sábado, 28 de diciembre de 2013
Cobrar menos, pagar más
Es lógico que nadie lo entienda. Llevamos meses, incluso años, escuchando el discurso de que los salarios suben demasiado, de que hay que ligarlos a la productividad, no a la inflación. No digo que no. Pero ¿por qué no sucede lo mismo con los precios de servicios básicos en algunos de los cuales la Administración tiene un papel relevante, si no exclusivo? El Gobierno, tras invalidar la última subasta trimestral para fijar el coste de la energía que luego se repercute en la tarifa regulada, ha decretado que el aumento será del 2,3% durante el primer trimestre del 2014. No está el horno para más protestas y presión social pensaron seguramente nuestros gestores públicos porque si resulta que el sistema es malo, ya lo era de antemano, digo yo. Así lo denunció en reiteradas ocasiones la extinta Comisión Nacional de Energía (CNE). Teniendo en cuenta que de mantenerse la fórmula existente la luz hubiera subido más del 11%, el incremento decidido por el Ejecutivo podría parecer incluso pequeño si no fuera porque multiplica por más de 11 veces la tasa de inflación anual en noviembre y que, como mínimo, cuadruplicará la de todo el 2013 y duplicará la del 2014. Y no sucede solo con esto sino con el transporte público, el gas, el agua... ¿Tiene esto lógica en un país en el que los salarios, en el mejor de los casos, se congelan? Les reto a que me den un ejemplo de incremento salarial que no sea de un directivo que recorta sueldos de sus subordinados, claro está. Y es que siempre se mira la retribución del trabajador como un coste. Y lo es, para la empresa. Pero también lo son los servicios que tiene que pagar el asalariado con esa retribución menguante que, para los prestadores de los mismos, son ingresos, como el salario para el trabajador, vaya. Y, en ese caso, que suban más que la inflación, por lo visto no daña a la economía. Pero lo que vemos o, mejor dicho, sufrimos, es que por más baja que sea la inflación, la brecha entre lo que nos cuestan la luz, el gas, el agua, el transporte y demás con respecto a lo que ganamos crece y que cada vez debemos dedicar mayor porción de nuestra renta a esos gastos básicos. Por no mencionar la hipoteca. Y, por tanto, dispondremos de menos a consumir, generar negocio y que las empresas contrate, que es lo que necesita el conjunto de la economía ¿Se darán cuanta algún día los políticos o tendremos que caer en una profunda depresión, y no solo psicológica, para que rectifiquen? Para poder pagar hay que cobrar. Si no se desploma todo el tinglado.
lunes, 2 de diciembre de 2013
El mal capitalismo
Sin duda, como decía Winston Churchill sobre la democracia,
el capitalismo es seguramente el menos malo de los sistemas económicos. Hasta la fecha no ha habido crisis que haya podido con el modelo. Pero hoy podemos decir que está algo deteriorado. Incluso que está bastante enfermo. Como afirma el
nuevo presidente del Cercle d'Economia y catedrático de Política Económica, Antón
Costas, en los últimos años ha primado el colesterol malo sobre el bueno. Y se
ha notado en una preponderancia de las malas finanzas sobre las buenas, o sea, de
la ganancia a corto plazo y por encima de todo sobre el papel de inclusión social y
democratizador que deberían tener. (Por cierto, da gusto tener un presidente del Cercle d'Economia que
quiere implicar más a esta organización en
las cuestiones sociales). Lo cierto es que la peor versión del capitalismo
se ha abierto camino en los últimos años y nos ha conducido hasta la situación
en la que estamos. Basta con ver cómo se gestionan también muchas empresas. Muchos directivos han adormecido su conciencia y autojustifican los recortes salariales
y despidos culpabilizando a los afectados de no aceptar más flexibilidad o mayores
sacrificios, como explica el profesor Carlos Obeso ¿Acaso se aprietan ellos de igual modo el cinturón? Me temo que priorizan la ganancia a corto
plazo y el enriquecimiento personal sobre cualquier otra circunstancia. Incluso
a costa del resto y de jugar con los sobornos y la corrupción si es preciso,
