnología que nadie más hace o que nadie más hace tan bien. A ese punto debemos llegar. No hay mejor protección frente a coyunturas económicas generales adversas. He ahí los deberes, señor Zapatero.
