martes, 12 de julio de 2011
Manos invisibles y manos negras
Adam Smith hablaba de la mano invisible que dirige el mercado. Algunos ven más bien una mano negra en la actual situación que conduce a la zona euro hacia el precipicio, que va desde inversores y especuladores sin corazón a estrategas que mueven los hilos con la complicidad de Moody's y el resto de agencias de calificación crediticia. Simplifiquemos: Al área dólar-libra no le gusta mucho la divisa europea. Es cierto. Un poco de manipulación sí que hay, en ese sentido. Pero también es cierto que muchos países afectados por la crisis de la deuda, como el caso de España, deben dinero. Y los acreedores quieren cobrar. Pero es como cuando un inquilino no paga al casero ¿No es mejor negociar que pague un poco menos de los 1.000 euros mensuales que tenía pactados que exigirle 1.500? Claro que eso implica un ajuste, un sacrificio por parte del acreedor. A tenor de los hechos, parece que los acreedores prefieren asfixiar a los países que les deben dinero que cobrar . En apariencia es un contrasentido. Pero me temo que es una estrategia para conseguir que, como siempre, el conjunto de los contribuyentes europeos, a través de sus representantes políticos, acuerden saldar el 100% de esas deudas. Así, los acreedores (esencialmente bancos y otras instituciones financieras) cobran sin hacer el más mínimo esfuerzo y encima se embolsan mayores réditos por la situación de crisis que han contribuido a generar. Parece un esquema simple, pero se articula de forma más compleja. Además, la ambigüedad, la falta de resolución y la primacía de los intereses nacionales (o de los bancos nacionales) por encima de los generales en Europa contribuye a esta ceremonia de la confusión de la que solo unos pocos sacan una buena tajada. Desde luego eso son manos invisibles, negras y muchas otras cosas más que mejor no calificaré.
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