como advierte el último estudio de KPMG sobre los fraudes en las empresas. El problema es que se algunos autolegitiman e incluso, en ocasiones, se creen con más derechos que los propios fundadores o propietarios y accionistas de la empresa para la que trabajan. Como ya recordé en alguna ocasión hay que distinguir bien entre directivo y empresario. No digo que unos sean buenos y otros malos, pero sí que hay que diferenciarlos. En cualquier caso, de
seguir así, y volviendo a recordar a Antón Costas, la recuperación o salida de la crisis beneficiará a tan pocos que
podríamos asistir a una verdadera explosión social. Y es que, no nos engañemos,
para que el tinglado funcione, tienen que haber ricos, pero también clases
medias con capacidad de compra y consumo y posibilidades para todos, o sea meritocracia verdadera e instituciones bien limpias y refundadas. Cuanto más
clientelismo, corrupción y sensación de que los privilegios y las ventajas y beneficios de la recuperación son para muy pocos a costa de muchos peor lo tenemos para regenerar el capitalismo y hacer del malo uno más bueno. Deberíamos recordar aquellas grandes palabras que algunos líderes pronunciaron en el momento álgido de la crisis. El entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, reclamaba la refundación del capitalismo sobre unas bases éticas. Pero a la que se alejaron los riesgos empezaron a cometerse los mismos o similares errores. John Kenneth Galbraith decía que la memoria financiera no dura más de 20 años. Yo diría que incluso menos, con lo que la posibilidad de tropezar en las mismas piedras se multiplica. Los médicos-políticos deberían tenerlo en cuenta y dar un volantazo ahora que aún estamos a tiempo: el acantilado no está tan lejos.
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viernes, 15 de noviembre de 2013
Usted debe 22.573 euros
No sé cuantos niños y niñas han nacido hoy exactamente, pero ya adeudan 22.573 euros. Sin comprar vivienda ni coche ni permitirse el lujo de adquirir la nueva Playstation 4. Esa es la suma que debemos todos. La media. Pero, para hacerse una idea de lo que suponen esos 954.863 millones que equivalen a 93,4 de cada 100 euros de riqueza que se generan en España, basta con tener en cuenta el PIB medio por habitante, que son 22.772 euros. Eso significa que ese asfixiante pasivo nos deja libres de cargas solo 699 euros. Y eso son medias. En las comunidades autónomas con más deuda la situación empeora, aunque también depende de cuál es su renta per cápita. En cualquier caso no puede ser nada bueno deber todo lo que se tiene. Y vamos camino de eso.
jueves, 14 de noviembre de 2013
¿Parar Catalunya? 800 millones al día

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lunes, 11 de noviembre de 2013
La culpa es de la crisis
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domingo, 20 de octubre de 2013
El papel de los trabajadores
Sorprendente. Oí el otro día a una persona a la que ubicaba más a la derecha que a la izquierda defender el papel de los trabajadores. Sí, sí, algo que no por ser lógico se escuche demasiado. Decía que en España, y en otras economías, se ha instalado una ideología que consiste en ver al empleado como un coste, como una carga. Por eso, cuando hay recesión y crisis, se recortan inmediatamente plantillas. A los hechos y estadísticas me remito. Y seguro que quienes practican esta forma de gestionar son aquellos que luego, en público, afirman con total aplomo que su mejor activo son sus empleados. En público, activo. En privado, pasivo. Y así vamos, con la gran patronal CEOE que se saca ahora de la manga la ocurrencia de proponer el despido, no solo libre, sino gratuito. Así, quien se encontrara antes de cumplir el primer año de contrato laboral podría ser puesto de patitas en la calle sin indemnización alguna. Gran idea en un país con paro creciente –al menos por ahora—y con algunos gestores tan poco creativos. Será verdad aquello de que algunos patronos preferirían que los trabajadores pagaran en lugar de cobrar. No todos, porque conozco algunos que no piensan así y que ven la CEOE como un gran aparato anquilosado y alejado de la problemática de la pyme y del auténtico emprendedor ; pero algunos, seguro que sí. Y, por ahora, son los que mandan.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Pensiones y eufemismos

viernes, 23 de agosto de 2013
¿De quién es el sol?
