La tensión está muy alta en el mercado energético español. Hay muchos kilowatios en juego y se está produciendo una auténtica descarga eléctrica. EDF ha confirmado que ha mantenido contactos con ACS, el primer accionista de Iberdrola. Lo ha hecho a requerimiento de la CNMV. Y es que este tema empieza a ser preocupante. Los rumores han calentado el valor de Iberdrola desde finales de enero. La eléctrica vale un 30% más que hace unos días. No paran de surgir supuestas informaciones sobre la eventual toma de control de Iberdrola. Y, como en todo, hay que separar el grano de la paja ¿Cuál es la verdad? ¿Cuáles son los hechos? Pues que EDF, de mayoría pública, quiere entrar en el mercado español y lo quiere hacer de acuerdo con el primer accionista de Iberdrola, la ACS de Florentino Pérez que, a su vez, aspira a jugar un rol protagonista en la energía española. Eso es lo que hay. Lo demás está por ver. Igual que está por ver el papel del Gobierno y lo que pactaron el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el francés Nicolas Sarkozy. El deber del Ejecutivo, a pesar del libre mercado --que todos sabemos que lo es hasta que se tocan intereses estratégicos de país o de cada gobierno de turno-- es velar por los consumidores y por facilitar que las mayores empresas en sectores de peso tengan el máximo de capital autóctono posible o que, como mínimo, no caigan en manos de empresas públicas de otras países a cambio de nada. Solo se entendería si, a cambio, hubiera contrapartidas como la entrada de empresas españolas en compañías, en este caso, francesas. Y ¿será así? ¿Seguro? No me lo creo...
