sábado, 19 de septiembre de 2015

El voto de la banca


Me soprende que sorprenda. La banca, a través de la patronal AEB y la de las cajas, CECA, han emitido su voto sobre el proceso independentista en Catalunya. Y no están a favor. Como tampoco la gran patronal CEOE y otras instituciones del mundo económico.

 ¿Acaso esperaba alguien que lo estuvieran? A ninguna entidad, empresa u organización, al 'stablisment' en general, le interesan los cambios bruscos. Y menos uno de este tipo, una secesión. Lo cierto es que, a pesar de que no votan, influyen. Y mucho. Como lo han hecho siempre, por otra parte, aunque sean los ciudadanos, en teoría, quienes deciden a través de las urnas. En cualquier caso deberían hacerlo con datos y el máximo de información.

Y la verdad es que asustarlos o tratar de intimidarlos como hace la banca y quienes se oponen a la independencia no ayuda demasiado. Pero tampoco venderles un mundo feliz, una especie de paraíso perfecto, por parte de quienes en más de 30 años de autonomía se han dedicado a replicar los vicios y defectos de la administración central. No hay superioridad ni moral ni natural por parte de nadie. Se ha visto en estos años. Con estas estrategias, tan poco convincentes resultan los argumentos del 'sí' como los del 'no'. Sí porque sí y no porque no. Todo un portento de razonamiento. No me extraña que el cineasta Fernando Trueba prefiera la palabra "desertor" a "nación".  

En cualquier caso a nadie se le escapa que tras el 27-S nada será igual. No podrá quedar todo en una anécdota. Para avanzar no podemos quedarnos quietos porque puede haber un accidente. De eso parece ser consciente hasta el mayor de los inmovilistas, o eso espero.

Una opción sería cambiar las reglas del juego (Constitución) para que Cayalunya encajara bien. Y si se opta mayoritariamente por la independencia (eso no puede zanjarse solo con mayoría de escaños en unas elecciones autonómicas en las que el voto de los pueblos pesa más que el de las ciudades), el camino será duro y difícil. No se puede hacer de la noche a la mañana, como se está viendo. Y solo tendrá legitimidad si se ocnsigue mediante una consulta legal: un hombre o mujer/ un voto.

La pregunta es ¿están dispuestos los ciudadanos a emprender un viaje por un camino tortuoso, polvoriento y sin señalizar en un vehículo conducido por un kamikaze o más bien se decantan por circular por una carretera asfaltada y con señales de tráfico con algunas trampas y desniveles con un chófer que solo para cuando le conviene? Lo que no podrá ser es que el automóvil se quede parado. Eso lo sabe hasta la banca. O se asfalta el camino y se ponen indicadores o se mejora la carretera y se quitan los desniveles. Pero, en cualquier caso, la ruta tendrá que ser con nuevos conductores.