Estaba equivocado. Creía que el sol formaba parte de la naturaleza, del universo. Pero no. Es un bien comercializable y del que resulta que se pueden beneficiar unos más que otros, como sucede con el agua o las formas más eficientes y baratas de comunicarse por internet. Ya se encargaron las grandes operadoras de poner el máximo de trabas legales a la expansión de la telecomunicación gratuita. La normativa sobre el autoconsumo elaborada por el Gobierno es una prueba de ello. Se tendrá que pagar un peaje aunque la energía solar que se genere sea para consumo propio ¿La excusa? El empleo de la red general y la modulación del uso de esta forma de generar energía ¿No será, digo yo, un intento de favorecer a las eléctricas? Porque ni siquiera se contempla la modalidad del balance neto --es decir verter a la red la energía excedente y recibir la cantidad equivalente cuando se necesite-- ni tampoco la de vender la energía sobrante. Resulta que sí que existe el derecho natural ¿Está más claro ya de quién es el sol o el viento?
miércoles, 3 de julio de 2013
Certifica y luego échate una siesta
No me considero extremadamente liberal, pero creo en nuestra economía perviven todavía muchos vicios y tics de economía cerrada, basada en los minifundios y reinos de taifas. Me refiero, por ejemplo, a determinadas certificaciones u homologaciones. Para muchos colectivos profesionales contar con el monopolio de estos trabajos supone un auténtico chollo. Un ejemplo: Tenía que renovar una cédula de habitabilidad y el profesional que me hizo el trabajo (un aparejador colegiado que conseguí a través de la corporación profesional correspondiente) cometió varios errores de bulto --la dirección del inmueble, la ley a la que remite, etc, etc.-- . Solo he logrado poner de nuevo en marcha el expediente gracias a los buenos oficios de un funcionario que ha dedicado toda su buena voluntad a solventar el tema. Y lo que es peor: Este empleado público me asegura que son fallos comunes que, por cierto, recaen sobre las espaldas del sufrido consumidor, que al fin y al cabo, es el que está obligado a cumplir con todo lo que se le pide. Seguro que los malos profesionales no son la norma, pero parece que suelen ser una excepción demasiado extendida gracias al amparo de normas y regulaciones anticuadas y excesivamente proteccionistas.Y mientras, el Gobierno no se acaba de atrever a reformar los servicios y los colegios profesionales, algo que tenía previsto hacer durante la primera parte del año. De todas formas no es algo achacable al actual Ejecutivo sino también a los anteriores. Nadie se atreve con los lobis de profesionales y eso que es evidente que hace falta más competencia. No digo que no haya que regular ni supervisar, pero es evidente que hace falta más competencia. Si no, lo más provechoso para los implicados es dedicarse a certificar y luego echarse una siesta, aunque sea lo más dañino para el conjunto de la economía.
lunes, 10 de junio de 2013
Un país sin plan de negocio
Cada vez estoy más convencido. España carece de plan de negocio ¿Hacia dónde va? La hoja de ruta de la que habla el presidente del Gobierno Mariano Rajoy ¿existe? Da la sensación de que no, de que vamos dando tumbos, de que vamos a cubrir el día a día. Que si no subiré el IVA, que si lo subo; que si no tocaré las pensiones, que si las toco. En definitiva, que lo que era que no, ahora es que sí; que lo que era que sí ahora es que no. Desconcierto, desolación... Pero ¿qué hay de las cuestiones de fondo? ¿Apostamos por una economía del conocimiento y recortamos en educación? ¿Queremos ser líderes del sector de las energías renovables y de la sostenibilidad y asestamos mazamos letales a quienes apuestan por estos negocios? ¿Es que la hoja de ruta o plan de negocio consiste en jugar al despiste para que no nos copien? Dudo de que el Gobierno sea tan perverso ¿Es que tenemos un plan pero lo mantenemos oculto? Pues que nos lo cuenten de una vez, sin mentiras ni tratándonos como a niños pequeños ¿Es que no sabemos hacia dónde vamos? Pues, vale. A lo mejor es que tenemos que cambiar de piloto o que este debe buscar el apoyo de otros conductores dispuestos a colaborar para salir de la crisis de verdad y con unos buenos cimientos. Una hoja de ruta es imprescindible. En los años de bonanza, del "España va bien", nos limitamos a navegar con el viento a favor, pero sin un trayecto predeterminado y cada uno con su propio mapa. Ya sería hora de tener uno homologado con al menos las rutas priuncipales, así como los puntos de destino.
