miércoles, 13 de octubre de 2010

El desequilibrio de intereses entre directivos y accionistas

En principio, los directivos de las empresas deben velar por los intereses de los accionistas, que son los dueños. Pero no siempre es así. O lo es muy pocas veces. Los objetivos de unos y otros tienden a separarse, especialmente cuando la remuneración de los ejecutivos tiende a ligarse a consecuciones a muy corto plazo. El mayor interés de los accionistas radica, en cambio, en el largo plazo. Y no es una cuestión de cifras o de la dimensión de éstas. Como bien dice Nouriel Rubini en su último libro Cómo salimos de ésta (Ediciones Destino. Barcelona, 2010), "el mayor problema de la remuneración no es la cantidad de dinero que interviene, sino la forma en que se estructura y reparte". Es ahí donde se esconde una de las raíces profundas que contribuyeron a desatar la actual crisis. Muchos directivos han velado durante demasiado tiempo por sus propios intereses a corto plazo o, mejor dicho, por su cartera; en lugar de por generar valor para los propietarios de las empesas para las que trabajan. Y ese desequilibrio hay que arreglarlo ¿Cómo? Aunque es importante una formación que en las escuelas de negocios incluya la ética como asignatura relevante también habría que ir pensando en un mayor control de los ejecutivos por parte de los accionistas y ¿por qué no? en una mayor implicación. Tal vez perderían interés por generar valor a muy corto plazo y lo ganarían en obtenerlo a largo plazo si se jugaran buena parte de su dinero como, muchas veces sin saberlo, hacen los accionistas.