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lunes, 3 de junio de 2013
Gobernador: ¿Y si trabajamos gratis?
¿El fin justifica los medios? Creo que no. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, propone que el salario mínimo interprofesional (SMI) deje de operar en determinados sectores y para determinados colectivos ¿El motivo? Crear empleo. Pero esta contraprestación que en la actualidad es de 645,30 euros mensuales se estableció en su día como garantía mínima contra los abusos. Proponer suprimirlo, aunque sea solo en ciertos casos, suena a pretexto para acabar con algo que a algunos les resulta molesto. En definitiva, la crisis como excusa. Reduciendo el tema al absurdo, seguramente si estuviéramos dispuestos a trabajar gratis o, si me apuran, a pagar por hacerlo, aún sería más fácil encontrar empleo. ¿Por qué no instauramos el esclavismo, que en cierta medida ya existe como consecuencia de la precarización y el temor a perder el empleo? Para algunos, problema resuelto. No quiero ni pensar cómo resolverían algunos el tema del subsidio de paro o los costes del envejecimiento poblacional. ¿Es ese el modelo de economía avanzada al que aspiramos? Por cierto, no veo que el Banco de España diga nada de las retribuciones estratosféricas que se cobran en la banca, ni que proponga salarios máximos o que inste al Gobierno a regular el mercado hipotecario para acabar con una legislación hecha a medida del sector financiero, a pesar de que lo ha denunciado el Tribunal de la Unión Europea (UE). Al gobernador solo le preocupa el salario mínimo como receta para acabar con la crisis. Y lo que es peor, mientras descuida la vigilancia y la supervisión, a los que debería dedicar más tiempo y esfuerzos. A las preferentes y el despropósito de las cajas me remito.
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jueves, 23 de mayo de 2013
Balanzas fiscales: la forma y el fondo

miércoles, 15 de mayo de 2013
Empresas sin gasolina ni reservas
El Cuarto Diagnóstico Financiero de la Empresa elaborado por la escuela de negocios EADA con el apoyo de la patronal Pimec alarma. Y no solo por la radiografía que ofrece con respecto al año pasado: caída de la facturación del 5%, desplome de la rentabilidad a niveles de los años 90 y por debajo del coste de financiación, estancamiento de la exportación, el 45% de las empresas con pérdidas de explotación --teniendo en cuenta que esta variable no incluye los resultados financieros, el porcentaje seguro que es mucho más elevado--... sino por lo que apunta de cara al futuro más inmediato. Las previsiones para este año son devastadoras. Solo el 13% de las casi 400 pymes consultadas prevén aumentar la plantilla. Sin confianza ni trabajo no hay demanda y, por tanto, tampoco inversión ni empleo. Es un círculovicioso que es preciso romper. Pero ¿quién debe hacerlo? No esperemos ni un céntimo de crédito de la banca, que recorre su particular vía crucis para fortalecer el balance sin medidas disuasorias por parte de los poderes públicos. Y cuando concede financiación lo hace a un precio muy por encima del Euríbor ¿Más consumo privado? Difícil con un paro desorbitado y creciente ¿Más consumo público? Difícil con unas administraciones públicas que están secas y que apenas han acometido una dieta de adelgazamiento sin la que no dejarán de consumir recursos de la forma más improductiva posible. El profesor de finanzas de EADA, Rafael Sambola, que es el autor del mencionado estudio sobre las empresas no ve más salida que los estímulos externos. No es el único que lo dice. Lo han hecho ya muchas voces autorizadas. Sin que Bruselas acometa planes destinados a resucitar la economía y la inversión, las empresas seguirán no solo sin gasolina sino sin reservas, como asegura el secretario general de Pimec, Antoni Cañete y presidente de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad. Por cierto, por si el panorama descrito no fuera suficientemente desolador, las demoras en los pagos siguen siendo un lastre que cuesta a las pymes unos seis millones diarios en gastos financieros, como recordó Sambola.
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martes, 23 de abril de 2013
Sin modelo no hay negocio
Parece fácil, pero no lo es de tan obvio que resulta. Sin modelo no hay negocio ¿Qué vendemos? ¿A quiénes? ¿Por qué canales? Cuestiones esenciales de lo lógicas que son, por más que se representen en sesudos planes de negocio o en un modelo mucho más simple y visual como del creador del modelo canvas (lienzo) Alex Osterwalder. Lo recopila todo en el libro Tu modelo de negocio o Generación de modelos de negocio, ambos de editorial Deusto. Y es que lo evidente es lo más difícil de implementar. Por ejemplo: veamos la industria de la prensa. El periodista Xavi Casinos lo acaba de recoger en un libro: El misterio del yogur caducado o cómo reinventar los periódicos (Editorial UOC, Barcelona, 2013). La comparación que emplea es muy adecuada. Un relato de Sir Arthur Conan Doyle, con Sherlock Holmes como protagonista, le sirve de pretexto. Tras ver que no vendían, los productores de yogurs llamaron al afamado investigador y este vio que por un lado se ofrecían productos caducados, mientras que en un segundo mostrador había yogures del mismo aspecto, sabor y tamaño, pero todos frescos y además gratis ¡Cómo iban a venderse los primeros! Trasladado esto al mundo de la prensa vemos que los diarios en papel son los yogures caducados que se venden por un precio, mientras que las webs, abiertas y con infinidad de información --mucha más que en el papel-- ofrecen el producto fresco (del mismo día) y sin cobrar un céntimo. Es evidente que algo falla en el modelo. Probablemente este negocio es de los pocos en los que el precio de venta apenas cubre una ínfima parte de los costes de producción. El resto provenía de las suscripciones, en unos casos, y de la publicidad, en general. Una vez mermada drásticamente la segunda, queda al descubierto la excesiva dependencia de esta que tenían los periódicos desde que nacieron. Para sobrevivir habrá que cambiar la fórmula como hizo Apple con la industria de la música o Amazon con la editorial, empresas, por cierto, ajenas a esos negocios. No sería extraño que los que lo revolucionen todo procedan de otros ámbitos. Ni la radio ni la TV acabaron con la prensa, ni internet tiene por qué ser su verdugo. Por lo tanto, existen posibilidades de resucitar. En todo caso, es preciso reinventar el modelo de negocio y adecuarlo a los nuevos hábitos porque el público existe, está ahí, pero reclama otra cosa. Hacen falta diarios distintos, complementarios de los digitales e interrelacionados con estos, con modelos de pago, micropago, suscripción, en los que se combinen prensa y medios audiovisuales y otras fórmulas que permitan incrementar los ingresos, tanto del periódico en papel como en sus diferentes variantes sea cual sea la plataforma. Y además, un cambio de mentalidad: De la producción de noticias al negocio de la información, como en su día hicieron los ferrocarriles, del tren al transporte; o IBM, al pasar de vender PC a soluciones informáticas. Es evidente, es obvio, pero, sí, ciertamente, difícil.
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miércoles, 10 de abril de 2013
El tiovivo de la deuda

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martes, 26 de marzo de 2013
'Lobbies': un gobierno en la sombra
Empecemos con algo obvio: Los lobbies existen. Y lo hago porque en España tendemos a negar lo evidente. Lo habitual es que se nos diga: "Eso es algo que existe en EEUU o en Bruselas, no aquí". Mentira. O si no ¿quiénes se creen ustedes que redactan muchas de las leyes que afectan a sectores o actividades? Y también ¿quiénes consiguen en muchas ocasiones paralizar o modificar regulaciones? Lo cuenta en el libro ¡Qué vienen los lobbies! (Ediciones Destino, Barcelona, 2013) el colega periodista Juan Francés. Y no es algo en lo que estén implicadas solo a patronales como la CEOE, Farmaindustria o organizaciones como la de las eléctricas, Unesa o la de los fabricantes de vehículos (Anfac) o grandes compañías como Telefónica (curiosa la historia que se cuenta en el libro sobre el proyecto de creación de un único supervisor de la competencia); sino movimientos sociales y cívicos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). De todas formas, en los primeros casos cuentan con más medios y canales directos de comunicación con los gobiernos y los parlamentos y con la posibilidad de premiar a antiguos reguladores con puestos de trabajo muy bien remunerados (recuerden el fenómeno de las puertas giratorias). Y es que la actividad de presión no es sí misma mala, como sucede con muchas otras actividades de la vida. Es totalmente legítimo defender los intereses propios o los de los representados. De eso viven muchos gabinetes de relaciones públicas y bufetes. Lo malo es que toda esa actividad se desarrolle en la penumbra, sin ningún tipo de transparencia --un término del que, por cierto, a los políticos les gusta mucho hablar, pero poco practicar-- y que intereses particulares --legítimos-- se disfracen de grandes ventajas colectivas y que se haga la gran interpretación teatral de que toda actuación pública se mueve solo por el interés colectivo (¿colectivo o de algunos colectivos?). No, si lo malo no es que los lobbies existan y ni siquiera que traten de incidir en normativas y regulaciones, sino que operen en la oscuridad. Y, lo que es peor, que encima se nos diga que no existen.
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lunes, 18 de marzo de 2013
Rescate y confiscación
Curiosa manera tienen la Unión Europea (UE) --¿o debería decir Alemania?-- y el Fondo Monetario Internacional (FMI) de rescatar. En Chipre se ha optado por meter directamente la mano en el bolsillo de los ahorradores para salvar al sistema financiero, o mejor dicho a sus acreedores, que acostumbran a ser bancos, por ejemplo, alemanes.Y me pregunto ¿qué será lo siguiente? ¿Entrar en las casas particulares y llevarse sus joyas y efectivo? Estamos ante una auténtica confiscación lo vistan técnicamente como lo vistan. Y si es que hay mucho dinero de mafias en los bancos chipriotas ¿qué culpa tienen los ahorradores con menos de 100.000 euros que se fiaron de que hasta esa cantidad sus fondos estaban asegurados? ¿Es esa una manera justa y legal de actuar? ¿Impuesto, exacción o más bien extracción o sustracción? Desde dentro de la UE se habla ya de inmenso error. No me extraña ¿Qué pasa con los acreedores, acaso no corren riesgos? ¿Siempre ganan, aunque pierda la empresa o institución a la que han prestado dinero? Yo así también invierto: Cuando gano me lo quedo todo y cuando pierdo otros me pagan. Veámoslo al revés ¿Nos permiten a los ciudadanos confiscar parte del dinero que se ha evaporado como consecuencia de una mala gestión en los bancos o con las finanzas públicas? ¿Verdad que no?¿Pero no habíamos quedado en que eran liberales, que el mercado regulaba de la forma más adecuada y eficiente todos los recursos? Ah! Ya entiendo. Acabáramos. El mercado son ellos.
viernes, 1 de marzo de 2013
El mundo empieza y acaba los jueves
Hablemos de racionalidad y de irracionalidad. En un mundo inundado por las noticias y la inmediatez y la necesidad de organizarse para ser lo más eficientes posible, no deja de llamar la atención lo de los jueves ¿A qué me refiero? Pues a la concentración de convocatorias, reuniones, foros, jornadas y demás que se acumulan durante esa jornada. He tratado de buscarle una explicación. Que si los lunes es el primer día de la semana y la gente puede olvidarse de la convocatoria; que si el martes aún estamos despertando y planificando la semana; que si los partidos de la Champions; que si los viernes hay consejo de ministros y en muchas empresas los ejecutivos y empleados se visten casual y no trabajan por la tarde; que si esto; que si lo otro. Pero no encuentro una explicación 100% racional ni a un número de personas que me den una misma solución y que sean un número lo suficientemente importante como para convertirse en una muestra significativa. La verdad es que en todo esto hay algo de mimetismo ¿Por qué voy a ser yo el que organice un evento un día que el resto rechazan? ¿Solución? Lo organizo en jueves. Sucede en otros ámbitos de la vida. Y no de digamos con las modas de gestión y dirección de empresas. Si la semana tiene cinco días hábiles ¿por qué esa insistencia en concentrarlo todo en uno solo? Una muestra más de la existencia de una cierta incapacidad para ser racionales en la organización del trabajo. Lo cierto es que quienes nadan a contracorriente y tratan de ofrecer algo distinto destacan. Tal vez no siempre tiene garantizado el triunfo --nadie lo tiene--, pero al menos se arriesgan. Lo siento, si no lo digo reviento.
miércoles, 27 de febrero de 2013
Aministía y despropósito fiscal
Como aún mantengo un ligero poso de confianza en la condición humana voy a pensar que la amnistía fiscal que diseñó el Gobierno del PP no tenía nombre y apellidos o, para ser claros, que carecía de destinatarios concretos. Al margen de la injusticia y de los efectos desincentivadores y desmotivadores de una medida de gracia de este tipo, que he reiterado hasta la saciedad, lo único que nos faltaba era saber que se beneficiaron de ella personajes como Luis Bárcenas, un poco reconocido rey Midas de las finanzas, capaz de multiplicar por miles de veces un capitalito inicial gracias a su supuesta destreza en la bolsa y los negocios. Tanto le ha creído el juez, que ha decidido retenerle el pasaporte. Pero volvamos a los nuestro. De ser finalmente la amnistía fiscal una medida con destinatarios concretos, solo podría haber sido fruto de la más perversa de las mentes. Hay motivos para pensar que no estamos dirigidos por tales maquiavelos. Y es que la perversidad solo se halla en mentes extremadamente privilegiadas. Y no tengo claro que este sea el caso. Pero eso tampoco es como para estar tranquilos porque significaría que todo ha sido fruto del despropósito y la improvisación que tampoco habrían tenido muy buenas consecuencias en la consolidación de la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. En resumen, mal una cosa y peor, la otra; y viceversa.
viernes, 18 de enero de 2013
Tenemos un problema
Pues resulta que tenemos un problema. En un país con seis millones de parados (o casi), familias desahuciadas y tasas de pobreza con tendencia al alza la corrupción se despliega con todo su esplendor. La guinda del pastel del desastre y la crisis. Y lo que es peor, la sensación de que la impunidad es tan absoluta para unos pocos como imposible para el resto. Tenemos un problema. Y grave. Quienes pagamos nuestros impuestos, padecemos a unos políticos y dirigentes inmersos en sus mundos virtuales y trabajamos cada vez más por menos porque nos dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades exigimos respuestas de una vez por todas. No basta con el "yo no he sido" o con el "quienes lo hicieron ya no son miembros del partido u organización". Y no digamos con el "no me consta" que ahora parece haberse puesto de moda ¿Cómo puede despegar una economía en la que la credibilidad y la seguridad jurídica ni están ni se les espera o están de vacaciones? ¿Cómo va a fiarse nadie del vecino? Ni amnistías ni indultos ni regularizaciones. Derecho, justicia, transparencia, controles y honestidad si queremos salir de este bache económico y moral en el que nos encontramos por tener unas clases dirigentes muy por encima de sus posibilidades.
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miércoles, 16 de enero de 2013
Datos, percepciones y realidades
Pues mira por donde el mismo día en el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, despliega ciertas dosis de optimismo en una entrevista en el Financial Times, los datos parecen apuntar hacia un récord, el de parados. Con una tasa de desempleo del 26%, se podrían haber superado ya los seis millones de personas desocupadas o estar muy cerca de ese umbral e incluso por encima. No es motivo de jolgorio y lo admite el propio Rajoy al destacar que el paro es el principal problema de la economía española. Con la caída de la prima de riesgo de la deuda española el viernes pasado, algunos ya prácticamente certificaban el final de la crisis. Es cierto que entre los últimos datos negativos y los primeros positivos de una economía suelen discurrir varios meses. Y son aquellos periodos en los que los ricos aún se enriquecen más al adquirir activos en su punto más bajo. Y que en materia de percepciones y valoraciones no hay fórmulas mágicas. Y que los finales de las crisis llegan despacito, pero con muchos dato previos que avalan el optimismo. Pero parece un poco precipitado echar las campanas al vuelo. Hay muchas debilidades, muchas cuestiones que penden de un hilo y que dependen más de fuera que de nosotros mismos (el resultado de las elecciones italianas, por ejemplo) y los políticos parecen más interesados en la actualidad en crear problemas para tapar realidades que en trabajar para solventarlos. Los mercados suelen sobrerreaccionar, para lo bueno y para lo malo y, en especial en situaciones tan frágiles como la actual. No hay que ser pesimista, sino cauto. Nada es más frustrante que torpedear las expectativas.
jueves, 3 de enero de 2013
Groucho Marx en la Generalitat
Que me pellizquen que no me lo creo. La propia Generalitat, a través del Òrgan Administratiu de Recursos Contractuals de Catalunya (OARCC), dependiente de Presidència, ha dinamitado el contrato que firmaron la Conselleria de Territori i Sostenibilitat con Acciona para la gestión de Aigües Ter Llobregat (ATLL) por 50 años. En ese acto, hace apenas una semana y mientras el nuevo titular del departamento, Santi Vila, tomaba posesión, la Administración catalana se embolsó casi 300 millones en efectivo y borró de un plumazo casi 1.000 millones de déficit del 2012. Ahora, la propia Generalitat, a través de una entidad que depende de la Presidència, afea la decisión de uno de sus departamentos, admite parte de las reclamaciones de Aigües de Barcelona (Agbar), perdedora del concurso, e invalida la concesión al consorcio liderado por Acciona ¿Se hizo mal la licitación? ¿Es una venganza del núcleo soberanista del Govern contra la decisión del anterior conseller Lluís Recoder, al que ahora pueden culpar del desaguisado? De hecho, personas cercanas al Ejecutivo catalán destacan que el president Artur Mas dejó más solo que acompañado a Recoder en la lucha por mantener el resultado del concurso ¿Tendría razones? Las tuviera o no, la situación ahora es la siguiente: Si Agbar tiene razón, mal. Si la tiene Acciona, también. Cualquier escenario es ya castatrófico. Y no digamos las consecuencias, pese a que el tema a lo mejor puede solventarse con un cambio de titular de la concesión --que pase a manos de Agbar y sus socios--, si no es que la cuestión se enmaraña aún más en los tribunales. En todo caso, la imagen de la Generalitat como organismo público privatizador salta por los aires, tanto si hubo errores en el concurso como si se trata de vendetas políticas. ¿Hubiera sido capaz Groucho Marx de diseñar una situación tan surrealista?
martes, 1 de enero de 2013
2013, año ¿nuevo?
No sé si el 2013 será de verdad un año NUEVO. Así lo espero. Pero para considerarlo así el paro debería bajar y empezarse a crear empleo de verdad. Para ello, el modelo económico tendría que basarse en primar el conocimiento, la creatividad y la innovación y eso requiere una apuesta decidida de unos políticos que, hoy por hoy, están más ocupados en la táctica de los recortes para salir del paso que en la estrategia del crecimiento futuro. No es, de hecho, muy distinto de lo que sucede en las empresas. Solo algunas además piensan a largo plazo. Llevamos años oyendo que hay que hacerlo, que el I+D es la solución a todos nuestros males, pero solo escuchándolo, apenas lo vemos, apenas detectamos una mínima insinuación por parte de los poderes públicos de que se quiere ir por el camino del crecimiento sostenible, no del parche constante. A su vez, los responsables del gigantesco desaguisado que nos ha llevado a todos a pagar una factura de miles de millones a una banca a la que luego no le tiembla la mano al embargar a quien deja de pagarle un céntimo de la hipoteca deberían pagar sus culpas. Pero, de verdad. Su delito, creo, es lo suficientemente grave como para que la purga sea relevante. Y es que los recursos públicos han de utilizarse para que el Estado sea realmente del bienestar y no del malestar. En el fondo, hay un deseo que, sobre el papel, es sencillo, pero que en la realidad los políticos ponen díficil: saber qué es lo que hacen con nuestros impuestos, con cada uno de los euros que pagamos a través del IRPF, el IVA, los impuestos especiales... Y hay más: que la patronal CEOE pase a ser dirigida por verdaderos empresarios, aquellos que se juegan de verdad su dinero por un proyecto y que a la vez crean empleo; no por relevantes exponentes del capitalismo de amiguetes o liberales de lo suyo, que solo velan por sus propios intereses. La normativa hipotecaria debería proteger también a los débiles, no solo a los poderosos. Y me quedan cosas, muchas cosas, en el tintero. En cualquier caso, sé que poco o nada de esto será posible por falta de voluntad de quienes deben convertirlo en realidad, pero puedo decir que me he quedado muy a gusto. Que no sea solo un catálogo de deseos sino de futuras realidades. Feliz año ¿NUEVO?
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